De comienzo en comienzoElena Murillo

Tarjetas de Navidad

«Los próximos días 24 y 25, así como el último día del año, enviaremos y recibiremos cientos de mensajes a personas que jamás les hemos escrito e incluso a otras con las que el contacto se perdió»

Act. 17 dic. 2025 - 07:32

Ya no recibo christmas, claro que tampoco los escribo. A decir verdad, no ha fallado nunca el que habitualmente me entregan en el trabajo junto a un obsequio que cada año nos llena de ilusión. Detalles que se agradecen en una cultura que cada día carece más de este tipo de atenciones. Las típicas tarjetas navideñas en papel han desaparecido y desde hace tiempo han dejado el espacio a las pantallas. El christmas, anglicismo reconocido por la Real Academia Española y palabra más que utilizada en nuestro territorio, o su adaptación fonética a «crismas», está en desuso.

No hace tantos años que, cuando llegaba el puente de la Purísima, creaba una lista con el nombre de familiares y amigos a los que escribir un mensaje en el que recogía mis mejores deseos de felicidad, disponía las oportunas tarjetas y sus correspondientes sobres, y las enviaba con la enorme satisfacción no sólo de tenerlos en mi pensamiento sino también con el gozo de cumplir con una tradición. Enviar un pedacito de tu corazón suponía ese gesto íntimo tan propio de las épocas de celebración.

El romanticismo que encierra una tarjeta de Navidad no es equiparable a la frialdad de una pantalla de móvil. No creo que se trate de ausencia de interés por conectar y compartir sino más bien de una acomodación a los tiempos; se trata de responder con el fácil impulso satisfecho que se obtiene a través de un clic. No cuesta trabajo reenviar una instantánea que ya recibí de otra persona para tener la sensación de haber cumplido un deber. Es decir, los momentos personales, de sentirse cercano a los seres queridos, los hemos convertido en algo de lo más impersonal. Te pueden remitir la misma imagen varias personas y no es extraño que incluso se reenvíe una y mil veces la fotografía que alguien personalizó.

Los próximos días 24 y 25, así como el último día del año, enviaremos y recibiremos cientos de mensajes a personas que jamás les hemos escrito e incluso a otras con las que el contacto se perdió. Pero ya se sabe, un día es un día, y la exaltación de la amistad prima por encima de todo. Quizá hayamos perdido de vista que se acerca la Navidad y que el verdadero sentido está situado en nuestro interior. Más allá de las felicitaciones, seamos capaces de abrir el corazón para que la vida sea transformada a la luz de un humilde portal cuya estela se extienda sin cesar hasta culminar un nuevo año.

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