De comienzo en comienzoElena Murillo

El año llega a su fin

«Se torma necesario cómo volver a empezar, es decir, cómo poder renovarnos»

El último día del año sugiere siempre una invitación a mirar atrás y revisar el tiempo que se escapó. Hay una sensación, fundamentalmente en la etapa adulta, del paso acelerado de días, meses, incluso años, haciéndose inevitable poner la vista en el tópico literario «tempus fugit» que hiciera popular el poeta Virgilio y que nos recuerda la necesidad de aprovechar cada instante de nuestra vida. Escribiría en Las Geórgicas aquello de «sed fugit interea, fugit irreparabile tempus», es decir, «pero huye entretanto, huye irreparablemente el tiempo».

En este escenario que supone cerrar un intervalo de tiempo, en este balance tradicional que se suele hacer desde las diferentes instituciones y ámbitos de la sociedad, sería recomendable también añadir la reflexión personal y, por qué no, hacerlo en clave espiritual. Recordando al Papa Francisco, se torna necesario retomar las cuestiones con las que nos interpelaba al inicio de un año por estrenar: observar cómo hemos vivido este tiempo, si fue para nosotros o para los demás y cuánto se dedicó al silencio y la oración; cómo hacer examen de conciencia en clave de mejorar el modo de hacer las cosas; cómo vivir con gratitud y esperanza recordando a tantas personas que sufren la guerra, la enfermedad o la soledad; y, por último, cómo volver a empezar, es decir, cómo poder renovarnos. En palabras del Hermano Roger de Taizé, se trataría de «acoger el nuevo día como el comienzo de una nueva vida».

Quizá la respuesta se podría resumir en las palabras oración, esperanza, paz y solidaridad.

Los años nos enseñan que muchas veces las cosas no son como queremos. La tristeza nos invade cuando sucede la pérdida de seres queridos, ya sean amigos o familia. El año que dejamos atrás hubo que ser fuertes en más de una ocasión y ello nos permitió entender que es posible ser feliz descubriendo la belleza de las cosas simples. Por tanto, en el horizonte ha de vislumbrarse la derrota de lo negativo y aprehender aquello que es auténtico puesto que no es posible cambiar los hechos pasados pero sí saber cómo avanzar. Hay lecciones que se aprenden sin haberlas estudiado porque provienen de la propia experiencia.

En la víspera de la Solemnidad de María, Madre de Dios, modelo de fe, sólo te puedo desear que, bajo su protección, seas capaz de encontrar ilusiones cada día de este nuevo año. Feliz 2026.

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