Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio, líderes de PP y Vox en Madrid

Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio, líderes de PP y Vox en MadridPaula Andrade

PP y Vox, ante el último pleno de la legislatura: de socios prioritarios a la desconfianza absoluta

Ambas formaciones llegan a la última cita de la legislatura en la Asamblea con las espadas en alto

En junio de 2021 se daba el pistoletazo de salida a la nueva legislatura, tras el adelanto electoral de Isabel Díaz Ayuso tras sospechar una traición de Ciudadanos. La dirigente del Partido Popular arrasó en votos y en escaños, pero necesitó la abstención de Vox. Una abstención que la formación de Santiago Abascal dio a cambio de negociar «Ley a Ley».
Ambas formaciones se catalogaron como socios preferentes. Sin embargo, a unas semanas de concluir la legislatura, ambas formaciones llegan al último pleno de este jueves con las relaciones más que deterioradas. El 'No' de Vox a los presupuestos para 2023 germinó una tensión que, lejos de rebajarse, ha ido aumentando entre los dos partidos con el paso de los meses. Fuentes del Grupo Parlamentario Popular afirman a El Debate que la legislatura comenzó bajo «un respeto mutuo, donde éramos conscientes de que Vox tenía que ser nuestro apoyo principal para llevar adelante muchas iniciativas en Madrid , aunque íbamos ley a ley existía una relación de confianza lo suficientemente razonable como para ir sacando adelante las normas».
Por su parte, desde el entorno de Vox afirman que «han cumplido desde el principio con su compromiso de impedir la entrada de la izquierda y sus ideas en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, el Partido Popular ha respondido a este compromiso incumpliendo lo que se pactó al inicio de la legislatura, como la reducción de diputados», aseguran.

Los presupuestos que lo dinamitaron todo

Noviembre fue el mes donde la relación entre ambas formaciones comenzó a agrietarse. ¿El motivo? Los presupuestos para el año 2023. Desde el Partido Popular aseguran a este periódico que «empezamos a consultarles sobre las enmiendas que querrían incorporar y la respuesta fue silencio ».
Esas mismas fuentes desvelan el motivo: «Era evidente que querían acercarse a un escenario de presión, de último momento para amenazar con no apoyar los presupuestos si no se incorporaban determinadas enmiendas» . Pese a ello, aseguran que «seguimos negociando hasta que presentaron «sus enmiendas fuera de plazo y a partir de ahí las relaciones se rompen completamente porque no quieren reconocer su error». Desde el entorno del PP van más allá y sospechan que «tenían esa decisión adoptada de manera casi previa porque no estaban dispuestos a apoyar unos presupuestos que eran conscientes de que podrían generar una buena percepción por parte de los madrileños hacia la opción que preside Díaz Ayuso».
Sin embargo, desde Vox lamentan que el PP no aceptara sus enmiendas que «por un error informático, llegaron cinco minutos tarde» y destaca que «había antecedentes de haberlas aceptado en otras ocasiones con otros grupos que las habían presentado mucho más tarde». Y concluyen: «se negaron a negociar nada. Ni siquiera volvieron a llamar».
Desde la formación que lidera Monasterio en Madrid sospechan que lo que ha motivado este cambio habría sido ha sido la moción de censura contra el Gobierno de Sánchez. La formación de Abascal tienen la sospecha de que «hubo una orden de Génova para romper la relación».

Pinza con la izquierda

Entre tanto desencuentro, ambas formaciones encuentran un punto en común: acusarse mutuamente de hacer pinza con la izquierda. El 'no' de Vox a la Ley de Deducciones a Extranjeros argumentando que «se prima al que viene de fuera», ha servido para los populares afirman que «el discurso de Rocío Monasterio se parece cada vez más al populismo de Mónica García y que «han entrado en un dinámica que están mas preocupados en estos momentos en atacar al PP que en hacerlo a la izquierda». La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso también alzó la voz contra la formación conservadora y aseguró que «Vox bloquea lo extranjero. Es oír extranjero y ya no escuchan más», recalcó la jefa del ejecutivo regional, para luego más tarde añadir que Vox «no sabe el daño que están causando».
Esta ley el ejecutivo regional la tenía marcada en rojo y, según asegura, desde la Puerta del Sol, «serviría para una inyección de más de 800 millones de euros y la 13.000 puestos de Trabajo».
Vox, por su parte, afirma que «en 34 iniciativas de Vox en pleno, el PP se ha unido a la izquierda para impedir que saliesen adelante» y afirman que «en vez de buscar el entendimiento, la señora Ayuso se ha dedicado a atacarnos un Pleno tras otro, a ridiculizar a las madres, y a banalizar sobre asuntos que para nosotros y nuestros votantes son cruciales, como la igualdad real, el pequeño comercio, la inseguridad o la fiscalidad».

¿Hay solución?

Las relaciones entre ambas formaciones están rotas, pero ¿hay voluntad de arreglo de cara a la siguiente legislatura? Desde el Grupo Parlamentario Popular aseguran que aspiran «a una mayoría suficiente como para no tener que necesitar ni depender de nadie» y descargan en Vox la responsabilidad para un futuro arreglo: «Nosotros no hemos cambiado. Tendrán que ser ellos los que planteen sus estrategias y sus tácticas» y reiteran «Cuando Vox ha querido sentarse de buena fe a negociar ha sido fácil» para acabar sentenciando: «Creen que sacan más rentabilidad confrontando con el PP que ayudando».
Por su parte, Vox defiende que siempre han trabajado por «sacar adelante aquellas propuestas que son buenas para los madrileños, siempre que no sean discriminados como en la reciente ley del PP para beneficiar a los extranjeros por encima de los madrileños y representar a nuestros votantes sin permitir que se les insulte», aseguran.
Vox y PP, dos socios de legislatura que se encuentran más lejos que nunca y ambos culpan al otro de la situación. El futuro de la relación entre ambas formaciones lo determinarán los comicios del próximo mes de mayo.
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