Héctor de Miguel, 'Quequé', en el centro.

Héctor de Miguel, 'Quequé', en el centro.GTRES

Madrid

Procesan al humorista Quequé por delito de odio por decir que había que dinamitar el Valle de los Caídos

Un juez de Madrid ha propuesto sentar en el banquillo por un presunto delito de odio al humorista Héctor de Miguel, conocido como Quequé, por decir en su programa radiofónico que había que dinamitar el Valle de los Caídos y apedrear a sacerdotes pederastas.

En concreto, Quequé sugirió «llenar de dinamita la Cruz del Valle de los Caídos para hacerla volar por los aires, preferiblemente en domingo, que hay más gente». Además, añadió que una vez destruida, habría que «usar las piedras para lanzarlas a los curas que hayan abusado de algún niño, y si las piedras no son suficientes, volar también la Almudena».

El locutor de Hora Veintipico añadió que iban a «coger todos los pedacitos que salgan de la cruz del Valle de los Caídos y, de la misma manera que vosotros vais a las clínicas abortistas a acosar a las mujeres que van a abortar, nosotros iremos con esas piedrecitas a las puertas de las iglesias y los monasterios a tirárselas a los curas».

Unas palabras con las que, según indicó Quequé en su comparecencia el pasado 23 de enero ante el juez, estaba bromeando «exclusivamente con su público» del programa de la Cadena Ser.

El titular del Juzgado de Instrucción 38 de Madrid, que abrió la causa tras la querella interpuesta por Abogados Cristianos, dictó ese mismo día una resolución, a la que ha tenido acceso EFE este miércoles, en la que ve indicios de un delito de odio en sus palabras.

Según el magistrado, «se trata de expresiones de naturaleza ofensiva, que no suponen una mera exageración o hipérbole, sino que implican la imputación de un delito sumamente grave a todo un colectivo, llamando por ello a agredirles mediante el lanzamiento de piedras».

En su auto de pase a procedimiento abreviado (equivalente al procesamiento), el juez considera que «no puede entenderse que estas expresiones queden amparadas» por la libertad de expresión o creación artística «ni que supongan un ejemplo de humor sarcástico».

Y va más allá al afirmar «que entrañan una imputación gratuita, mendaz y directamente ofensiva» realizada con publicidad en un programa con decenas de miles de oyentes, que «puede resultar idónea para generar en parte de la audiencia, aun indirectamente, sentimientos de odio u hostilidad contra el colectivo concreto al que se refieren, por motivos relativos a su religión o creencias».

«En definitiva, no se trata de castigar idea o expresiones, sino una incitación al odio u hostilidad, infringiendo valores constitucionales de convivencia, dignidad humana y no discriminación», zanja en su auto, contra el que cabe recurso.

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