Una pareja vestida de chulapos bailan el chotis en la Pradera de San Isidro, a 15 de mayo de 2024

Una pareja vestida de chulapos bailan el chotis en la Pradera de San Isidro, a 15 de mayo de 2024Europa Press

San Isidro

La curiosa historia del chotis madrileño, el baile que cabe dentro de una baldosa

El chotis es el baile por excelencia de la ciudad de Madrid y un símbolo arraigado a su cultura. Se trata de una danza tradicional que se realiza en las verbenas del 15 de mayo en Madrid, celebradas en honor a su patrón, San Isidro Labrador. Es la danza tradicional más castiza de la capital y la favorita de las parejas madrileñas. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, eligió un chotis como baile nupcial y lo ha vuelto a bailar para inaugurar las fiestas patronales de este año.

El baile más castizo de Madrid tiene un origen sorprendente: no surgió en España, sino en el corazón de Europa. Lejos de lo que se cree, el chotis se creó en Bohemia y su nombre proviene del término «Schottisch», que en alemán significa «escocés», aunque no guarda ninguna conexión con Escocia. Se trataba de una danza centroeuropea que se hizo conocida a mediados del S. XIX y se extendió rápidamente por toda Europa gracias a su ritmo sencillo y a su simple aprendizaje.

El chotis llegó a la capital española en 1850. El 3 de noviembre de ese año, la reina Isabel II celebraba una fiesta en el Palacio Real de Madrid. Durante la velada, se presentó el baile conocido como «Polca Alemana», que atrajo a todos los invitados. El chotis se baila en parejas, cara a cara y requiere muy poco espacio: el hombre gira sobre sí mismo y la mujer lo hace a su alrededor. Como la coreografía se realiza al son de un organillo, también se le atribuyó al chotis el nombre de «organillos». Así, el chotis se fue integrando poco a poco en la vida popular de la ciudad y se convirtió en un símbolo de las fiestas populares de Madrid.

El chotis está intrínsecamente unido al traje de chulapo. Los «chulapos» y las «chulapas» eran los vecinos del barrio de Malasaña. A finales del S. XIX, las clases más castizas de Madrid buscaban diferenciarse de la élite social afrancesada. Cada barrio de la ciudad adoptaba una forma de vestir y un comportamiento que forjase su identidad. Los términos «chulapos» y «chulapas» se utilizaban entonces para referirse a este casticismo. Otras vestimentas típicas fueron los «manolos», «manolas», «chisperos», «Isidros» o «majos». Hoy, los madrileños se visten con esta ropa en las fiestas y verbenas, especialmente en San Isidro, el 15 de mayo, y La Paloma, el 15 de agosto.

El traje típico de las «chulapas» es un vestido largo de lunares o una blusa blanca ceñida a la cintura con una falda de lunares. En origen, se llevaba una falda ancha protegida por un delantal decorado. Sobre la cabeza llevan un pañuelo anudado al cuello con el pelo recogido en un moño. Otro de los elementos clave del traje de «chulapa» es un mantón de Manila. Sobre el pañuelo, llevan dos claveles, que esconden también un significado. Si la mujer lleva dos claveles rojos, indica que está casada; si son dos claveles blancos, soltera; si lleva uno de cada color, está comprometida y si lleva dos claveles rojos y uno blanco, es viuda. Este código permitía a los chulapos saber la condición de la mujer con la que bailaba. Otra de las formas de comunicarse era el lenguaje del abanico. Para decir «te quiero», la mujer colocaba el abanico a la altura del corazón; para rechazar a algún pretendiente, se tapaba el rostro con el abanico abierto y se abanicaba rápidamente si estaba comprometida o lentamente, si estaba casada.

Por otro lado, los «chulapos» visten con chaleco o chaquetilla con un clavel en la solapa y con un pañuelo blanco atado al cuello, pantalones oscuros y ajustados y una parpusa, una gorra de cuadros blancos y negros, lo más distintivo de la vestimenta tradicional. Más allá de la vestimenta, el traje conlleva una pose chulesca y estirada.

En definitiva, el chotis es mucho más que un baile: es una expresión viva del Madrid castizo que sigue siendo parte del alma de la ciudad de Madrid. Como todos los años, el baile vuelve a llenar de música y tradición sus calles, convirtiéndose en un símbolo del orgullo popular de los habitantes de la capital.

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