La controvertida historia de las naranjas en California

Los naranjos que adornan las calles de ciudades como Córdoba o Sevilla producen frutos amargos, pues se han elegido así para ser un producto menos atractivo que cumpla su función ornamental y purificadora. Pero aún no estando destinadas al consumo, sus naranjas son el fruto elegido por los británicos para una de sus mermeladas favoritas. Otro caso curioso de naranjas españolas son las llamadas naranjas California, denominadas así por haberse cultivado en ese estado americano, si bien las semillas iniciales procedían de plantas con origen en Palma del Río, una zona cordobesa de gran tradición naranjera.

Existe una profunda conexión histórica entre las regiones de Valencia y Andalucía con el consumo y el cultivo de los cítricos, tradición introducida en la península ibérica por los árabes, al igual que la de la almendra, los caballos o la guitarra. Con sus sofisticadas técnicas de riego y con el sol reinante, los árabes permitieron el florecimiento de las naranjas en el sur de España.

Siglos después, la conquista de América a manos de Isabel la Católica demostró a los navegantes los pésimos resultados de la ausencia de vitaminas, azotando con el escorbuto a los valientes descubridores. Fue por esta razón principal por la que se inició el Galeón de Manila en 1565, cuando ya Filipinas era parte de España y reinaba Felipe II. El Galeón de Manila era una ruta española que cruzaba el océano Pacífico un par de veces al año, desde Filipinas a los puertos de Nueva España en América, esto es, a las localidades de la costa oeste como San Francisco, Santa Rosa, Los Ángeles, San Diego, Cabo San Lucas o Acapulco. Una de esas localidades alrededor de San Francisco es la famosa ciudad actual de Palo Alto, llamada así porque desde lejos se apreciaban gigantescas sequoias milenarias que aún se encuentran allí situadas.

Esta ruta fue clave para el desarrollo cultural y comercial del mundo, para la consiguiente globalización que comenzó en el siglo XVI. En 1565, el servicio comenzó al descubrirse las corrientes que traían los navíos de Filipinas hacia América, en dirección este, ya que a la inversa ya se dominaban las corrientes desde Elcano en 1521. La nueva ruta entre Manila y la Costa Oeste norteamericana se denominó el 'tornaviaje' o ruta de regreso y funcionó hasta 1815, manteniéndose hasta entonces en secreto el recorrido de los barcos españoles favorecidos por la corriente del Golfo: era esencial el secreto para evitar la piratería británica y holandesa.

Felipe II destacó en su reinado por su introspección y misterio, pero también por su afán de exploración global y de expansión territorial a través de los continentes, dominando los océanos Atlántico y Pacífico en pleno apogeo del Imperio español. Durante el siglo XVI, los franciscanos jugaron un papel clave en la evangelización de América, especialmente en el norte, en la actual zona de California, donde se establecieron en múltiples misiones, dejando un gran legado de cultura, arquitectura, gastronomía y educación.

Los franciscanos se esforzaron por aprender las lenguas indígenas, por adaptarse a los habitantes locales y entre otras ideas, por cultivar frutas y verduras necesarias para la mejora de la alimentación. Entre otras mejoras estaba la de plantar cítricos, ya que de las rutas del Pacífico del Galeón de Manila se llegaba con un gran déficit en vitamina C y con la enfermedad del escorbuto. Los franciscanos, partiendo de la provincia de Córdoba con semillas de las dulces naranjas de la zona, plantaron naranjos por toda Nueva España, dejando huella de estos frutos incluso visibles en el presente.

El condado de Orange, en Los Ángeles, una zona rica donde entre otras atracciones se encuentra el parque de atracciones original de Disneylandia, fue base en el siglo XIX para el establecimiento de una granja en la localidad de Santa Ana, la granja de de William Wolfskill. Allí, el propietario plantó este tipo de naranja existente en la zona, que llegaron a llamarse 'naranjas California' si bien Wolfskill les puso el nombre de naranjas tipo Valencia, en honor a la ciudad española y su fama por estos frutos.

Es por ello que la naranja tipo California no existe, ya que se denominaba en realidad tipo Valencia. Para colmo, aunque el condado de Orange se convirtió en el mayor productor de naranjas de USA en el siglo XIX, la plantación de Santa Ana se vendió a la Irvine Company en el siglo XX, creándose la famosa marca Sunkist en 1908, convertida hoy en la mayor cooperativa frutera de los Estados Unidos de América.

No obstante, la variedad Valencia de naranjas del condado de Orange sufrió grandes problemas en 1949. De aquel año es un artículo del Science Illustrated titulado 'El Misterio de las Naranjas Menguantes', que describía como las enormes naranjas dulces de tipo California (o Valencia) se habían quedado reducidas al tamaño de pelotas de golf, ya fuese por exceso o abundancia de agua, insecticidas o plagas. Se supone que fue el inicio del impacto de la Huanglongbing, una enfermedad incurable y mortal para las plantas que limitó la producción de California para siempre.

Los cítricos siguen siendo parte importante de la gastronomía, el paisaje y la economía californiana, pues aportan 7.000 millones de dólares en valor económico y emplean a unas 23.000 personas en el estado. No obstante, es ahora el estado de Florida el que domina en la producción de cítricos. Además, las naranjas conocidas por error como tipo California fueron superadas por las Naranjas tipo Navel Late, llamadas así por la forma de ombligo que tiene su parte inferior, que es en realidad un segundo fruto en miniatura. Esta variedad tardía, se aprecia por llegar al mercado cuando otras variedades están y fuera de temporada y por su jugosidad y dulzura. Nada es para siempre, pero esta historia de Andalucía a California es también una jugosa muestra de la influencia española en el mundo actual.