Detalle del tapiz de Bayeux
El origen de los tapices
Las primeras muestras de tapices en lino se encontraron en las tumbas de Tutmosis IV y de Tutankamón
El tapiz, al igual que otras formas de arte, comenzó como arte aplicada, dedicada a una función concreta, que en este caso era la de aislar las habitaciones de las casas y otorgarles confort. Pero, como casi todo lo que empieza por necesidad, acabó siendo un arte y los principales países del mundo contaron con escuelas y fabricantes.
Los tapices, más o menos gruesos, cubrían paredes o suelo de las estancias con un tejido que podía variar de lo muy grueso a lo muy fino. Aunque existen desde hace miles de años, desde el antiguo Egipto, las primeras muestras de tapices en lino se encontraron en las tumbas de Tutmosis IV y de Tutankamón, que murió en 1323 a.C.
Historia de Semiramis, tapiz flamenco realizado sobre un cartón de Abraham van Diepenbeeck
En las descripciones del Tabernáculo judío se encuentra la de un elegante tapiz que había pedido Moisés como tienda para el desierto (Éxodo, c. 36-39). La Biblia recoge también el detalle de la cortina del templo de Jerusalén que colocó Salomón. El origen histórico de los tapices decorativos responde a la función de pintura mural, tal y como se ve en Egipto y Siria, pero también como se recopila de los restos en Grecia o en Roma, donde tapices y cortinas se dibujaban incluso en los murales encontrados en Pompeya o en los jarrones.
Piezas elaboradas en lana para cubrir las paredes, con dibujos y escenas diarias o imágenes de caza, se han encontrado en la cuenca de Tarim, en China, tal y como el tapiz de Sampul, con el que luego se realizaron unos pantalones (barbaridades de la historia). Lo que inicialmente sirvió casi exclusivamente para abrigar paredes y mejorar la sensación térmica en las casas, acabó siendo un objeto decorativo caro, elaborado en ocasiones con oro, plata y seda.
En la Edad Media, tanto en el Imperio bizantino como en la zona de la cristiandad latina y más tarde las cruzadas, sofisticados tapices adornaban las paredes de palacios, iglesias y edificios de importancia. El más famoso tapiz es el de Bayeux con 68,38 metros de largo y medio metro de ancho. Este se hizo en Inglaterra, probablemente en los años 1070, narrando la conquista normanda de Inglaterra.
Detalle del tapiz de Bayeux
Los tapices flamencos, incluidos por la gran pintura flamenca, se convirtieron en un bien de lujo. La relación de Flandes con España, de donde venía a menudo la lana utilizada en los tapices, desarrolló con la Monarquía de los Habsburgo talleres textiles en Brujas, Gante, Tournai, Amberes o Bruselas. En Francia (Gobelinos, entre otros), Alemania, Toscana, Inglaterra en incluso Rusia, comenzó a haber talleres de gran calidad.
Tapiz flamenco del siglo XVI, El regreso de la caza (National Gallery of Art)
A partir del siglo xv se popularizó el uso de las alfombras y los tapetes, distinguiéndose estos últimos de los tapices, que siempre se situaban en posición vertical. Pintores del calibre de Rafael, Rubens o Goya realizaron modelos que se denominaban «cartones» y que luego se «pasaban» con técnicas perfeccionadas a los tapices.
La caza de la codorniz es uno de los cartones que Goya entregó a la Real Fábrica en 1775
El gusto de Felipe por las tapicerías y en especial, por los tapices murales, sentaría cátedra entre los Habsburgo españoles y seguirá siendo un importante elemento decorativo tanto en España como en todo su gran Imperio.
Felipe, Príncipe de Asturias, de Tiziano
Entre los siglos XV y XVIII tuvo lugar la época de mayor auge de los tapices, considerados un lujo para los más potentados y un signo de estatus. En el siglo XVIII se inició la mecanización de la producción de tejidos y otros materiales, algo que se tradujo en la producción de tapices de modo automatizado. Del mismo modo, los tintes artificiales otorgaron una gran variedad de colores antes impensables.
Real Fábrica de Tapices de Madrid
Desde entonces, el uso del tapiz se ha limitado y convertido en algo verdaderamente exclusivo. En España, nuestra Fundación Real Fábrica de Tapices, fantásticamente llevada desde hace años por Alejandro Klecker de Elizalde, es un ejemplo de saber hacer, de rigor y excelencia. Ojalá todo en España se llevase con la misma profesionalidad.