De Ayuso a Letizia Ortiz: las zapatillas de moda que no restan elegancia

La nueva modernidad pasa por la comodidad más absoluta. Recuerdo atravesar aeropuertos corriendo con unos fantásticos tacones de Gucci con los que volaba, bajar con decisión de trenes y taxis montada en altos modelos de Prada o pasar horas en mi despacho de Vuitton con unas merceditas beige de charol de punta delgada, primer calzado de la marca. Afortunadamente, las cosas han cambiado y ahora impera la omnipresencia de las zapatillas deportivas, incluso entre reinas, princesas y políticas o, mejor dicho, sobre todo entre ellas. Triunfa la moda de lo cómodo.

Cuando hace unos 10 años vi corretear por Serrano a una pseudoprincesa veinticinco años mayor que yo que conocía desde hacía tiempo me sorprendió que llevase con su traje de pantalón unas zapatillas deportivas: que una moda tan trillada ya en Norteamérica se hubiese «hecho carne» en Madrid en los pies de esta francesa tan malhumorada me sorprendió. Supuso para mí la comprobación de la consagración de la zapatilla en el atuendo madrileño más «comme il faut», del mismo modo que los primeros «peep-toes» con plataforma de Gucci, algo atrevidos y con pinta «putil», se consagraron en España cuando los llevaron dos hermanas potentadas a sus reuniones. Luego los adoptó Doña Letizia, pero ya estaban en el mercado a lo ancho y largo del planeta.

Y ahora, Doña Letizia, después de años montada en tacones de 11 centímetros con plataforma añadida, dando como resultado alturas de 13 centímetros, la reina se baja del andamio por un dedo partido contra la pata de una silla o por el neuroma de Morton que dice que padece. Me alegro de que sea capaz de llevar las zapatillas deportivas con dignidad y buen estilo, un modelo por cierto algo blanco titanlux de la colección de Andrés Iniesta y su mujer, llamada Mikakus, para conquistar el ávido mercado japonés.

Las reglas del juego van cambiando poco a poco. Pero aún es fácil comprobar cómo ellos pueden realizar viajes de trabajo en avión con una simple mochila, llevando la «mudita» de ropa interior y calcetines, un cepillo de dientes y un peine, que por cierto no suelen hacer falta ya que en los hoteles los proporcionan. En cambio, ellas necesitan incluir cepillos para el pelo, champús, cremas, colonia, maquillaje, distinto calzado para no morir montada sobre los tacones, distinta ropa, pijama o camisón, faldas y pantalones además de alguna joya o accesorio y la «mudita» pertinente de ropa interior.

Entre las princesas, fue Diana de Gales la precursora del uso de las zapatillas, las Superga que lucía en verano o las Reebok que llevaba al salir del gimnasio, hace ya más de 25 años. Y en 2014, la fashionista del planeta por excelencia, Carolina de Mónaco, apareció en la 60ª edición del Baile de la Rosa con un vestido largo de Chanel y calzado deportivo de la misma marca, parece ser que por algún problema de rodilla. En otra época, se hubiera excusado su presencia.

La Reina Máxima se estrenó con zapatillas en 2018 durante su estancia en Corea con motivo de las Olimpiadas de Invierno, tras largos paseos en el exterior. Años después y con motivo del Chelsea Flower Show, Catalina de Cambridge escogió conjuntar una falda-pantalón larga en camel con unas zapatillas de lona blanca de Superga, replicando a su desaparecida suegra.

Mary de Dinamarca, que siempre copiaba a Kate Middleton y a Doña Letizia, acompañó en un par de ocasiones faldas de vuelo con calzado deportivo, una combinación arriesgada si el peso o la edad traicionan. Y aunque hemos visto ya a Doña Letizia en deportivas anteriormente, es ahora con motivo de su problema en un pie cuando la reina ha mostrado que domina el protocolo de las «sneakers» o deportivas, ya que si se llevan pantalones anchos por abajo y largos es mejor lucir un modelo sencillo que quede casi cubierto; y los pares más complicados o con más suela de gimnasio quedan mejor con los pantalones más ceñidos y al tobillo, tal y como los ha lucido la presidenta de la Comunidad de Madrid en esta misma ocasión del premio SM de Literatura Infantil y Juvenil. Y es que las zapatillas se han convertido en el calzado de elección de los jóvenes de la generación Z, de los millennials y por ende de la generación X, a la que pertenecen casi todas las reinas europeas del momento.