
Terraza de la Suite Prestige del hotel La Mamounia.
Marrakech como nunca la habías visto: jardines ocultos, palacios y riads con historia
Fuera del bullicio de la mítica plaza Jemaa el-Fna, la Ciudad Roja guarda joyas ocultas entre sus murallas. Jardines silenciosos, palacios de otros tiempos y riads donde la tradición se respira en cada azulejo
La Ciudad Roja de Marruecos, como se conoce a Marrakech, es uno de los destinos más demandados del país vecino y un imán para muchas celebridades que se han sentido atraídas por su singularidad especial y por ser la puerta de entrada a la cordillera del Atlas y al desierto. La enorme plaza Jemaa el-Fna, sus mezquitas con altos minaretes, su medina, sus mercados y su gastronomía son lugares imperdibles de la ciudad imperial.
Tras los muros de la medina se esconden oasis de calma, jardines, riads y palacios que transportan a otro tiempo
Pero si no eres de los que te gusta el bullicio y el jaleo propios del zoco y de la plaza Jemaa el-Fna, tras los muros de la medina se esconden oasis de calma, jardines de autor como Majorelle, riads históricos con siglos de historia y palacios como el de la Bahía o el Dar el Bacha, que te transportan a otro tiempo. Y si tu bolsillo te lo permite, puedes sentir el lado más secreto, elegante y sereno de la Ciudad Roja en iconos hoteleros como La Mamounia o el Royal Mansour, que parecen sacados de un cuento de Las mil y una noches.
Jardines Majorelle y el Museo Yves Saint Laurent

Jardines Majorelle.
Ocultos tras un muro de adobe y cactus, los Jardines Majorelle son uno de los rincones más sorprendentes de Marrakech. Diseñados en los años 20 por el pintor francés Jacques Majorelle y rescatados décadas después por el modisto Yves Saint Laurent, sus senderos entre bambúes, fuentes y buganvillas son un remanso de paz cromática. Al lado, el Museo Yves Saint Laurent rinde homenaje al diseñador francés con una cuidada exposición de sus diseños más icónicos, en un edificio de arquitectura espectacular.
El Palacio de la Bahía

Palacio de la Bahía.
Dar el Bacha: el museo más elegante

Residencia Dar el Bacha.
Poco conocido y exquisito, el Dar el Bacha fue la residencia del pachá de Marrakech y hoy alberga el Museo de las Confluencias, con colecciones que celebran el cruce de culturas. Su patio central, decorado con mosaicos zelliges, cipreses y limoneros, es uno de los más bellos de la ciudad. El Café Bacha, dentro del museo, es parada obligatoria para degustar alguno de sus más de doscientos cafés procedentes de diversas partes del mundo.
Le Jardin Secret: oasis dentro de la medina

El Jardín Secreto de Marrakech.
Entre las callejuelas de la medina se esconde Le Jardin Secret, un jardín restaurado en un antiguo complejo palaciego que combina la tradición islámica y la estética marroquí. Dos patios, uno exótico y otro tradicional, torres con vistas y acequias que recorren todo el espacio componen este paraíso escondido que suele pasar desapercibido en las guías.
Dormir con hospitalidad tradicional

Riad Elegancia.
Marrakech es sinónimo de riads, las casas tradicionales con patio central convertidas en alojamientos llenos de encanto. Algunos conservan siglos de historia: el riad Kniza, del siglo XVIII, fue propiedad de un noble marroquí; el riad Yasmine se ha hecho viral por su icónica piscina verde menta, y La Maison Arabe, pionero entre los riads boutique, combina lujo con autenticidad y también oferta el riad Elegancia. Dormir en uno de ellos es vivir en lo más íntimo de Marrakech.
Grandes hoteles con leyenda

Salón de Té del hotel La Mamounia.
Y para quienes buscan una experiencia de lujo absoluto, La Mamounia es mucho más que un hotel: es un símbolo. Inaugurado en 1923, este palacio-hotel ha alojado a Churchill, De Gaulle, Alfred Hitchcock y, más recientemente, a celebridades como Elton John o los Beckham. Sus jardines históricos, su spa de ensueño y su aire de novela colonial hacen que alojarse aquí (o simplemente tomar un té) sea una experiencia en sí misma. También merecen mención el Royal Mansour, propiedad de la familia real marroquí, y el Amanjena, una joya a las afueras con arquitectura inspirada en las medinas imperiales.