Villa Beatrice, en un escarpado sobre la costa de Liguria (Italia).
El hombre más rico de Europa inaugura la villa en alquiler más espectacular del Mediterráneo
La exclusiva marca hotelera Belmond estrena, en la localidad italiana de Portofino, Villa Beatrice, parte de la magnífica colección del «zar del lujo», Bernard Arnault
Su espléndida estampa en un saliente escarpado de la bellísima costa de Liguria llama inevitablemente la atención. Es una de esas villas que despiertan la imaginación desde la distancia, que uno observa al pasar y se pregunta: ¿quién vivirá ahí? Se trata de Villa Beatrice, una joya arquitectónica en una ubicación de ensueño que acaba de sumarse al exquisito y ultra exclusivo porfolio de Belmond, uno de los grupos hoteleros del gigante del lujo mundial LVMH, cuyo cofundador, presidente y director ejecutivo es el conocido como «zar del lujo», Bernard Arnault.
Villa Beatrice, una joya arquitectónica en una ubicación de ensueño, acaba de sumarse al exquisito y ultra exclusivo porfolio de Belmond
Un producto pensado expresamente para los viajeros de gusto refinado y más que abultadas cuentas corrientes, en un momento en el que el alquiler de propiedades singulares con los servicios de hoteles de lujo vive su máximo apogeo. Es, también, una de esas casas con las que se sueña en voz baja: si este año caen los Euromillones, quizás...
Maravillosas vistas
Torre panorámica de Villa Beatrice, «La Torretta».
La villa, de tres plantas más una torre panorámica, está situada en lo alto de Punta Caiega, conectada a pie con el mítico hotel Splendido (también propiedad de Belmond) por la romántica Passeggiata dei Baci. Desde aquí se domina el Golfo de Tigullio, con vistas que abarcan desde las Cinque Terre hasta Paraggi. El edificio fue concebido en 1913 por el visionario arquitecto Gino Coppedè, autor también del famoso barrio romano que lleva su nombre y de obras tan singulares como el castillo Mackenzie de Génova. En su arquitectura se funden el art nouveau, el neogótico y cierto eclecticismo simbólico de principios del siglo XX: logias puntiagudas, frescos exteriores, columnas de mármol, estucos esculpidos y ese aire de fantasía que lo convierte en castillo de cuento y le confiere singularidad a su estampa.
Terraza en el primer piso de Villa Beatrice.
Durante décadas, Villa Beatrice fue conocida como Castello Odero. Su primer propietario fue Attilio Odero, senador y magnate naval, responsable de los primeros destructores italianos y una de las figuras industriales clave de la Italia de entreguerras. Le seguiría su hija Elena Odero, casada con Enrico Piaggio. ¿Le suena el nombre? Sí, es el que aparece en el escudo de todas las Vespas. Enrico fue el hombre que, tras la Segunda Guerra Mundial, transformó la antigua fábrica de aviones familiar en una empresa pionera de movilidad urbana, dando origen a uno de los grandes iconos italianos del siglo XX: la Vespa. Posteriormente, la villa pasó por manos de otras familias emblemáticas de la región, sin abandonar su cartel de exclusivo escenario de cenas, bailes benéficos y veraneos aristocráticos hasta su reciente adquisición por parte del conglomerado del lujo francés.
Hoteles legendarios
Vista del hotel Splendido en Portofino, con Villa Beatrice a un paseo a pie.
Con la apertura de Villa Beatrice, Belmond afianza su presencia en Portofino, donde ya cuenta con dos iconos que ha ido renovando: el Splendido Mare, en la icónica piazzetta junto al puerto, y el Splendido, el legendario hotel donde se alojaron Winston Churchill, Elizabeth Taylor, Richard Burton o Vivien Leigh, entre muchos otros. En manos de LVMH desde 2019, Belmond se ha embarcado en una ambiciosa restauración de sus propiedades italianas: el Cipriani en Venecia, el Caruso en Ravello, el Splendido en Portofino o el Grand Hotel Timeo en Taormina. A esta constelación se suma ahora Villa Beatrice, la primera villa de esta categoría de Belmond.
En el legendario hotel Splendido de Portofino se alojaron Winston Churchill, Elizabeth Taylor, Richard Burton o Vivien Leigh, entre muchas otras celebridades
La «piazzetta» de Portofino con sus coloridos edificios.
El encargo del rediseño interior cayó en manos del talentoso Martin Brudnizki, uno de los decoradores más cotizados del momento y que ya había trabajado en la puesta al día de los dos hoteles de Belmond en Portofino. Conocido por su espectacular reforma del club Annabel’s de Londres (en España fue responsable del interiorismo del restaurante Dani Brasserie del Four Seasons en Madrid), Brudnizki ha insuflado a la villa su estilo inconfundible: elegante, teatral, ligeramente retro y profundamente mediterráneo. Ha mantenido los frescos originales, los murales florales, el suelo de terracota y los revestimientos de mármol Graniglia alla Genovese, combinándolos con mobiliario hecho a medida por artesanos locales, cerámicas de Albisola, marquetería de paja y piezas recuperadas de subastas en la región.
Postal de la «dolce vita»
El Mediterráneo desde una terraza de Villa Beatrice.
La villa cuenta con cinco suites, incluida una en La Casetta, una casa independiente de piedra de Liguria con piscina, solárium y pérgola de parras. La casa principal está equipada con mayordomo 24 horas, chef privado, instructor de yoga, entrenador personal, bar, comedor al aire libre, gimnasio, sala de tratamientos y una terraza principal curvada que puede acoger hasta 30 personas. Desde la logia de la torre se contempla todo el golfo: la postal perfecta de la dolce vita contemporánea.
No es posible reservar Villa Beatrice «on line» ni consultar tarifas; todo se gestiona bajo petición
Salón comedor de Villa Beatrice.
Y todo esto, ¿cuánto cuesta? En realidad, no es posible reservar Villa Beatrice on line ni consultar tarifas. Todo se gestiona bajo petición puesto que no hay menú cerrado y la estancia puede incluir igualmente experiencias a medida: excursiones con biólogo marino, catas, clases de cocina, paseos al atardecer en barco, observación de estrellas con astrónomos… Y naturalmente, ese must imprescindible al alcance de bolsillos con menos poderío de darse un garbeo por la piazzetta de Portofino al anochecer, cuando han desaparecido las hordas de turistas que van a pasar el día desde Génova.
Destino de la élite
Vista de Portofino, en la costa de la Riviera Italiana, al sudeste de Génova.
Portofino lleva más de seis décadas siendo el destino de la élite internacional: de los Agnelli a los Clooney. Cada verano, los amarres del puerto se convierten en trofeos para los superyates y las mesas de Da Puny o Chuflay se reservan con semanas de antelación.
Belmond, que nació del sueño visionario de James Sherwood por revivir trenes y hoteles históricos, ha sabido mantener ese espíritu de elegancia atemporal. Y en manos de LVMH, su legado, que corría el riesgo de estar ligeramente desfasado en su última época de Sherwood, se reinventa sin perder el alma. Villa Beatrice es buena prueba de ello: historia, diseño y paisaje se dan la mano para ofrecer lo que Patrick Leigh Fermor llamaba «esos días preciosos que valen más que los diamantes». El nuevo diamante del dueño de Tiffany’s (sí, la icónica firma de joyería también pertenece a LVMH) viene con forma de castillo de cuento encaramado en una roca privilegiada de uno de los rincones más bellos y con más glamour del Mediterráneo.