Detestaba que sus fotógrafos incluyesen las manos en los retratos oficiales
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Isabel II y la parte de su cuerpo que aborrecía
A pesar de ser una de las mujeres más retratadas, tenía ciertas restricciones con sus fotógrafos de confianza
En setenta años de reinado, Isabel II posó para nada menos que 150 retratos oficiales. Se convirtió en una de las Reinas, por tanto, más retratadas de su época, ya fuese de forma pictórica o fotográfica. Sin embargo, había una parte de su cuerpo que nunca le gustó que apareciese en las imágenes. Lo ha revelado Rankin, el fotógrafo británico para quien posó en el Jubileo de Oro en 2002, en el conocido podcast inglés Tea with Twiggy.
Rankin, que fue uno de los 10 fotógrafos elegidos para conmemorar los 50 años de reinado, explicó que cuando tuvo el honor de trabajar con ella quería innovar con una nueva pose para la monarca, pero su solicitud fue rechazada de inmediato por el Palacio de Buckingham.
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Antes de fotografiarla la había visto riéndose a carcajadas con un lacayo mientras recorría el largo pasillo que lleva al Salón del Trono donde tendría lugar la sesión de fotos, y eso fue lo que quiso captar. Cuando llegó su momento propuso a la reina que posara con una espada, opción que la difunta monarca rechazó argumentando que no le gustaban sus manos.
Ante la negativa, la fotografió en un primer plano y superpuso la bandera Union Jack como telón de fondo. Poco después, recibió una nota personalizada en la que explicaban que la suya era una de sus fotos favoritas de las realizadas a lo largo del tiempo y eso que fue tomada en un momento completamente imprevisto, tal y como explicó hace años a The Times.
«Ella entró y esa ola de empoderamiento te inunda». «Nunca había sentido esa aura» hasta ese día. «Probablemente se supone que no debo decir eso, pero lo que me encantó de ella es que es tan inteligente y todo en respuesta a lo que decía tenía un giro increíble». «Fue muy, muy brillante», dice del tiempo, cinco minutos, que pasó con ella.
La Reina miraba a través de su objetivo mientras Rankin disparaba una instantánea tras otra hasta que el cable que hace que se sincronice el flash con el obturador de la cámara se cayó al suelo, provocando un estruendo que a la Reina le hizo gracia. En ese momento, fue cuando capturó la foto, aunque él trató que la sonrisa fuese a más. «Empecé, casi como Austin Powers, 'Señora, ¿puede sonreír, por favor, señora?, ¿Señora, puede sonreír, por favor? Sonrisa más pequeña. 3 fotogramas de 100», detalló.
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