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16 de mayo de 2024

La Reina Isabel II, en Sandringham

La Reina Isabel II, en SandringhamGTRES

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Un año sin Isabel II: así fueron sus últimos días

Cuando falleció, la monarca llevaba meses instalada en el castillo de Balmoral, su lugar favorito en el mundo

Un año después de la muerte de Isabel II, la familia real inglesa todavía se está adaptando a la vida sin su matriarca. Si bien intentan renovar ciertos aspectos de la monarquía, el Rey Carlos y la Reina Camila han mantenido también tradiciones que honraban a la difunta como la de pasar el final del verano en el castillo de Balmoral en Escocia, donde precisamente vivió sus últimas semanas y terminó falleciendo a primera hora del 8 de septiembre.
No hay duda de que el Rey, la Reina y otros miembros de la familia real que visitan la finca, incluido el Príncipe Guillermo y Kate Middleton, tienen un sentimiento agridulce cada vez que vuelven a las Tierras Altas de Escocia. Un exempleado del palacio explicó a People que «cuando (la realeza) entra a una habitación, estoy seguro de que esperan que (la Reina) esté allí. Balmoral era su lugar favorito en el mundo y ahora lo será para siempre, convirtiéndose para el resto en el sitio en el que reflexionan sobre su pérdida».
Isabel II, en su última aparición en público, dos días antes de morir

Isabel II, en su última aparición en público, dos días antes de morir

Hasta pocos días antes de su muerte, continuó sirviendo a su país, en la que fue su última aparición pública: su encuentro con la nueva primera ministra británica, Liz Truss. Entonces, éramos testigos del empeoramiento que había experimentado su salud, ayudada por un bastón para caminar y con una mano amoratada que llamó notablemente la atención.
Era la primera vez en la historia de su reinado que el relevo de un primer ministro no se llevaba a cabo en el palacio de Buckingham, sino en el castillo de Balmoral, lo que, sumado a la cancelación en las semanas previas de varios actos oficiales, apuntaba indirectamente al trágico final.
La reina Isabel II con varios de sus corgis, en una imagen tomada en mayo de 1980

La reina Isabel II con varios de sus corgis, en una imagen tomada en mayo de 1980GTRES

Gracias al libro Elizabeth: An Intimate Portrait, del biógrafo real Gyles Brandeth, se sabe también que ese mismo día llamó a uno de sus entrenadores de caballos de confianza: Clive Cox, para saber su impresión sobre Love Affairs, la yegua favorita de la soberana.
Sin embargo, al final del día no se encontraba con fuerzas para asumir, a la mañana siguiente, su reunión con el Consejo Privado, el grupo de notables con el que discute cada semana por videoconferencia asuntos de Estado. Esa misma noche, del día 7 de septiembre, sufrió un «episodio» del que no se han dado detalles que hizo que, a mediodía del jueves, los médicos reales publicasen un comunicado en el que decían que estaban preocupados por su salud.
Solo cuando sus familiares directos comenzaron a llegar a Balmoral urgentemente supimos que su único objetivo era llegar a tiempo para despedirse de ella. Alrededor de las siete y media de la tarde –una hora menos en Reino Unido– la noticia de su muerte se hacía oficial.
Los príncipes Guillermo y Enrique junto a sus esposas Cate Middleton y Meghan Markle por los jardines del palacio de Balmoral flanqueados por un Audi Q8 y un Range Rover. Uno de los pocos coche no british de la ceremonia

Los príncipes Guillermo y Enrique junto a Kate Middleton y Meghan Markle en los jardines de BalmoralGTRES

Para muchos, como el reverendo Ian Greenshields, fue completamente inesperado. Él mismo había ido a visitarla el último fin de semana al castillo. «Fue una visita fantástica. Su memoria era absolutamente increíble y estaba realmente llena de vida», contó a The Times. Un último encuentro, además, del que asegura que no fue ni protocolario ni breve. El reverendo de 68 años estuvo cenando con Isabel II el sábado por la noche y, al día siguiente, almorzó con ella.
La conversación no solo transitó por los recuerdos de la infancia de la soberana en Balmoral, sino que también trataron asuntos políticos como la guerra de Putin en Ucrania. La monarca expresó «su tristeza por lo que estaba viendo» en ese país. También abordaron asuntos religiosos.
Había sido invitado para dar misa en la iglesia de Braemar y Crathie donde asistía regularmente la soberana cuando estaba en Escocia. Este pasado fin de semana no pudo acudir a la iglesia debido a sus crecientes problemas de movilidad. Fue el Príncipe Carlos en su lugar. «Me sorprendió mucho cuando escuché que estaba gravemente enferma porque estuvo en una forma increíblemente buena durante el fin de semana», explica. «Tenía una movilidad reducida, pero su cabeza estaba en perfecto estado».
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