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La Princesa Leonor descubre con sus amigos los 'furanchos', las tabernas secretas de la Rías Bajas
La Princesa heredera salió a comer este sábado con un grupo de amigos en la localidad de Poio, en Pontevedra
La Princesa heredera visitó este sábado un famoso establecimiento de la localidad de Poio, cercana a Marín, 'Furancho A de Caballero', junto a sus compañeros para saborear una comida típica gallega. «Fue una sorpresa muy grande y un hornor para nosotros», dice todavía emocionado el propietario, Manuel Torres, cuando recuerda la visita de este sábado de la Princesa Leonor y sus amigos. «No llevaba uniforme, vestía de azul oscuro y tenía el cabello recogido», explica. Llegaron primero los amigos y tuvieron que espeerar porque no había mesa libre, y posteriormente cuando hubo hueco, entró la Princesa. «Se fueron sobre las cinco de la tarde, sin prisa», recuerda Manuel.
Muy discretos y sentados en una mesa situada en un rincón del local, con la lareira encendida, disfrutaron del plan. Todo el grupo, unos ocho amigos, que iba con Leonor probó «un poco de todo, incluido el vino albariño de la casa que sirve en jarras», cuenta el dueño y fundador de este peculiar local, el furancho mejor y más antiguo de la localidad pontevedresa. «Huevos fritos, empanada de zamburiñas y berberechos y embutidos de la zona y albariño», fueron algunos de los manjares que pidieron los jóvenes comensales. Leonor de Borbón saludó amablemente a quien se le acercó.
El furancho es un espacio, -una casa particular, regulada y con licencia-, típico gallego, muy propio de la zona de la Rías Bajas, donde se come y se bebe tranquilamente. En realidad son propiedades sencillas que abren sus puertas al público temporalmente como tabernas, ofreciendo una carta limitada, y vino de la casa. Surgieron, de hecho, para permitir la venta del excedente de vino propio y son como una especie de Paladares cubanos. «Yo lo abrí hace 22 años, y me va muy bien; aunque realmente me dedico al mar, soy marinero», explica Torres amablemente a El Debate.
Sorpresa
La visita de Leonor de Borbón fue una gran sorpresa para la familia que regenta el furancho. «De hecho yo no la reconocí al principio, porque estaba en la cocina y no me enteré hasta que me avisó Eva, mi hija, y no la creí, y le dije que estaba de broma, que ella si que era una princesa... », cuenta con mucho detalle Manuel, muerto de risa recordándolo, cuando le preguntamos por la visita real. «Era la primera vez que venía, sí», dice. "La verdad es que fue un honor que viniese a comer a un triste furancho, donde no hay ningún tipo de lujo», añade. No sabe Manuel, que precisamente la ausencia de lujo es el verdadero lujo, sin duda. Para rematar el fin de semana, la Escuela Naval de Marín celebró este sábado el tradicional Baile del Ciento, una fiesta con la que se despide a los guardiamarinas de primero, entre ellos la princesa Leonor, quien en enero se embarca en el Juan Sebastián de Elcano para la instrucción.