La vida que Ancelotti deja en Madrid: cenas en Filandón, villa en La Moraleja y compras en la milla de oro

Pese a ser el entrenador que más títulos ha conseguido con el Real Madrid, Carlo Ancelotti dice adiós a su etapa merengue y pone rumbo a Brasil para convertirse en el nuevo seleccionador de La Canarinha, como se conoce popularmente al equipo nacional del país.

Ha sido Ednaldo Rodrigues, presidente de la CBF, quien hacía oficial el acuerdo con el técnico italiano: «Llevar a Carlo Ancelotti al frente de Brasil es más que una decisión estratégica. Es una declaración al mundo de nuestra determinación por recuperar el primer puesto del podio», y añadía: «Es el mejor entrenador de la historia y ahora dirige a la mejor selección nacional del planeta. Juntos, escribiremos nuevos capítulos gloriosos para el fútbol brasileño».

Atrás queda su acomodada vida en la capital española junto a Mariann Barrena. Su amor empezó en un restaurante de Londres en 2011, a donde ella acudió a cenar con otro hombre. Ancelotti se quedó prendado de ella y, antes de marcharse, se acercó a su mesa y le dijo en italiano –y sin que su acompañante lo escuchase–: «Tú serás mi prometida algún día». Mariaann se rio y le respondió: «Claro, la próxima vez traigo yo el anillo». Se casaron tres años en un ceremonia íntima a la que también fue la única hija de Barrena: Chloe, fruto de una relación anterior. Tampoco faltaron los dos hijos que el entrenador tuvo con Luisa Gibelline, Katia, que nació en 1984, y Davide, que vino al mundo en 1989.

En su primera etapa en Madrid, allá por el 2013, se instalaron en un ático del edificio Millenium de la Plaza de Independencia. « En cuanto visité esta casa supe que quería ver los angelitos todos los días al despertarme", dijo ella en una entrevista a Vanity Fair. Se refería a los cuatro querubines que se pueden ver tallados en la Puerta de Alcalá a de los que el matrimonio tenía vistas privilegiadas desde su terraza.

La ubicación de esta propiedad de lujo de 450 metros cuadrados en pleno barrio de Salamanca les ha permitido durante años disfrutar de la vida madrileña de la zona, siendo asiduos paseantes del parque del Retiro y compradores habituales de la calle Serrano, la milla de oro por antonomasia de la capital, así como conocidos comensales de restaurantes de los alrededores. Es más, el propio Ancelotti a su llegada al equipo blanco ya confesó que era más de jamón que de pizza.

La pareja solía visitar también Bugao, un espacio culinario de lujo en la calle María de Molina que sitúa a Ceuta en el mapa gastronómico de alto nivel. Hugo Ruiz, su chef, galardonado con un sol Repsol, ha creado una amplia carta en la que destacan los platos tradicionales del monte, la huerta o el mar.

Aunque durante años prefirieron la comodidad y la cercanía del bullicioso centro de Madrid, con el tiempo sus gustos cambiaron y decidieron instalarse en las afueras, adquiriendo una vivienda mucho más tranquila en la exclusiva urbanización de La Moraleja. La propiedad tasada con un valor de 5 millones de euros posee todas las necesidades que una familia puede necesitar, desde zonas verdes privadas, piscinas, pistas de golf, atletismo o fútbol.

Además, está en las inmediaciones de otro de sus restaurantes favoritos, Filandón. Enclavado en el monte de El Pardo, toma como nombre esas reuniones «alrededor del fuego donde se contaban cuentos, se recitaban romances, se hablaba de los chascarrillos de los pueblos, incluso se cantaba y se bailaba». El fuego es el eje central del restaurante, aunque también conocen a la perfección cómo tratar el pescado, que importan de Pescaderías Coruñesas, y sus productos de la huerta.