
Carlo Ancelotti, en una imagen de archivo
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Ancelotti, fuera del campo: su mujer, sus hijos y el motivo por el que come tanto chicle
El entrenador ha llevado a su equipo a lo más alto consiguiendo su decimoquinta Champions
Aunque para el Real Madrid ya sea la decimoquinta Champions que logra, el sentimiento de victoria tampoco es nuevo para su entrenador, Carlo Ancelotti, que ha conseguido cinco. Un palmarés en el que tres de las cuales son con el equipo blanco y que se suman a otros 24 títulos conseguidos entre sus etapas en Juventus, Milan, PSG, Real Madrid y Bayern de Múnich.
El exfutbolista lo celebró por todo lo alto, sus compañeros lo mantearon una y otra vez y cuando se lo permitieron se acercó a su mujer para darle un beso de película. Fue en junio de 2021 cuando llegó al Real Madrid con el objetivo de volver a llevar al equipo de la capital a lo más alto. Y eso que esta no era la primera vez que se veía las caras con el club blanco, ya que también había sido entrenador del Madrid en 2013.
Por aquel entonces, el técnico llevaba ya tres años separado de Luisa Gibelline, también apasionada del deporte. Tanto que llegó a jugar como portera en distintos equipos de fútbol, además de practicar el tenis y el softball. La pareja se había conocido en 1983 cuando el ya futbolista jugaba en el AS Roma. Poco después de conocerse, decidieron formalizar la relación, casarse y tener dos hijos: Katia, que nació en 1984, y Davide, que vino al mundo en 1989.
Tras intentar abrirse paso en la música, Katia decidió apostar por el mundo de la comunicación, donde ha conseguido un equilibro entre su vida personal y profesional trabajando para cadenas como Chelsea TV y Sky B. Actualmente reside en Liverpool junto a su marido Mino, que fue nutricionista del equipo de su padre, aunque después decidió montar su propio local de pilates.

El técnico, celebrando la victoria junto a su equipo
Davide, por su parte, estudió Ciencias del Deporte para seguir la estela de su padre. Comenzó su carrera en 2012 como preparador físico en la cantera del PSG y en 2013 se unió al equipo blanco, al mismo tiempo que su padre. Seis años después, en noviembre de 2019, se instaló en Nápoles para ejercer como entrenador por primera vez, aunque, a día de hoy, ha vuelto baja el ala paterna y es su mano derecha en los vestuarios del Real Madrid. En el terreno personal, vive junto a la actriz y pintora Ana Galocha, con quien tiene dos hijos, Lucas y Leonardo.
El otro gran apoyo de Ancelotti a día de hoy es su actual mujer Mariann Barrena. Su amor empezó en un restaurante de Londres en 2011, a donde ella acudió a cenar con otro hombre. Ancelotti se quedó prendado de ella y, antes de marcharse, se acercó a su mesa y le dijo en italiano –y sin que su acompañante lo escuchase–: «Tú serás mi prometida algún día». Mariann se rio y le respondió: «Claro, la próxima vez traigo yo el anillo». Se casaron tres años después en una ceremonia íntima a la que también fue la única hija de Barrena: Chloe, fruto de una relación anterior.

La pareja se conoció en un restaurante en Londres hace 13 años
Nacida en Canadá, Barrena puede presumir de tener doble nacionalidad gracias a sus padres, emigrantes españoles en busca de nuevas oportunidades laborales y una vida mejor. En su propio LinkedIn se describe como una experta en finanzas con MBA y doctorado en la Cass Business School, una de las mejores universidades estadounidenses en este ámbito. Con experiencia en productos financieros, estrategias de fondos de cobertura y psicología de la inversión, ha trabajado en Barclays, Data Mining, British Swiss Corporation o Elseworthy.
«De ella me gustaron tres cosas. Primero, que era bella. Segundo, que era muy inteligente. Y lo tercero, que era tranquila, como yo. Las mujeres suelen presionarte y ella no me presiona», explicó Ancelotti en una entrevista en Vanity Fair. Desconocemos si ha llegado a decirle algo sobre la manía del técnico a mascar chicle.
Una obsesión que, al parecer, solo tiene dentro del campo y que se debe a su antiguo vicio por fumar. Al dejar los cigarrillos para mejorar su salud, la única forma de descargar tensión durante los partidos es llenarse la boca de chicles y caramelos de forma constante.