La Reina Isabel II, el 28 de junio de 2022, en un desfile aéreo militar en Edimburgo
Tres años de la muerte de Isabel II: ¿Nos hemos olvidado de ella demasiado pronto?
El periodista Andrew Marr reflexiona sobre la rapidez con la que Reino Unido ha olvidado a quien fue un emblema de la identidad nacional durante 70 años
La herida ha cicatrizado demasiado pronto. Tres años después de que un Reino Unido en duelo se echara a la calle para despedir a la monarca más longeva de su historia, su recuerdo se ha desvanecido. El 8 de septiembre de 2022, moría Isabel II a los 96 años, y analistas británicos como Andrew Marr reflexionan con cierta desazón sobre la rapidez con la que se han olvidado de ella.
«Argumenté que, cuando ella falleciera, muchos británicos mayores experimentarían un trauma. Su muerte sería, para millones, la ruptura de una cuerda vital, una ruptura en la historia. El suelo mismo parecería tambalearse», escribe en The Sunday Times. Y reconoce que se confundió. Es cierto que tras su muerte se formaron colas de más de cinco kilómetros para despedir el féretro de Isabel II en Westminster Hall. Cundía una sensación general de que su muerte marcaría una ruptura. Pero no ha sido así.
Todos los británicos quisieron despedir a su Reina
«Si miramos a nuestro alrededor hoy, en el tercer aniversario de su muerte, sorprendentemente, parece que poco ha cambiado», comenta Marr. A pesar de su cáncer, Carlos III, que cumplirá 77 años el próximo 14 de noviembre, proyecta una imagen sólida, de continuidad y servicio impecable a la Corona. Una labor en la que su mujer, la Reina Camila, se ha mostrado como un apoyo incontestable, a pesar de la animadversión que generó décadas atrás. «La rivalidad entre los miembros más jóvenes de la realeza continúa prácticamente sin cambios desde los últimos años de Isabel II. La institución envejece y quizá ya no resulte tan atractiva como antes, pero no está fracturada», reflexiona Marr.
Esta transición suave y continuista se debe en gran parte a que su hijo no ha defraudado en su papel como rey. «Quienes esperaban que Carlos III fuera un rey mediocre, un jefe de Estado entrometido que nos haría añorar rápidamente a su madre, se han quedado perplejos. No ha interferido. Ha sido digno y ha estado presente siempre que ha podido. Eso es todo lo que hacía falta», añade.
La Reina Isabel II, con su hijo y su nuera
También se pronuncia sobre el contexto político en el que se desenvuelve la Corona. Cuando murió Isabel II dejó el país en manos de Liz Truss, quien duró solo 45 días en el cargo y menos que la famosa lechuga iceberg. Su rebaja histórica de impuestos hundió la libra a su nivel más bajo desde 1971 y amenazaba con provocar un insostenible agujero en las cuentas públicas. Y aunque dio marcha atrás a su plan económico, no le quedó más remedio que tirar la toalla y dimitir.
El declive laborista
Este fin de semana, las aguas tampoco ha estado tranquilas en Westminster. La dimisión de la vice primera ministra y número dos del Partido Laborista, Angela Rayner, debido a un impago de impuestos, complica el curso político a Keir Starmer. La salida de Rayner ha forzado el adelanto de una remodelación de Gobierno, ante la negativa de los laboristas de adelantar elecciones.
Keir Starmer y Angela Rayner
Poco le ha durado a Starmer el músculo que exhibió tras su amplia victoria en las elecciones, hace 14 meses. Los sondeos apenas le otorgan el 20% del apoyo popular mientras Reform UK, el partido encabezado por Nigel Farage, crece de forma exponencial, ante una ciudadanía preocupada por la inmigración ilegal. Él promete acabar con ella «en dos semanas». «Por decirlo claro: quienes crucen el canal serán detenidos y deportados, hombres y mujeres. Con los niños tendremos que pensarlo», señaló. Si se muda a Downing Street, «parará todos los barcos en dos semanas». Para ello anunció que promoverá la Ley de Inmigración Ilegal, que reforzará la capacidad de expulsión y permitirá el inicio inmediato de vuelos de deportación.