La buena vida de Eva González a los 45 años: éxito, dinero y amor

Hay historias que no se entienden sin volver al principio. La de Eva González, por ejemplo, empieza en Mairena del Alcor, un pueblo sevillano donde el aire huele a azahar y las manos saben de campo. Allí creció la presentadora, entre naranjos, conversaciones familiares y la certeza de que el esfuerzo siempre deja fruto. Su padre, agricultor, y su madre, ama de casa, le enseñaron desde niña que la suerte no cae del cielo, se cultiva. Y, dos décadas después, esa lección sigue marcando cada paso de su vida: trabajar, mantenerse con los pies en la tierra y valorar lo que realmente importa.

Cumple 45 años este 5 de noviembre, y llega a esa edad en la que la calma pesa más que los titulares, y la felicidad se mide en equilibrio. Vive un momento sereno, de madurez luminosa: con trabajo estable, una economía sólida, un hijo que crece rápido y una nueva ilusión que le ha devuelto la sonrisa. «Estoy bien y ya está. Estoy muy contenta», dijo hace poco. Y no hacía falta más.

Dinero

Eva González saltó a la fama en 2003, cuando se coronó Miss España con solo 21 años. En aquella época, ganar el certamen era una catapulta directa a la popularidad. Ella, que entonces estudiaba Trabajo Social, decidió dejar la universidad para probar suerte en televisión.

Lo hizo sin alardes, pero con determinación. De la pasarela pasó a los platós, y poco a poco se consolidó como una de las caras más reconocibles (y queridas) de la pequeña pantalla. Hoy, dos décadas después, sigue al frente de La Voz, un programa que considera su segunda casa: «Va como un tiro, y yo estoy muy feliz de pertenecer a esa familia», asegura.

Pero el brillo profesional no le ha hecho olvidar de dónde viene. Y quizá por eso, cuando se habla de ella, hay que hablar también de sentido común. Según lo publicado, su empresa Maivana Producciones, dedicada a la publicidad, las relaciones públicas y la organización de certámenes (además de gestionar buena parte de sus bienes), cuenta con activos valorados en 1,57 millones de euros y ventas anuales de 94.500 euros, según Vanitatis. La sevillana ha sabido traducir el éxito mediático en estabilidad económica, algo nada frecuente en un sector tan volátil.

Cinco activos inmobiliarios

Su biografía también se cuenta a través de las casas que ha ido sumando, casi como capítulos de una misma historia. Compró un piso en el centro de Madrid, un pequeño apartamento de 40 metros cuadrados, su refugio en los primeros años de carrera. Después llegó una vivienda unifamiliar en Mairena del Alcor, el lugar al que siempre vuelve, y un apartamento en Conil de la Frontera (Cádiz), donde encuentra ese silencio de mar que tanto busca entre grabación y grabación.

A esas propiedades se suman terrenos rústicos familiares y una inversión más reciente junto a su exmarido, Cayetano Rivera: un terreno de 1.000 metros cuadrados en una zona nueva de Mairena. Tras su separación, en 2022, ella compró la parte del torero y se convirtió en la única propietaria.

Pero hay otro proyecto que habla del presente: su nuevo ático en Sevilla, una promoción de lujo con piscina y vistas a la Catedral y la Giralda, que no estará lista hasta dentro de 18 meses. Ya ha abonado una reserva de 10.000 euros, se encuentra en un edificio de nueva construcción, muy cerca del casco antiguo y de la estación de Santa Justa.

El amor y las segundas oportunidades

Tres años después de su separación, el amor ha vuelto a llamar a su puerta. El afortunado es Ignacio «Nacho» Llanos, sevillano, discreto y director de Alimentos y Bebidas en la cadena hotelera Eurostars. Un hombre ajeno al foco mediático, con una trayectoria ligada al mundo de la hostelería de lujo. Estudió Educación Primaria, aunque pronto cambió las aulas por los hoteles, un entorno donde la organización, el cuidado estético y la atención al detalle son esenciales. Quizá por eso congeniaron tan bien: porque esas tres virtudes también describen a la modelo.

Una madre presente

De su matrimonio con Cayetano Rivera nació su hijo Cayetano, en marzo de 2018, que ahora tiene seis años. Es, sin duda, el centro de su vida y la prioridad que marca su agenda. Es una madre cercana, que intenta estar presente sin perder su independencia. Entre grabaciones, viajes y compromisos, Eva organiza su tiempo para disfrutar de él en Sevilla, donde suele refugiarse en cuanto puede.