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Törni al centro, después de la batalla de Haukilahti en una foto conjunta con el capitán Pentti Railion del Regimiento de Infantería 33 y el teniente Holger Pitkänen, derecha

Törni al centro, después de la batalla de Haukilahti en una foto conjunta con el capitán Pentti Railion del Regimiento de Infantería 33 y el teniente Holger Pitkänen, derecha

La historia del soldado que combatió el comunismo de Stalin y Ho Chi Minh

Larry Alan Thorne combatió bajo tres banderas: las de Finlandia, Alemania y Estados Unidos

En Estados Unidos el galardón al mejor Boina Verde del año se llama «Premio Larry Thorne». También, en Fort Carson, el edificio del Cuartel General del 10º Grupo de Fuerzas Especiales lleva por nombre «Larry A. Thorne». Esa misma designación tiene la lápida 8.136, en el Cementerio Nacional de Arlington. Pero tras el nombre de ese comandante de las Fuerzas Especiales estadounidenses está un capitán del Ejército finlandés y haupsturmfüher de las Waffen SS, un soldado que combatió el comunismo bajo tres banderas.

Moscú puso precio a su cabeza

Lauri Törni con el uniforme del Waffen SS

Lauri Törni con el uniforme del Waffen SS

Larry Thorne nació como Lauri Törni el 28 de mayo de 1919 en la gélida Finlandia. Tuvo su bautismo de fuego en la Guerra de Invierno (1939-1940) contra la invasión soviética. El ya alférez Törni no aceptó la paz impuesta por Stalin: «A veces la paz no es más que miedo». Para proseguir la lucha contra la URSS, se alistó en el Batallón «Nordost» de las Waffen SS. Cuando Finlandia reemprendió la guerra contra la URSS, Törni volvió a su ejército, donde mandó carros de combate y creó patrullas de esquiadores. Törni cayó herido en la lucha, pero volvió al frente como capitán y formó un grupo de élite. Tras un durísimo entrenamiento, sus 239 hombres combatieron a los bolcheviques dando letales golpes de mano con tanto éxito que Moscú puso precio a la cabeza de Törni, el equivalente a 650.000 dólares de 1943.

Cuando su país dejó la guerra, Törni regresó a las Waffen SS para seguir luchando contra los soviéticos. Alemania le dio la Cruz de Hierro y una nueva derrota. A Törni le desagradó el campo de concentración británico donde le encerraron y se fugó. Aunque logró volver a Finlandia –el mismo país que le condecoró con la Cruz de Mannerheim– le condenaron a seis años de cárcel. Como tampoco la prisión fue de su gusto, Törni escapó a Suecia. Su clandestinidad europea terminó con la amnistía del presidente J.K. Paasikivi en diciembre de 1948, aunque perdió su rango militar.

Törni entonces se enrolaba como marino viajando por Europa y América. Entró ilegalmente en Estados Unidos tirándose al mar en el puerto de Nueva York. Trabajó de conserje y carpintero en esa ciudad hasta que, en 1953, Törni obtuvo el permiso de residencia y sus casi siete años de lucha contra los soviéticos dejaron de verse mal al iniciarse la Guerra Fría.

A principios de 1954, Törni se alistó como soldado raso. Con 35 años de edad, superó los cursos de Artillería y Montaña. Batió todos los récords de salto de la Escuela de Paracaidismo y fue pionero en los saltos HALO: saltar desde gran altitud y abrir el paracaídas muy cerca de tierra. Al año siguiente, obtuvo los galones de cabo y la ciudadanía estadounidense. Entonces americanizó su nombre como Larry Alan Thorne.

El bravo coronel de los Boinas Verdes

Larry Throne con el uniforme del ejército de EE. UU., en la década de 1960

Larry Throne con el uniforme del ejército de EE. UU., en la década de 1960

Fue instructor de guerra de invierno, esquí y supervivencia en clima frío extremo. En 1955, ya era sargento de las Fuerzas Especiales.

En 1957, Thorne, con la 11ª División de Tropas Especiales, fue destinado a la primera línea de la OTAN en Alemania Occidental. Volvía como teniente estadounidense al país donde estuvo como oficial de las SS y como prisionero de guerra. Allí conoció a su novia alemana y rompió algunos huesos a otros pretendientes deslenguados.

En el 10º Grupo de Fuerzas especiales, los Boinas Verdes,  Thorne recibió, por tercera vez en su vida, los galones de capitán y la orden de infiltrase en los montes Zagros, entre Irán y la URSS. A 4.300 metros de altitud, encontró el avión C-130 Hércules estadounidense accidentado, recuperó los cuerpos de los tripulantes y el material clasificado y, borrando todo rastro de su paso, salió de las montañas con éxito.

En 1963 marchó al Delta del Mekong, Vietnam, con la unidad A-734 de las Fuerzas Especiales. Estableció dos campamentos en la jungla, recibió dos heridas y dos Corazones Púrpura. En su segundo periodo en Vietnam combatió en Phuoc Vinh, en la isla de Phu Quoc y en Nha Trang. Instruyó al legendario Grupo de Observación y Estudios (MACV-SOG), una fuerza heterogénea para guerra y operaciones secretas que realizaba operaciones de penetración en profundidad en Laos y Camboya. Uno de sus objetivos fue la ruta Ho Chi Minh, donde Thorne fue herido de nuevo.

El 18 de octubre de 1965, los MACV-SOG volvieron a infiltrarse en Laos, con miembros del clan Nung, en helicópteros UH-34D Seahorse. Llevaban subfusiles suecos «K» y pistolas FN GP35 belgas de 9 milímetros sin numerar para evitar identificaciones. El vuelo fue accidentado y las balas de las ametralladoras del calibre 50 no lo mejoraron. El capitán Thorne y tres indígenas desaparecieron en acción de guerra ese día, dando plantón a los galones de comandante que le esperaban en su base. Sus restos no aparecerían hasta 34 años después.

La leyenda de Thorne hizo que el escritor Robin Moore, que superó el curso de entrenamiento de las Special Forces, se basara en él para crear al bravo coronel de los Boinas Verdes, Sven Kornie, en su novela Green Berets, que fue llevada al cine en 1968 por John Wayne.

Como dice la balada de los Boinas Verdes: «Cara al sol, sin vacilar, sin saber si han de volver, marchando van con la misión de combatir a la opresión».

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