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Una vista del siglo xviii de Venecia por Canaletto

Una vista del siglo XVIII de Venecia, por Canaletto

La privacidad social de la Serenísima República de Venecia

En Venecia el cuadro social estaba rígidamente anclado en las fuerzas tradicionales en un contexto de decadencia industrial y comercial

Durante la Edad Media hasta el siglo XVIII la limpieza y la utilización del agua estaban olvidadas. Sólo se limpiaba lo que se veía. Entre el 1740-50 se vuelve a las técnicas de la limpieza. Rehabilita la intimidad corporal y la búsqueda de una utilización mayor de los recursos orgánicos. En Italia la obra Galateo de Giovanni dell Casa (1559) terminó siendo un manual de buenos modales.

En este período la gran cocina estaba reservada a los franceses, auténticos especialistas. Aumenta el gusto por los alimentos y gusto por los ornamentos. Se sirven un número inmenso de platos en cada banquete, más de 150 platos por comida. El gusto francés recorrió toda Europa. Hubo una renovación constante, –a causa de las modas– de los platos. El buen gusto fue la primera virtud social.

En Italia, la vivienda, es decir, las casas de piedra con tejados de poca inclinación estaban apiñadas las unas contra las otras dentro de las murallas del pueblo fortificado de arco. En Francia, Gran Bretaña e Italia el número de individuos emparentados que vivían bajo el mismo techo nunca es muy elevado. En el período anterior a la caída de la República, se habían construido 576 villas rurales con una inversión de 30/35 millones de ducados.

En Venecia el cuadro social estaba rígidamente anclado en las fuerzas tradicionales en un contexto de decadencia industrial y comercial, de modo que la burguesía artesanal se cierra sobre sí misma y sólo la de los empleados funcionales tuvo un trato frecuente con la aristocracia.

En lo que concierne a la distribución administrativa y de la población, no todos los 1.300 patricios podían acceder a los 800 cargos políticos, pues los votos se compraban y se vendían al mejor postor. Los nobles venidos a menos eran llamados «barnaboti». Si dividimos los estamentos entre la burguesía diremos que la alta nobleza tenía todos los cargos ejecutivos de la administración; la nobleza media normalmente eran los abogados; la nobleza baja eran los «barnaboti», que subsistían gracias a la corrupción del sistema, vendían sus votos por no menos de 3 cequíes.

La desaparición familiar de nobles se produjo a causa del empobrecimiento económico. Por este motivo descendió el número de hijos, matrimonios y se redujo el número de herederos. En el 1746 se aprobó, a razón de esto, una reducción de impuestos a los padres de familias nobles que tuvieran familia numerosa. En el 1774 Alvise Zen advirtió al Gran Consejo que cincuenta familias habían sido borradas del Libro de Oro por falta de descendencia en lo que iba de siglo.

Nunca existió el feudalismo en Venecia. No conocían la explotación para recaudar impuestos. No se habían almacenado nunca cereales. Los burgueses venecianos solían dedicarse a la literatura y a las Bellas Artes, trabajos que los patricios no desarrollaban. Ahora bien, dentro de la burguesía debemos distinguir tres clases. Los Cittadini originari, originarios de la ciudad sin padres artesanos. Estaban inscritos en el Libro de Plata. Se dedicaban a ser notarios y secretarios. Los profesionales liberales, abogados y médicos, pequeños comerciantes. Los artesanos de taller, 130 gremios o corporaciones delle arti. Los artesanos se dedicaban al vidrio, perfumería, seda, espejos, joyería, orfebrería, imprenta, repujado de cueros, pieles.

Centro turístico

Lo que más nos acerca a la vida de una sociedad es lo que escritores y viajeros han escrito sobre ella. Venecia al ser un centro turístico siguió influenciada por la llegada de muchos personajes importantes. Con respecto a las bodas escribió Goldoni lo siguiente: «en primer lugar, firmar el contrato rodeados de parientes y amigos de ambos novios, invitados luego a una recepción oficial, con merienda y baile; en segundo lugar ofrecer el anillo solitario, banquete familiar incluido; en tercer lugar presentar las perlas unos días antes de la boda, siendo la madre o el pariente más próximo del novio quien debe hacer entregar del collar para que la desposada lo luzca durante todo un año, realizándose bailes y festejos; en cuarto lugar la boda propiamente dicha, seguida de ágape, la cena, otro baile, la cena de medianoche, nuevo baile, el desayuno, nuevo baile y la despedida de los cónyuges».

Michael de Montaigne estuvo en Venecia el mes de noviembre del 1580. En Diario de viaje a Italia, escribe: «los víveres son caros como en París, pero es la ciudad más barata de Europa, puesto que el séquito de criados es completamente inútil (cada cual va solo) e igualmente el gasto en vestiduras, además de que no hace falta caballo... En Venecia las calles están igualmente adoquinadas y son tan inclinadas que jamás se forma fango. Había olvidado decir de Venecia que, el día que partimos, encontramos en nuestro camino diversas barcas con el vientre cargado de agua dulce; cada carga vale, ya en Venecia, un escudo, y sirve para beber y lavar o tender las sábanas... La libertad política de Venecia y la facilidad de tráfico la llenan de extranjeros, pero estos se encuentran como en casa ajena».

La francmasonería era el fruto de un pensamiento generoso. Tenía por objetivo establecer en la Edad Media la fraternidad entre los obreros. Todos los miembros de estas sociedades rudas y francas de los picapedreros movidas por el profundo sentimiento de su arte podían recorrer Francia, Inglaterra, Alemania… con la seguridad de encontrar la hospitalidad de otros hermanos. Los hombres más inteligentes y activos formaban parte de esta sociedad. Era como un punto de contacto donde se podían cambiar, lejos de los nobles y de los reyes, las ideas de regeneración que en todas partes fermentaban, donde el hombre se creía libre y donde podía conspirar a gusto suyo.

Este movimiento no se contentó con obrar una regeneración social en el seno de sus sociedades. Recordemos, por ejemplo, que, en Francia los Enciclopedistas Helvecio, Diderot, D'Allembert, la Harpe, D'Hobbech, Voltaire, eran francmasones. El verdadero modelo de las asociaciones libres no vendrá de Italia sino de Inglaterra, aunque, posteriormente, entraron con fuerza en toda Italia.

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