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03 de mayo de 2024

La carga de los tres reyes obra de Augusto Ferrer-Dalmau

La carga de los tres reyes obra de Augusto Ferrer-DalmauAugusto Ferrer-Dalmau

La «carga de los Tres Reyes» en Navas de Tolosa, la batalla más importante de la Reconquista

Corría el año 1212 cuando el Rey de Castilla Alfonso VIII tomaría la decisión de reunir las tropas de retaguardia y a su caballería pesada junto a Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón para iniciar una gran carga que doblegase al imponente ejército almohade

La historiografía ha identificado la batalla de las Navas de Tolosa como una de las contiendas clave para el destino de la Historia de España, así como la victoria decisiva de la Reconquista. Corría el año 1212 cuando el Rey de Castilla Alfonso VIII tomaría la decisión de reunir las tropas de retaguardia y a su caballería pesada junto a Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón para iniciar una gran carga que doblegase al imponente ejército almohade.
La fragmentación política a comienzos del siglo XIII era la principal característica de la situación peninsular. Seis eran los estados que se repartían las tierras ibéricas, cinco reinos cristianos: Portugal, León, Castilla, Aragón y Navarra, más los dominios septentrionales del Imperio Almohade que castigaba a los reinos cristianos con fuertes campañas musulmanas. Sin embargo, esta victoria marcaría el declive del poderío musulmán en España.

Menor número, pero mejor armados

El choque tuvo lugar un 16 de julio en Sierra Morena, en los llanos o navas próximos al puerto de Muradal. Aunque las crónicas difieren en el número de combatientes y las cifras han sido exageradas a lo largo del tiempo, lo cierto es que era clara la superioridad del ejército almohade. Lo más probable es que las tropas del califa doblaran a los aliados cristianos. A pesar de ello, la alianza entre los tres reinos estaba mejor armada que los musulmanes, sobresalía, especialmente, en el armamento de la caballería pesada con yelmos de metal y cuero, cotas de malla y escudos.
Con Alfonso VIII en el centro de la formación cristiana, representaba el grueso de las tropas de la alianza. A su izquierda se encontraba Pedro II y el ala derecha quedaría en manos de los caballeros navarros de Sancho VII. Ambos extremos estaban reforzados por las milicias castellanas y como línea de reserva aguardaban los caballeros de las órdenes militares, principalmente los templarios. Por su parte, los musulmanes pusieron en vanguardia las tropas de élite bereberes compuesta por arqueros cuya misión era desorganizar y romper la carga de la caballería pesada castellana. En los flancos laterales Al-Nasri colocó a su caballería ligera almohade y andalusí para hostigar a su contrario.
La táctica de las tropas cristinas era el de resistir al ataque de la caballería enemiga mientras lanzaba ataques continuos en oleadas por el centro para evitar una maniobra envolvente de los musulmanes. Un plan que benefició a la larga la victoria cristiana ya que en la lucha a corta distancia la eficacia de los arqueros bereberes no era la misma.

«La carga de los tres reyes»

El inicio de la batalla transcurrió tal y como había previsto Al-Nasir. Pudo frenar el avance cristiano al llegar este al cuerpo central y el califa aprovechó para dar la orden que haría entrar en la refriega a la última línea, la encargada de asentar el golpe definitivo a sus enemigos. Sin embargo, con el ímpetu castellano, el Rey Alfonso VIII supo resolver esta crisis con un ataque de todas las reservas en una carga histórica que pasaría a la posteridad como la de los «Tres Reyes».
Alfonso VIII, Pedro II y Sancho VII atacaron de forma conjunta al enemigo apoyados por los caballeros de las órdenes militares. El impacto fue tal que destrozó las defensas de al-Nasir y precipitó su fuga abandonando a sus tropas y huyendo hacia Baeza. Los cristianos seguirían avanzando y llegarían a tomar algunas ciudades. La victoria cristiana fue absoluta. Estaba ya todo decidido: Castilla acababa de consolidar de forma definitiva su frontera sur y los restos islámicos de la península habían dejado de ser una amenaza militar. Comenzaba la agonía almohade y del al-Ándalus.
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