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Desembarco del cable telegráfico transatlántico de 1866 en Heart's Content, Terranova, por Robert Charles Dudley, 1866

Desembarco del cable telegráfico transatlántico de 1866 en Heart's Content, Terranova, por Robert Charles Dudley, 1866

De Londres a Nueva York pasando por Nueva Delhi, la primera red de cables submarinos del mundo

La red de cables submarinos fue un avance tecnológico que los británicos emplearon como arma geopolítica para la invasión de Egipto en 1882 o la guerra de los Boers en Sudáfrica en 1899

Puede parecer ciencia ficción o parte de una novela de Julio Verne, pero los primeros cables de telégrafo submarinos se empezaron a utilizar en la década de los 60 del siglo XIX. Tender un cable, como el telégrafo terrestre, pero por debajo del océano que uniese Gran Bretaña con la India o Nueva York era una idea que ya habían imagino varios empresarios e inventores décadas antes, pero era inviable porque no existía la tecnología necesaria.

No fue hasta 1843 cuando se descubrió un buen material aislante: la gutapercha, un plástico natural formado a partir de la savia del un árbol de Malaya cuyo uso cambió la historia mundial de las comunicaciones para siempre.

Sección del cable de cobre atlántico utilizado en 1865

Sección del cable de cobre atlántico utilizado en 1865Museo de Historia del Cable Atlántico

Aunque el primer uso de un cable submarino fue anterior a su descubrimiento, que sucedió en la India en 1839 con un cable tendido a través del río Hoogjly en Calcuta, la gutapercha se utilizó en 1850 por los hermanos John y Jacob Brett para tender en el canal de la Mancha una hebra de cobre forrada de ese nuevo plástico natural, sin embargo, a las pocas horas de empezar a funcionar un ancla lo partió.

A pesar del fracaso inicial, un año después lo volvieron a intentar, pero esta vez emplearon cuatro hilos de cobre cubiertos de gutapercha y lo reforzaron con un forro de hilos de hierro, yute (una fibra vegetal) y cubiertos con brea, un líquido viscoso impermeable y flexible. El cable dio servicio hasta principios del siglo XX.

Era una empresa ambiciosa y muy compleja, a las dificultades tecnológicas y logísticas había que sumar las condiciones físicas y climáticas

Este fue solo el principio de la telegrafía submarina, dos años después otro cable similar unió Inglaterra e Irlanda. Ambas iniciativas sirvieron de base para emprender proyectos mucho mayores, como el intento de conectar Gran Bretaña y América por medio de un cable submarino. Era una empresa ambiciosa y muy compleja, a las dificultades tecnológicas y logísticas había que sumar las condiciones físicas y climáticas.

El cable debía salvar una distancia de unos 5.500 kilómetros, sumergido en el océano Atlántico, que tiene una profundidad media de casi 4.000 metros. Entre 1857 y 1858, dos vapores tendieron el cable y pudieron enviarse unos pocos telegramas, aunque la línea dejó de funcionar poco tiempo después.

Garfio utilizado para levantar el cablevvvv

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Garfio utilizado para levantar el cableMuseo Marítimo Nacional de Greenwich

Un cable colonial para la India

El Imperio británico dominaba parte del mundo a mediados del siglo XIX, pero la joya de la corona colonial era la India. Para controlar ese inmenso territorio habían construido una red de ferrocarril y 7.200 kilómetros de líneas de telégrafo que conectaban las regiones más importantes. Sin embargo, las comunicaciones con la metrópoli seguían siendo muy lentas, con mensajes que tardaban semanas en llegar a su destino.

El gobierno británico vio en el cable submarino la solución para ofrecer una comunicación directa y mejorar sus intereses coloniales en la región. Así nació un megaproyecto impulsado principalmente por inversores privados que fundaron en 1856 la European and Indian Junction Telegraph Co. Ltd., una compañía que tenía como objetivo construir una red telegráfica terrestre desde Londres hasta el golfo Pérsico y, desde allí, tender un cable submarino que llegase a la ciudad de Karachi, en la India (Pakistán desde 1947), donde conectaría con el tendido terrestre.

Mapa del cable transatlántico de 1858

Mapa del cable transatlántico de 1858

La Cámara de los Comunes y el gobierno británico fomentaron la creación de compañías asociadas al proyecto para la construcción de los diversos tramos. El primer tendido que se realizó fue en el mar Rojo en 1856, y aunque costó 800.000 libras no trasmitió un solo mensaje. En 1865 un nuevo cable submarino unió Karachi con el golfo Pérsico, y un año después un nuevo tendido entre Europa y América empezó a funcionar sin interrupciones o cortes.

Los avances tecnológicos en el sector permitieron mejorar el servicio y que se pudieran enviar mensajes de ida y vuelta por el mismo cable, así como la velocidad de envío y, por tanto, los costes se redujeron para el usuario. En apenas un cuarto de siglo se convirtió en un medio para comunicarse indispensable que pasó de pocos mensajes en 1870 a la trasmisión de dos millones en 1895.

En apenas un cuarto de siglo se convirtió en un medio para comunicarse indispensable

Lo mismo sucedió con el coste de los telegramas, si en la primera línea telegráfica a la India un mensaje costaba 101 chelines que tardaba días en llegar, a finales de siglo enviar un mensaje de Londres a Nueva Delhi costaba cuatro chelines y llegaba en media hora.

Gran Bretaña impulsó la construcción de docenas de líneas submarinas a través de mares y océanos de todo el mundo. A partir de 1870 se unió la India con otras colonias británicas como Hong Kong, Saigón Shanghai, Java o Singapur, Australia y Nueva Zelanda. En 1875 la conexión por cables subacuáticos llegó a Sudáfrica y pocos años después a otras zonas orientales de los territorios británicos africanos.

A través de esos cables empezó una globalización. También se tendieron los primeros cables entre el viejo continente, Argentina y Brasil. Su importancia fue esencial para el Imperio británico, que en 1900 controlaba el 72% de los 315.00 kilómetros de la línea que había en todo el mundo. El cable submarino se convirtió en un elemento geoestratégico y de poder esencial para los ingleses, incluso en pleno siglo XX.

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