La Plaza Roja de Moscú, abarrotada de gente mientras estallan fuegos artificiales alrededor del Kremlin. Un hombre que estaba allí declaró más tarde a los medios de comunicación rusos: «Los desconocidos se besaban. No recuerdo una unidad de la gente como la del 9 de mayo de 1945; todos éramos uno y el mismo -rusos, tártaros, uzbekos y georgianos- estábamos unidos como nunca antes».