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Una de las fortificaciones de hormigón de la isla de Alderney

Una de las fortificaciones de hormigón de la isla de AlderneyWikimedia Commons

Un investigación revela las atrocidades cometidas en el único campo de prisioneros nazi en suelo británico

Piers Secunda lleva cinco años investigando cómo vivían los prisioneros del único campo nazi en suelo británico. El resultado ha sido este documental que se estrenará a finales de este año con diversos testimonios

«Los prisioneros eran obligados a permanecer en formación. Los guardias actuaban por aburrimiento. Seleccionaban a 12 o 15 de los prisioneros. Los ponían boca abajo, atados a los vagones del tren. Entonces los guardias empezaban a disparar al azar, para su diversión. Una bala en la cabeza o en el corazón y estabas muerto. Un tiro en el brazo y en la pierna, y sufrías durante horas». Este es uno de los relatos que recoge el documental Ghosts of Alderney, donde se revelan las atrocidades que tuvieron que experimentar las víctimas de la ocupación nazi de de las islas británicas del Canal.

Quien lo recuerda es Ingrid Zbovorski, una de las hijas de Giorgi Zbovorski, un prisionero de origen ucraniano que estuvo encarcelado en Alderney en 1942 durante 18 meses. Según informa el periódico The Guardian, antes de morir en 2006, Zbovorski contó a sus hijas los horrores que habría presenciado cuando las SS obligaban a los prisioneros a ver los tiroteos.

Piers Secunda lleva cinco años investigando cómo vivían los prisioneros del único campo nazi en suelo británico. El resultado ha sido este documental que se estrenará a finales de este año 2025 con diversos testimonios. «Zbovorski observó personalmente los ejercicios de tiro que se realizaban los domingos durante todo el tiempo que estuvo en el campo de Sylt», cuenta Secunda en el medio inglés.

«Probablemente por eso los alemanes enviaron una delegación de Berlín a Alderney, para averiguar por qué la tasa de mortalidad era tan alta. El jefe de los guardias de las SS en Alderney, Otto Hogelow, incentivó a los SS de la isla para que fusilaran a los prisioneros. Ofreció 10 días de permiso, comida extra y cigarrillos por cada cinco prisioneros fusilados», detalla.

Por su parte, Gilly Carr, catedrática de arqueología de conflictos y patrimonio del Holocausto en la Universidad de Cambridge, comentó en The Guardian que «aunque un historiador entrenado debería tomar nota de este relato, habría que plantearse otras preguntas, que ahora no pueden responderse, antes de utilizar este relato para calcular el número de muertes. Por ejemplo: ¿durante cuánto tiempo se mantuvo esta práctica? ¿Era siempre el mismo número de prisioneros? ¿Giorgi fue testigo todas las veces? No se trata de rebatir el relato, sino de interrogarlo adecuadamente y considerar cómo puede utilizarse».

Carr también fue coordinadora y miembro de la revisión de expertos Lord Pickles Alderney, que concluyó el año pasado que es probable que más de 1.000 trabajadores esclavos murieran en suelo británico a manos de los nazis, «cientos más de los que constaban oficialmente en los archivos históricos», subraya el medio inglés.

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