Una visión crítica de la masacre de Srebrenica
Estos días se cumplen 30 años de la tragedia que marcó el conflicto en los Balcanes
Imagen del cementerio de Srebrenica
Las guerras de los Balcanes que se sucedieron en la antigua Yugoslavia entre 1991 y 2001 trajeron la muerte para unas 150.000 personas y el exilio de millones de ellas. La inestabilidad política y el hundimiento económico dominaron la región, volviendo a estampas que recordaban a los conflictos de 1912 y 1913.
La masacre de Srebrenica, ocurrida en julio de 1995, con casi 8.400 asesinados, es reconocida en la actualidad como el último genocidio del siglo XX. Aquella matanza recordó que Europa había dejado de ser un paraíso y los horrores vividos en la Segunda Guerra Mundial volvían a tomar forma para justificar lo injustificable.
Los hechos son los siguientes. La desmembración de Yugoslavia con la salida de Eslovenia y Croacia de la federación causó los primeros enfrentamientos bélicos, y la llegada de dirigentes nacionalistas a los ejecutivos de las repúblicas que iniciaban un nuevo camino soberano.
En el caso de Bosnia Herzegovina, con presencia de serbios, croatas y musulmanes, la radicalidad empujaba a la fragmentación de la entidad. El 12 de agosto de 1992, la Asamblea del Pueblo Serbio de Bosnia y Herzegovina cambió el nombre a República Srpska, y sus milicias chocaron con las correspondientes a los croatas de Herzegovina y a las musulmanas bosnias.
Cada grupo armado irregular liderado por antiguos oficiales regulares y policías fueron conformando zonas bajo su dominio, de las fueron expulsando a las comunidades que no correspondían con la suya, iniciando operaciones de limpieza étnica.
El caso más llamativo por el volumen de víctimas es el de Srebrenica, donde la población musulmana fue expulsada, excepto los varones, quienes en número que superaban los 8.000 fueron asesinados por miembros del nuevo ejército serbobosnio y paramilitares para evitar su refuerzo en las milicias musulmanas.
La responsabilidad del general serbobosnio Ratko Mladić es total, y el abandono por parte de los soldados holandeses del UNPROFOR, al ser tomados 55 de ellos como rehenes, también. Sin embargo, este hecho, que ha sido convertido en el símbolo de las matanzas de la antigua Yugoslavia y ha manchado a los serbios como asesinos, se olvida de que en esta región todos son lobos y corderos, depende del día y del momento histórico.
En el siglo XIX las milicias musulmanas prootomanas asaltaban las aldeas cristianas; en la Segunda Guerra Mundial, ustachas y milicias musulmanas eliminaban a los serbios como guerrilleros y la reinstauración de la Yugoslavia de Tito trajo matanzas de croatas.
Para el general Ratko Mladić, hijo de un serbio asesinado en el último conflicto mundial y criado en los mitos de los héroes asesinados en la lucha partisana, este conflicto sólo era un capítulo más. Además, la masacre de Srebrenica no debe ser vista sólo como una foto fija para ser juzgada. Hay que tener en cuenta su contexto.
Por un lado, el 18 de noviembre de 1991, cuando la ciudad fronteriza croata de Vukovar cayó en manos del ejército serbio-yugoslavo, los serbios sacaron a dos centenares de croatas del hospital, los trasladaron a una y los asesinaron a tiros. Cuando los croatas tomaron la franja de la Krajina, poblada por serbios, hicieron lo mismo, expulsando a la población.
En Srebrenica, Naser Oric, comandante de las fuerzas bosnio-musulmanas de la ciudad, perpetró importantes matanzas contra la población civil serbia. La estimación última es de un total de 3.267 serbios asesinados. Cuando las fuerzas serbias del Ejército de la República Srpska (VRS) iniciaron en 1993 una ofensiva a gran escala, rodearon Srebrenica y comenzaron a bombardear la ciudad.
La zona fue declarada «área segura» por la ONU, y miles de refugiados musulmanes expulsados de los alrededores buscaron refugio allí. Cuando en julio de 1995 entraron en la ciudad, algunos soldados serbios recordaron lo que había pasado con sus familias y ejecutaron su terrible venganza sobre culpables e inocentes del mismo modo.
El horror de lo ocurrido impactó a la comunidad internacional, que bajo el amparo de la OTAN intensificó los bombardeos contra los serbobosnios y forzó a las partes a sentarse en una mesa de paz. Los acuerdos de Dayton de 1995 configuraron una Bosnia confederada en tres regiones étnicas diferenciadas para serbios, croatas y musulmanes.
La República de Sprska ahora es una entidad federal de Bosnia y Herzegovina, y niega que lo sucedido en Srebrenica fuese genocidio. En cada región del país federal han desaparecido las minorías y han dado refugio a los expulsados de las otras zonas.
El Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY) fue creado en el 1993 para investigar los crímenes cometidos durante las guerras en la región y enjuiciar a sus responsables, la llamada Corte de La Haya ha sentenciado a 90 personas después de 10.000 días de sesiones y casi 5.000 testimonios.
Radovan Karadzic, antiguo líder político de los serbobosnios, fue condenado a 40 años de prisión, su jefe de Estado Mayor, el general Ratko Mladić, a cadena perpetua por ser hallado culpable de 10 de los 11 cargos que le fueron imputados, al ser responsable de persecución, exterminio, asesinato y deportaciones en Srebrenica en 1995.
Sin embargo, el brigadier bosnio musulmán, Naser Oric, fue condenado a dos años de prisión por el mismo Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY) y después fue absuelto en apelación.
El poeta bosnio Izet Sarajlic nos describe su tierra de esta forma:
Las hierbas nos rogarán que les regalemos tiernos sonetos.
Las pisotearemos tardíamente y amargamente, y les cantaremos sobre partidas irrevocables, sobre recuerdos negados, y les rogaremos que nos perdonen por tantas palabras, por tantas palabras amargas que no sabremos soportar.