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Howard Carter analizando la momia de TutankamonHarry Burton

¿Fue asesinado Tutankamón? El ADN ha desmontado la teoría que obsesionó a los expertos durante décadas

Se trata de la momia egipcia a la que más estudios médicos se le han practicado: su cuerpo ha sido sometido a diversos análisis clínicos y antropológicos, diversas radiografías, análisis de ADN, tomografías y escaneos

El rey Tutankamón era apenas un adolescente cuando murió en el año 1325 a. C. Desde el descubrimiento de su tumba en 1922, los expertos han especulado sobre las posibles causas; sin embargo, más de tres milenios después, no han podido establecer todavía nada con seguridad.

Diversos equipos de investigación han sometido los restos del joven faraón a diversas pruebas, proponiendo hipótesis y teorías que van desde una hemorragia provocada por un fuerte golpe en la cabeza, el asesinato, un accidente de carro o una enfermedad como la malaria.

La primera autopsia que se realizó fue en 1923, con Douglas Derry, profesor de Anatomía en la Universidad de El Cairo, al frente. Pero, en el proceso, el cadáver sufrió grandes daños al tener que retirar las vendas de la momia y separarla del féretro y de la máscara de oro, a los que había quedado pegada a causa de las resinas con las que fue embadurnada.

Años más tarde, en 1968, se llevó a cabo una radiografía de la momia que puso de manifiesto la chapucera intervención de 1923 y reveló la ausencia del esternón y la caja torácica del faraón, una circunstancia atribuida por algunos al proceso de momificación y por otros a daños sufridos posteriormente.

Diez años más tarde, otra radiografía identificó una esquirla de hueso dentro del cráneo de Tutankamón, lo que hizo suponer a algunos egiptólogos que la causa de la muerte del faraón habría sido el traumatismo causado por un golpe muy fuerte. Incluso hubo otros que especularon que ese golpe habría sido propinado a propósito, sugiriendo un asesinato.

Esta teoría cobraría más importancia en 1997, cuando la prensa británica publicó una investigación forense llevada a cabo por el eminente neurorradiólogo Ian Isherwood, que apoyaba apoyaba la hipótesis de una muerte violenta. Su trabajo se vio respaldado por el inspector de Scotland Yard Graham Melvin, quien realizó una lista de posibles sospechosos, figurando en primer lugar el sumo sacerdote Ay, sucesor en el trono de Tutankamón y nuevo esposo de la viuda del faraón.

Mural de la tumba de Tutankamón (KV62). Se puede observar al futuro faraón Ay vestido de sacerdote Sem ejecutando el rito de Apertura de la Boca para habilitar el tránsito al más allá de la momia del faraón

En segundo lugar, se encontraba Horemheb, general de los ejércitos egipcios, a su vez sucesor de Ay e iniciador de la XIX dinastía faraónica. La teoría del asesinato fue la que predominó hasta que, en 2005, el famoso egiptólogo Zahi Hawass decidió someter al cuerpo de Tutankamón a una tomografía computarizada (TAC).

Hawass no solo descubrió que la esquirla detectada en 1978 fue provocada post mortem, durante la momificación, sino que también observó una nueva fisura en la parte inferior del fémur izquierdo que algunos especialistas interpretaron que se produjo a causa de un aparatoso accidente, tal vez con su carro, lo que habría provocado la muerte del monarca al causarle una infección y una sepsis.

«Creo que los resultados cerrarán el caso de Tutankamón, y no será necesario volver a examinarlo», dijo Hawass en declaraciones a la prensa. Pero, en 2010, otro equipo realizaría un estudio paleogenético que concluyó que la malaria y una enfermedad ósea causaron su prematura muerte a los 19 años.

Este nuevo estudio puso de relieve el problema de la endogamia faraónica. En este sentido, los investigadores argumentaron que, desde su nacimiento, el rey Tut presentaba graves problemas y enfermedades congénitas debido a la fuerte endogamia de la familia real, provocando una herencia genética muy debilitada y malformaciones gravísimas.

Además, el análisis del ADN de la momia encontró varias patologías, como el mal de Köhler, una necrosis avascular (por falta de riego sanguíneo) del hueso navicular del pie, y la presencia del parásito de la malaria en Tutankamón y en varios de sus familiares. «Estos resultados señalan a la necrosis avascular ósea y la malaria como causas más probables de la muerte de Tutankamón», un diagnóstico que se vio apoyado por el hallazgo de bastones para andar dentro de su tumba.

Hasta el momento, el diagnóstico médico más aceptado es que murió por una necrosis avascular ósea complicada por una grave infección de malaria.