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19 de mayo de 2024

El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron

El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente de Francia, Emmanuel MacronAFP

Tarde y mal, Scholz compite con Macron por el liderazgo europeo en la crisis de Ucrania

Tanto el presidente de Francia como el de Alemania quieren viajar a Rusia para lidiar, en persona, con las demandas de Putin, y ser «la voz de Europa»

El canciller alemán Olaf Scholz ha estrenado Gobierno en plena crisis en Europa. Hay 100.000 soldados rusos a la espera en la frontera ucraniana, otros 30.000 en Bielorrusia, y el espectro de la guerra permea todos los intentos diplomáticos de la OTAN. Frente a este trasfondo tan excepcional, la posición del socialista ha sido duramente criticada por su indecisión, y falta de unidad. Mientras tanto, el presidente Macron se coloca la corona de la capitanía europea, y se imagina que lidera la estrategia de defensa de la Unión Europea en Ucrania. Pero gracias a Merkel, la capitanía de la Unión es ancestralmente alemana, y ha bastado que Macron la usurpe para que Scholz elija bando por fin. Casi a la vez, ambos líderes han anunciado que no descartan sendos viajes a Rusia, en los próximos días.
En una entrevista con el canal ZDF, el canciller declaró que visitará Moscú «pronto» para dialogar con Putin. La visita seguirá a un viaje a Washington, programado para la semana que viene. A pesar de no dar más detalles respecto a Moscú, parece ser que la fecha «ya se ha fijado».

Insuficiencia y orgullo

«La situación es muy seria y no podemos ignorar que un gran número de soldados están concentrados en la frontera ucraniana, y eso hace que una invasión sea posible», consideró el líder socialista. Su declaración contradice las últimas iniciativas de defensa alemanas; en vez de armas, el Gobierno de Scholz solo envió 5.000 cascos al ejercito ucraniano, aportación tachada de insuficiente por la comunidad internacional.
También recibió críticas la dependencia de Alemania en el gasoducto Nord Stream 2. A Scholz le costó más que al resto desprenderse del proyecto, y causó una demora grave, ya que, sin el visto bueno de Alemania, la OTAN no podía usar el gasoducto como baza en las negociaciones con Rusia. Pero Scholz se ha subido por fin al tren de la alianza, y lo recalcó en la entrevista: «Hace falta una política coordinada en lo que respecta a la Unión Europea y la OTAN» sobre ese tema, insistió el líder.
Hace unos días, El Debate entrevistó a la ucraniana Lida Coro como parte de un emocionante reportaje. Las duras palabras de Lida apuntaron directamente a la gestión insuficiente de Alemania y Francia durante este conflicto: «Quiero decir una cosa a Alemania», urgió la ucraniana. «El precio a pagar por el gasoducto Nord Stream 2 son las vidas de nuestros jóvenes».

La voz de la Unión Europea

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se ha esforzado por adoptar una actitud de concilio frente a los conflictos globales, pero el orgullo de Scholz no ha podido aguantar el papel de cabecilla de su homólogo francés. Emmanuel Macron quiere, a través de su influencia sobre Rusia, liderar un nuevo orden europeo (y también ganar las elecciones presidenciales del próximo abril).
La semana pasada, Macron declaró que la Unión Europea tendría que desarrollar sus propias negociaciones con Rusia, en vez de ponerse a rebufo de Washington. Durante un discurso en Estrasburgo, el presidente de Francia reivindicó la «voz europea» en los diálogos con el Kremlin, y determinó necesario resucitar el «formato de Normandía», cuarteto diplomático entre Rusia, Alemania, Francia, y Ucrania. «Nuestra credibilidad frente a Rusia depende del diálogo», señaló Macron.
De cara a su inminente llamada al presidente Putin, Macron no quiso ver a Scholz pisarle los talones. «Mi prioridad en la cuestión ucraniana y el diálogo con Rusia para una desescalada», declaró el presidente galo.
Su próxima visita a Rusia podría o no suceder en vista de cómo se desarrolle la llamada con Putin, pero no la descarta. Precisó que el viaje a Moscú, y quizá a la capital de Ucrania, Kiev, dependería «de cómo avancen [sus] discusiones en las próximas horas».
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