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26 de abril de 2024

Soldados estadounidenses en una base del sur de Alemania, esta semana

Soldados estadounidenses en una base del sur de Alemania, esta semanaAFP

Guerra Rusia-Ucrania  El debate sobre la recuperación de la mili intenta abrirse paso en Alemania

El Gobierno inicia su inversión en Defensa al reemplazar la «obsoleta» flota de aviones Tornado por modelos F-35, capaces de portar armas atómicas

Alemania comienza a enfundarse el traje de combate, en guardia por lo que pueda pasar tras el preocupante aviso de Rusia en Ucrania. El histórico anuncio hecho por el canciller Olaf Scholz hace dos semanas, cuando prometió una inyección de 100.000 millones de euros y la inversión de hasta el 2 % del PIB anual en Defensa, ya ha comenzado a traducirse en acciones materiales concretas y reales.
El Ejecutivo confirmó esta semana la que será su primera iniciativa de calado en este ámbito, la de sustituir los viejos aviones Tornado por 35 modernos F-35 (capaces de portar armas atómicas), al tiempo que ha empezado a resonar en el país el debate sobre la reintroducción del servicio militar obligatorio, extinto desde 2011.
La guerra lanzada por Moscú ha desatado un torrente de temor y alerta a partes iguales en el seno de la clase política alemana, que estos días ha planteado la cuestión de la instrucción forzosa a través de entrevistas y artículos de prensa. Figuras de todo el arco ideológico, como el presidente regional del estado de Schleswig Holstein, Daniel Gunther (CDU; centro-derecha), que apoyaba hace unos días la idea de un «servicio obligatorio» para las jóvenes con independencia de las circunstancias actuales, o Bodo Ramelow (Die Linke; izquierda), presidente de Turingia, han mostrado su respaldo a la recuperación del servicio.

Otras utilidades

«Llevo años reclamando un año social para jóvenes de los dos sexos o adolescentes que dejan la escuela. Un año en las Fuerzas Armadas, pero también un año en labores sociales, como ONG, bomberos…», declaró a principios de marzo el número dos de la CDU, partido que aboga de manera casi unánime por el regreso de la mili no solo como un recurso de fuerza ante una hipotética guerra, sino también para «promover el espíritu público», «fortalecer la resiliencia de nuestra sociedad ante las crisis», fomentar las competencias necesarias en «estos tiempos difíciles» o como una «disuasión militar eficaz».
No obstante, la idea no está por el momento en la agenda del Gobierno (formado por socialdemócratas, verdes y liberales), que considera que implicaría «grandes reformas legales» y muchas «dudas jurídicas», como las «desigualdades» que supondría y el hecho de que hoy por hoy el servicio está restringido únicamente a los hombres. «Defensa cree que los reclutas representarían una ayuda limitada a las tropas en un momento como el actual», explicaba el Ministerio en una nota la semana pasada con el propósito de zanjar el asunto.
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