Al menos 35 personas han muerto este viernes y otras 100 han resultado heridas en un ataque con cohetes contra la estación de Kramatorsk, ciudad del este de Ucrania, donde centenares de personas esperaban un tren para salir de la región.
Frente a la estación de Kramatorsk, que se ha convertido en un transitado punto de evacuación para miles de personas, se veían varios automóviles carbonizados y los restos de un misil. El lugar estaba sembrado de maletas abandonadas, vidrios rotos y escombros. El interior de la estación estaba cubierto de sangre, a menudo pisoteada y extendida hacia la calle, debido al desplazamiento de los cuerpos.
Tras conocer la noticia, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha condenado la «maldad sin límites» de Rusia.
«Como no tienen fuerza ni valor para enfrentarse a nosotros en el campo de batalla, destruyen cínicamente a la población civil. Es una maldad sin límites. Y si no se castiga, no cesará jamás», ha señalado el mandatario en Telegram, donde ha denunciado además los métodos «inhumanos» de las fuerzas rusas.
A la reacción de Zelenski se ha sumado la del jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, quien ha reprobado «con firmeza» el bombardeo y ha acusado a Rusia de querer «cerrar las vías de evacuación» de civiles.