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27 de abril de 2024

Partidarios de Emmanuel Macron celebrando su victoria con banderas de la UE

Partidarios de Emmanuel Macron celebrando su victoria con banderas de la UEBertrand Guay / AFP

Tres influyentes periodistas franceses analizan para El Debate el futuro de Macron y de Francia

Guillaume Tabard, Ariane Chemin y Sophie de Ravinel, buscan respuestas a preguntas como: ¿Quién será el jefe de la oposición? ¿Qué pasará en las Legislativas de junio? o ¿Cómo entender el nuevo escenario político?

Emmanuel Macron que el pasado domingo celebró su victoria en el Campo de Marte, en este mes de abril de 2022, «es muy distinto al de hace cinco años: de entrada, su discurso fue corto, lacónico, para explicar que su victoria también lo era por defecto y que la debía a Marine Le Pen», señala a El Debate Ariane Chemin, una de las principales firmas de Le Monde.
La periodista, conocida por sus exclusivas y por su fina observación de la política y sociedad galas, completa su argumentación añadiendo que el aspecto actual de Macron «ya no tiene que ver con el porte marcial y solitario de hace cinco años: ahora estaba con su mujer y rodeado de niños. Y el ambiente no era nada eufórico, pues el resultado de la extrema derecha nunca ha sido tan elevado en unas elecciones presidenciales».

Macron no se movió, permaneció de pie con los brazos cruzados, un poco como François Mitterrand en 1981Ariane Chemin, una de las principales firmas de Le Monde.

Chemin ofrece, además, una clave de interpretación en forma de anécdota inédita: «Cuando se enteró de los resultados antes de venir al Campo de Marte, en su despacho del Elíseo, Macron no se movió, permaneció de pie con los brazos cruzados, un poco como François Mitterrand en 1981, como si presintiera que los próximos cinco años iban a ser difíciles».
Cierto. Pero Guillaume Tabard, redactor jefe y editorialista de Le Figaro, subraya que Macron «ha logrado una hazaña electoral: ser el primer presidente de la República saliente en ser reelegido para un segundo mandato por sufragio universal.
El propio De Gaulle fue reelegido; pero la primera vez no por sufragio universal. En cierto modo rompió la maldición de los salientes que fueron derrotados como Valéry Giscard d'Estaing o Nicolas Sarkozy; o, como François Hollande, las circunstancias les impidieron representarse.
François Mitterrand y Jacques Chirac solo pudieron ser reelegidos porque no eran detenían del poder en el sentido de que habían sido forzados a una cohabitación».

Macron no pudo evitar una mayor progresión de Marine Le Pen: ahora está por encima del 40 %Guillaume Tabard, redactor jefe y editorialista de Le Figaro

En segundo lugar, estima Tabard, el porcentaje obtenido certifica la hazaña de Macron: 58,55% de los votos. «Una victoria, clara, amplia, superior a lo que le habían augurado las encuestas. Al mismo tiempo, este porcentaje demuestra que no ha podido evitar una mayor progresión de Marine Le Pen, cuyo padre había obtenido menos del 18 % en 2002, ella menos del 34 % en 2017, y que ahora está por encima del 40 %».
«Macron, en 2017, -prosigue-, se había comprometido a hacer todo lo posible para que los franceses que votaron al Frente Nacional en su momento ya no tuvieran motivos para votar por un extremo. No solo no ha cumplido su promesa, sino que este movimiento, al que llama extrema derecha, no para progresar».
Al desmenuzar el resultado del domingo, Sophie de Ravinel, también de Le Figaro, distingue entre los que el lunes amanecieron «aliviados» y los que lo hicieron «decepcionados». No es difícil distinguir a los primeros.
Y entre los segundos, «no sólo hay votantes de Marine Le Pen y de la Agrupación Nacional: hay igualmente una parte de los de Jean-Luc Mélenchon, que decidieron abstenerse por considerar que Le Pen y Macron eran dos caras de una misma palabra».
Uno de ellos es el diputado François Ruffin, un verso suelto de La Francia Insumisa, el partido de Melenchón. Otros compañeros suyos que pidieron no dar ni un solo voto a Le Pen, pero que tampoco querían votar a Macron y se vieron obligados a hacerlo. «Estos están hoy bastante decepcionados: saben, dicen, afirman que la oposición será dura. Empezando por el asunto de las pensiones».
Por esta y otras razones, Tabard descarta categóricamente –«hipótesis improbable»- la entrada de ministros «insumisos» en un gobierno nombrado por Macron, pese a haber pedido el voto para él en la segunda vuelta: «La Francia Insumisa se sitúa en una oposición frontal, directa, sin duda virulenta, a Macron y no va a entrar en una recomposición con él».
El periodista de Le Figaro sí que da por sentado, en cambio, la incorporación a la mayoría macroniana, incluso antes de las legislativas de junio, de personalidades de corte moderado procedentes tanto del Partido Socialista (Ps) como de Los Republicanos (Lr).
Dicho esto, estima que el presidente, «teniendo en cuenta el sistema de votación en Francia, y la tradición por la que los franceses confirman su voto presidencial en las elecciones legislativas·, no tiene que temer, a priori, por su mayoría. Pero librará batalla, «para no verse, de entrada, obligado a una cohabitación».
Con todo, después de los comicios de junio, cree que se desencadenará un fenómeno en dos tiempos. El primero, «a partir de ahora, es decir, entre las elecciones presidenciales y las legislativas, un cierto número de personalidades de la derecha, o para algunos del Partido Socialista, se aglutinarán y reforzarán la mayoría saliente de Emmanuel Macron. Es decir, se ampliará significativamente pero no se transformará radicalmente; en cualquier caso, no se recompondrá».
A partir del 16 de junio, día de la segunda y definitiva vuelta de las legislativas, otros parlamentarios, especialmente dentro del grupo Lr, estarán tentados de unirse a la mayoría, ya sea para conseguir carteras o para influir en el curso de los acontecimientos.
Por lo tanto, creo que veremos más bien un fenómeno de evolución progresiva de la mayoría, en lugar de una nueva recomposición radical, porque finalmente la estructura fundamental de la vida política tal como se desprende de estas presidenciales ya figuraba en los genes de la elección de 2017: un gran bloque central, encarnado por Macron, flanqueado por dos bloques más radicales, uno a la izquierda en torno a Mélenchon, el otro a la derecha, alrededor de Le Pen”.
Este escenario, sin embargo, entraña un riesgo: dejar la oposición al poder en manos de opciones antisistema. Tabard: «Es cierto que la lógica, llevada al extremo por Macron, de absorber dentro de su propia mayoría las franjas más moderadas de la derecha y de la izquierda, le impulsa a tener una oposición exclusivamente radical».
«En cierto modo», añade, «puede ser una especie de seguro de vida en la medida en que a cada una de estas dos oposiciones, como hemos visto de nuevo en esta segunda vuelta de Le Pen, les cuesta federar una mayoría absoluta a su alrededor».

La política es organizar alternancias y, sobre todo, después de dos mandatos consecutivosGuillaume Tabard, redactor jefe y editorialista de Le Figaro

«Pero, -admite-, al mismo tiempo es un gran riesgo porque, la propia naturaleza de la vida política es organizar alternancias y, sobre todo, después de dos mandatos consecutivos es posible, por no decir probable, que los franceses la quieran.
A partir de ahí, si Macron ha erradicado toda oposición moderada, la alternancia será necesariamente con una oposición que está hoy en el radicalismo; es un riesgo para Macron, y en todo caso para el periodo post-Macron».
Por cierto, más en la inmediatez, ¿un pronóstico para la izquierda después del 16 de junio? De Ravinel se atreve: «Lo más probable es que Mélenchon vuelva a atraer los votos de la izquierda, sobre todo si se inicia rápidamente la reforma de las pensiones deseada por Macron. Y si Mélenchon consigue movilizar a la calle el 1 de mayo, (por hoy) con motivo del Día del Trabajo, podría obtener, si no un grupo mayoritario, al menos un grupo de 50 a 100 diputados. Y eso significaría el colapso del Partido Socialista, que en cualquier caso lleva tiempo en fase terminal».

¿Quién será jefe de la oposición?

Sophie de Ravinel estima que teniendo en cuenta los resultados de la primera vuelta, debería ser Marine Le Pen la jefa de la oposición, salvo que se vea cuestionada en su propio partido; lo que no es el caso de Mélenchon, que aparece como ganador de esta primera vuelta aunque no se haya clasificado para la segunda.
Le Pen se encuentra en una posición más frágil, ya cuestionada internamente y luego cuestionada por un Éric Zemmour”.
La presidenta de la Agrupación Nacional «no busca acercarse a esta derecha nacionalista, que a su vez busca recomponer una derecha nacionalista fuera de la Agrupación o de la familia Le Pen.
De todas formas, esto está por ver. Lo cierto es que Le Pen no está en una posición de fuerza, aunque sus ideas sean mayoritarias en la oposición».
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