El canciller alemán, Olaf Scholz, durante la campaña electoral de Renania del Norte-Westfalia
Scholz se desinfla y sufre una dura derrota en las elecciones de Renania del Norte-Westfalia
Los socialdemócratas se hunden en el Estado más poblado de Alemania, lastrados por la postura del gobierno Scholz en Ucrania y por el fuerte ascenso de los Verdes
La errática postura del gobierno alemán en la respuesta a Rusia por la invasión a Ucrania le habría valido una traumática derrota al Partido Socialdemócrata alemán en las elecciones estatales de Renania del Norte-Westfalia.
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El partido al que pertenece el canciller Olaf Scholz se llevó, según palabras del diario The Times, «una paliza» con el peor resultado de la historia de los socialdemócratas en este Estado considerado clave por su peso demográfico y económico.
Los socialdemócratas habrían obtenido un 27,7% de los votos frente al 35,2% cosechado por sus rivales demócrata-cristianos, según datos electorales proporcionados por la televisión pública ZDF.
Asimismo, los socialdemócratas se habrían visto lastrados por el fuerte ascenso de los Verdes, sus históricos rivales en la izquierda, pero también sus socios de referencia, que obtuvieron un 18% de los votos.
En cuanto a los Liberales, han sufrido también una fuerte caída con un pobre resultado del 5,5% de los votos, en el límite del mínimo para poder entrar en el parlamento estatal.
Se trata de una derrota histórica en un territorio de fuerte concentración industrial que cuenta con algunas de las ciudades más importantes de Alemania, como Colonia, Bonn, Düsseldorf, Essen y Dortmund. En total, 13 millones de electores estaban convocados a las urnas.
Con estos resultados, el partido de los Verdes se presenta como llave del gobierno, aunque parece poco probable que den su apoyo a los socialdemócratas después de su pobre resultado.
A pesar de las diferencias ideológicas, los años de gobiernos de concentración en Berlín encabezados por la ex canciller Angela Merkel han allanado el camino a un posible gobierno renano de coalición entre Verdes y demócrata-cristianos, aunque estará precedido por una dura negociación sin garantías de éxito.
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