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06 de mayo de 2024

El antiguo primer ministro de Japón, Shinzo Abe

El antiguo primer ministro de Japón, Shinzo AbeAFP

Análisis internacional

Magnicidio en Japón: ¿qué representaba Shinzo Abe?

A finales del siglo XX, y en el presente, el terrorismo se ha aplicado sobre todo contra población civil, fuerzas armadas y algunos sectores profesionales. Apenas se ha atentado contra las grandes personalidades de la vida pública

En las comienzo del siglo XX, los magnicidios estaban a la orden del día: el siglo comenzó con el asesinato de Humberto I de Italia (1900). Luego el de Alejandro I de Servia y su esposa Draga (1903). En 1904 el asesinato del Gobernador de Finlandia, representante del Zar Nicolás II. Más tarde, el asesinato del Gran Duque Sergio Romanov, tío y cuñado del Zar (1905).
En 1907, asesinaron en Sofía al primer ministro búlgaro, Dimitri Petkov. En 1908, en Lisboa, mataron a Carlos I, Rey de Portugal. En 1911, asesinaron al primer ministro ruso, Piotr Stolypin. En 1912, el Rey Víctor Manuel III de Italia fue tiroteado.
En España el Rey Alfonso XIII sufrió un primer atentado fallido a la salida de la Ópera de París, en 1905, un año después, un segundo atentado, el mismo día de su boda. En 1910, sufrió otro intento. Alfonso XIII salió ileso de todos ellos.
La lista se puede hacer interminable hasta el periodo de entreguerras. Todos lo magnicidas de entonces fueron anarquistas, nihilistas y radicales.
A finales del siglo XX y en el presente, el terrorismo se ha aplicado sobre todo contra población civil, fuerzas armadas y algunos sectores profesionales. Apenas se ha atentado contra las grandes personalidades de la vida pública: Quizás el asesinato de J. F. Kennedy, fue el más emblemático, junto con los atentados de Reagan o Juan Pablo II.

El asesinato de Shinzo Abe

Esta pasada semana hemos tenido un nuevo magnicidio en la persona del ex primer ministro japonés, Shinzo Abe. Pero ¿Quién era Abe?, ¿Qué representa para Japón y a nivel internacional?
El conservador Shinzo Abe fue el primer ministro de Japón con más años de servicio, gobernó primero entre 2006 y 2007, y luego desde diciembre de 2012 hasta septiembre de 2020, cuando renunció por problemas de salud.
Fue cabeza de la facción más importante del Partido Liberal Democrático (PLD). Abe ha ejercido una gran influencia en la política japonesa y ha sido clave, en este último tiempo, en el reforzamiento de Japón frente a China, abogando por un mayor gasto en defensa y advirtiendo a China sobre las consecuencias de una invasión sobre Taiwán.
El actual primer, Fumio Kishida, ha mantenido este un curso asertivo, para reforzar la seguridad y defensa de Japón, pero el movimiento estratégico fue establecido por Shinzo Abe, a lo largo de sus años de mandato, donde ya tomó importantes decisiones para el equilibrio militar en el Indo-Pacífico.
Japón ha intentado históricamente ganarse la confianza de otras potencias asiáticas mediante la ayuda, el comercio y la diplomacia. Y en gran medida lo ha conseguido: las encuestas de opinión pública en el sudeste asiático muestran sistemáticamente que Japón es la gran potencia que goza de mayor confianza en la región y que tiene un considerable apoyo de sus vecinos.
Bajo el mandato de Abe se ha avanzado mucho en la seguridad en términos económicos y militares, porque a medida que la política exterior de China se ha vuelto más agresiva, con el presidente Xi Jinping, Japón ha tenido que idear nuevas formas de preservar su autonomía e influencia regional.
A partir de 2013, el Gobierno de Abe renovó gradualmente la anticuada infraestructura de seguridad nacional del país, reforzó sus capacidades de defensa y adoptó un papel más proactivo en el mantenimiento de la seguridad regional.
Abe vinculó aún más a Japón con los Estados Unidos. Al reinterpretar la constitución pacifista, abrió oportunidades muy limitadas para que Japón desplegara las Fuerzas de Autodefensa en el extranjero.
Pero no solo en defensa, también en la economía: Abe puso en marcha una serie de iniciativas de seguridad económica que atrajeron menos atención, pero que podrían considerarse igual de importantes.
La más importante fue una reorganización burocrática destinada a mejorar la cooperación entre agencias y la capacidad del Gobierno para responder a los nuevos riesgos de seguridad económica.
Hacia el final de su mandato, Abe reestructuró la Secretaría de Seguridad Nacional de Japón, añadiendo una división económica que comenzó a funcionar oficialmente en abril de 2020. Esta nueva división ya se ha convertido en la mayor de sus siete unidades.
El Gobierno de Abe también ha reforzado la capacidad de recopilación y evaluación de información relacionada con la seguridad económica de Japón, dotando a las agencias de inteligencia nacionales de fondos y directivas para que se centren en las amenazas a las tecnologías japonesas sensibles, entre otros riesgos para la seguridad económica.
La Agencia de Inteligencia de Seguridad Pública de Japón, por ejemplo, ha creado un equipo centrado en la seguridad económica y ha iniciado programas de divulgación para concienciar al público de los riesgos y amenazas que suponen las transferencias tecnológicas y de datos ilícitas.
Otras agencias de seguridad también se han reestructurado, creando equipos nuevos y mejor dotados que se centran especialmente en China.
Japón también ha prohibido efectivamente la adquisición por parte del Gobierno de equipos de tecnología de la información de proveedores estatales chinos como Huawei y ZTE, y ha proporcionado subvenciones y exenciones fiscales a las empresas japonesas que desarrollan redes 5G seguras.
Bajo el mandato de Abe, el dominio de Japón en nuevas tecnologías, sus redes y conexiones en todo el Indo-Pacífico y su prestigio, confianza y «poder blando» en la región lo han convertido en un socio en inestimable para Occidente.
Ese fue Shinzo Abe. Descanse en Paz.
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