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02 de mayo de 2024

Tetsuya Yamagami, el hombre que asesinó a Shinzo Abe

Tetsuya Yamagami, el hombre que asesinó a Shinzo AbeTwitter / @JURYR00M

El asesino de Shinzo Abe utilizó una «pistola casera» de madera, metal, y cinta adhesiva

Japón prohíbe la posesión de armas de fuego, pero hombre que asesinó al ex primer ministro fabricó la suya en casa, a base de piezas compradas por internet

Shinzo Abe, el primer ministro que más tiempo gobernó en Japón, fue asesinado el viernes, mientras hacía campaña para unas elecciones parlamentarias. El asesino le disparó en el cuello, y Abe cayó al suelo, desangrándose sobre las calles de Nara. Su muerte conmocionó a este país, donde la posesión de armas está cuidadosamente regulada a través de duras leyes.
Pero el arma que utilizó el asesino no fue comprada, y tampoco estaba registrada. Cuando las autoridades apresaron a Tetsuya Yamagami, de 41 años, a escasos metros de donde el ex primor ministro yacía moribundo, este admitió que la pistola que utilizó para matar al primer ministro era de fabricación casera.
El arma se asemejaba a una pistola, de 40 centímetros de largo y 20 de ancho. Estaba compuesta por varias piezas de madera y dos largos tubos de metal, unidos por una gruesa cinta adhesiva negra. Para disparar, Yamagami debía insertar las balas dentro de los caños a mano.
La pistola 'casera' que utilizó el asesino de Shinzo Abe

La pistola 'casera' que utilizó el asesino de Shinzo AbeTwitter / @metesohtaoglu

Cuando las autoridades registraron el hogar del asesino, descubrieron que el arma del crimen era el último modelo de una extensa e inquietante línea de producción casera. Había pistolas por todas partes, torpemente confeccionadas: con tres, cinco, y hasta seis tubos de metal haciendo las veces de cañón.
Según la cadena japonesa NHK, Yamagami compraba las piezas por internet, y las unía en su casa. Experimentaba con los modelos y las variaciones. La pistola de dos ‘cañones’ con la que mató a Shinzo Abe era la más potente de su truculenta colección.
El pacifismo japonés afecta también a su legislación, y la posesión de armas está prácticamente prohibida en el país. Una ley de 1958 dicta que «ninguna persona debe poseer una o varias armas de fuego, o una o varias espadas». Desde entonces, esa ley se relajó ligeramente, pero las condiciones para comprar un arma siguen siendo muy estrictas.
Si un japonés quiere tener un arma, primero debe asistir a una clase intensiva de un día entero, aprobar un examen escrito, y demostrar un 95% de puntería durante una prueba de tiro al blanco.
Después, les toca pasar una evaluación de salud mental en un hospital, y el Gobierno revisa su historial tanto criminal, como personal, con entrevistas a familiares y amigos. Una vez superadas las pruebas, se les permite comprar únicamente escopetas y rifles, nada de pistolas, y deben someterse a la clase y el examen iniciales una vez cada tres años.

La epidemia de las armas 'fantasma'

Las armas de fabricación casera tienen un apodo: pistolas «fantasmas», imposibles de registrar, y completamente clandestinas. Estas pistolas se están perfilando rápidamente como el arma letal de acceso fácil para quienes la posesión o compra de armas de fuego está legalmente prohibida.
La modernización de la era digital permite que se compren piezas separadas para ensamblar armas letales desde la privacidad del hogar, en secreto. De la misma manera, las impresoras 3D van un paso más allá, y permiten a sus dueños generar piezas de armas a medida.
En Estados Unidos, el incremento de armas caseras alcanza proporciones epidémicas. En los últimos 18 meses, las pistolas fantasma suman entre el 25 % y el 50 % de todas las armas confiscadas en escenas del crimen en California.

Japón y la pena de muerte

Tetsuya Yamagami se encuentra bajo custodia policial, a la espera de conocer las consecuencias legales de su crimen. En Japón aún se aplica la pena de muerte: en los últimos tres años, seis personas han sido ejecutadas. Sin embargo, no suele aplicarse a personas que han cometido un único asesinato.
Según la Policía de Nara, el sospechoso responde a las preguntas con calma, y admitió haber asesinado a Abe. Confesó a los investigadores que planeó la matanza a causa de rumores: pensaba que el ex primer ministro estaba vinculado con una organización aún sin identificar.
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