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El presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, y el presidente ruso Vladímir PutinSergei Guneyev / TASS

Análisis internacional

Kazajistán entre la amistad y la hermandad con Rusia

El respeto por el derecho internacional le convierte en un país garantista de la estabilidad del Asia central y se manifiesta neutral en el actual conflicto entre Rusia y Ucrania

Kazajistán es un país joven que va efectuando su entrada en la política internacional cada vez con mayor personalidad y consciente de su identidad nacional. Desde su independencia, ha participado en todos los proyectos que ha liderado Rusia, como un aliado leal.
Kazajistán forma parte de la Comunidad de Estados Independientes, la Organización de Cooperación de Shanghái, la Unión Económica Euroasiática (UEE) y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO). Sin embargo, el presidente Kassym-Jomart Tokayev, con una larga trayectoria como diplomático, mantiene sus estrechas relaciones con el vecino del norte, pero manteniendo una mayor fidelidad al derecho internacional.
En el actual conflicto de Ucrania, Kazajistán se ha ofrecido a mediar entre las partes y se abstuvo de votar una resolución que condenase la invasión rusa en la Asamblea General de las Naciones Unidas. No obstante, Kazajistán tampoco ha reconocido a las repúblicas separatistas de Lugansk y Donetsk, como tampoco lo hizo con Abjasia y Osetia del Sur, secesionadas de Georgia, defendiendo la estabilidad de las fronteras del marco internacional.
Sin embargo, Kazajistán es un modelo de equilibrios en su política internacional, manteniendo un creciente protagonismo en sus relaciones con Rusia, China, Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos.

Alta dependencia económica de Rusia

Las relaciones con Rusia se encuentran marcadas por su alta dependencia económica de las importaciones de su vecino del norte y de la exportación del 80 por ciento de las exportaciones de petróleo de Kazajistán a través del Caspian Pipeline Consortium (CPC), donde Rusia tiene una participación del 31 por ciento.
Aunque la visita amistosa del presidente Kassym-Jomart Tokayev a su vecino de Azerbaidjan, ambos pertenecen a la conferencia de países túrquicos, favorece el entendimiento de ampliar la exportación de petróleo crudo a través del oleoducto Baku-Tbilisi-Ceyhan, y poder diversificar sus exportaciones energéticas, de las cuales depende un 40 por ciento de sus ingresos la economía kazaja.
Aunque Kazajistán debe su actual estabilidad política a la ayuda que tuvo de las tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), mayoritariamente rusas, frente al intento de golpe de Estado que se produjo en enero, instrumentalizando contra el gobierno las protestas contra la subida de precios de la población.
El presidente Kassym-Jomart Tokayev ha iniciado un proceso de liderazgo de la política internacional de su país que le lleva a un periodo de maduración, donde su respeto por el derecho internacional, le convierte en un país garantista de la estabilidad del Asia central y se manifiesta neutral en el actual conflicto entre Rusia y Ucrania.
Esta situación es vista por algunos sectores rusos más nacionalistas como un proceso de alejamiento de su alianza con Rusia, aunque el mandatario kazajo a negado esas suposiciones. No obstante, ha remarcado su plena soberanía internacional al intercambiar inteligencia militar con Turquía. Un país que es el segundo miembro más importante de la OTAN, aunque disfruten de estrechos lazos culturales y religiosos.
A nivel social, para nadie es un secreto el proceso de kazajizacion del país, donde los autóctonos de una nación plural en el plano étnico, ha pasado de ser de un 40 a un 60 por ciento de la población, mientras los descendientes de la población rusa han descendido a un 25 por ciento, por la fuerte emigración al vecino del norte.

Regreso de viejas tensiones olvidadas

No obstante, en las últimas semanas varias decenas de miles de jóvenes rusos han emigrado al floreciente país kazajo en busca de trabajos de técnicos, y posiblemente huyendo de una posible movilización militar que los llevase al conflicto militar con Ucrania.
Estos movimientos han vuelto a resucitar viejas tensiones olvidadas. En un país tan extenso como Kazajistán, cinco veces España, la población eslava se encuentra mayoritariamente concentrada en el norte del país, lo que siempre se ha visto con un alto riesgo de secesión y posible unión a la federación rusa, algo siempre negado tanto por los rusos como por los propios kazajos que hacen gala de una envidiosa buena relación interétnica. Sin embargo, el traslado de la capital de Almaty a Astaná por el anterior presidente Nursultán Nazarbáyev ayudó a romper su homogeneidad étnica y a vertebrar el norte y el sur en un solo país.
Kazajistán es un país muy joven, con menos de veinte millones de habitantes y la parte más ancha de su pirámide poblacional se encuentra en los estudiantes. Pertenecientes a la cultura túrquica, a partir de su origen kazajo; al mundo ruso, por el uso de la lengua rusa y al fomento del inglés como «lingua franca» del comercio internacional, las nuevas generaciones kazajas demandan una mayor responsabilidad en la toma de decisiones de su creciente nación.
El presidente Kassym-Jomart Tokayev, al frente de las autoridades kazajas lidera un proceso de modernización y democratización que ha reducido el poder presidencial, residuo del antiguo periodo presidencial, y otorga un mayor papel protagonista a los jóvenes y a las mujeres, elementos primordiales en la nueva sociedad kazaja.
El país de las estepas utiliza su pertenencia a las diferentes intersecciones donde se encuentra, de forma positiva para ser un centro de economía financiera internacional complementaria con Emiratos Árabes Unidos y Qatar en el Golfo Pérsico.
China, Rusia, el mundo árabe, Irán, y el mundo turco se dan las manos en un mercado internacional regido por los kazajos, donde mantienen su vieja sabiduría nómada de atender a todo el mundo, pero sin llegar a un compromiso que los margine del contacto con el resto del mundo.