La reina de Wakanda habla ante la ONU en Ginebra en una escena de la película Wakanda Forever
'Wakanda forever' y la Teoría de las Relaciones Internacionales
Hace unas semanas se estrenó la película Wakanda Forever, basada en las aventuras del cómic de Marvel Black Panther.
Consideraciones artísticas aparte, mi deformación profesional me hizo identificar, casi automáticamente, en la película rastros de distintos enfoques teóricos de las Relaciones Internacionales. Intentaré no hacer muchos spoilers.
En las primeras escenas se ve cómo la Reina de Wakanda acude a una reunión de la ONU en Ginebra.
La discusión que mantiene con Francia y EE.UU. es muy reveladora de dos aspectos: por un lado, la confianza en las instituciones internacionales típica del idealismo, la corriente del institucionalismo liberal, defendida a capa y espada como la que debería ser el punto de vista preminente en la Teoría de las Relaciones Internacionales por prácticamente todos los gobernantes desde Woodrow Wilson y sus «Catorce Puntos», tras la Primera Guerra Mundial.
Por otro lado, una acusación latente de colonialismo de ambas potencias sobre un país africano, muy propia del modelo de «Sistema Mundial» de Immanuel Wallerstein, teórico de la globalización y la interdependencia.
El discurso que pronuncia la Reina de Wakanda en los primeros minutos del largometraje son un magnífico ejemplo de estas ideas, especialmente cuando contrapone la barbarie del supuestamente mundo civilizado. Para más inri, una wakandiana le llama «colonizador» a un agente de la CIA.
Raro es, por cierto, que no aparezcan en dicha reunión Rusia o incluso China como contrapeso a EE.UU. aunque sea como malvado o villano del sistema internacional o como contrapeso a la superpotencia americana. Simplemente, no aparecen. ¿Será esto también una decisión por la guerra de Ucrania? ¿Será para no levantar suspicacias de sendos países?
También aparece en el film una confianza en que el comercio internacional pacificará el mundo, muy típica del liberalismo y del idealismo. Si todos los estados se necesitan mutuamente, la única forma de sobrevivir será «todos juntos», generando un sistema basado en la confianza mutua, la buena fe recíproca.
La escasez de materias primas o el deseo de mantener el monopolio sobre un mineral –el vibranium en este caso—, es el sustento de la trama principal.
Los protagonistas de esta película harán todo lo posible para ser los únicos que conozcan y trabajen dicho material, ocultándoselo al resto del mundo, mientras las demás potencias harán todo lo posible –lícito o no— para hacerse con él, lo que desemboca precisamente en el siguiente punto: el «dilema de seguridad».
Ese dilema –explicado, entre otros, por Tang, Herz, Butterfield y Jervis– está presente en todo momento y es enunciado de varias maneras a lo largo de la película.
En un determinado punto, uno de los actores le expone a las claras a la princesa Shuri que sólo tiene dos opciones: o enfrentarse a él o unirse a él para luchar contra el resto del mundo.
Han llegado, precisamente, a ese momento por su temor a perder el monopolio del uso del vibranium, es decir, por perder su superioridad militar, esa ventaja comparativa que puede inclinar la balanza a un lado o a otro, y porque ve amenazada su seguridad, su supervivencia, decide emprender una serie de acciones que desembocan en una guerra.
Es un claro ejemplo de «trampa de Tucídides», explicado por el equipo del profesor Graham Allison. Finalmente, el villano de la trama opta por la vía de la guerra (en cuanto se presente la ocasión) mientras la heroína de la trama opta por la negociación, la paz.
¿Cómo se pone fin a dicho enfrentamiento bélico? El papel de la mujer en la película es omnipresente y preponderante.
Es, principalmente, una película en el que la mujer es protagonista de principio a fin. Se ve claramente una propuesta de cambio de paradigma, pasando de preminentemente masculino a femenino.
La teoría feminista de las Relaciones Internacionales afirma que si hubiera más mujeres en el poder, el mundo sería más pacífico.
La cuestión es que la política en general, y la internacional en particular, está repleta de testosterona, competición, violencia, amenazas…
Eso no sucedería –supuestamente– si a las mujeres se les dejara impregnar con su feminidad la política, pues se las presupone más pacifistas, conciliadoras, cooperativas, menos impositivas…
Wakanda forever no es sólo una película de entretenimiento, como se puede ver, sino también una forma de explicar las actuales Relaciones Internacionales.
- Antonio Alonso Marcos es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU
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