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03 de mayo de 2024

Maximilian Krah, candidato de la AfD a las elecciones europeas

Maximilian Krah, candidato de la AfD a las elecciones europeasEFE

Prorruso, prochino, fiel de la misa en latín y ocho hijos de tres mujeres: así es Krah, candidato de AfD para las europeas

De momento, las encuestas avalan la peculiar estrategia de este partidario de la mano (muy) dura en materia migratoria

Alto, siempre perfectamente vestido, flequillo muy cuidado, Maximilian Krah no pasa desapercibido. Ni en su país, donde el 65 % de los afiliados de Alianza por Alemania (AfD) le designó cabeza de lista para las elecciones europeas del próximo año, ni en Bruselas donde ejerce de eurodiputado desde 2019. Un periodo en el que ya ha coleccionado dos suspensiones por parte de su grupo, Identidad y Democracia, en el que el grueso de sus compañeros procede de la Agrupación Nacional de Francia, La Liga Norte de Italia, el Partido Liberal de Austria y la Liga Norte italiana encabezada por Matteo Salvini.
Una de las suspensiones está relacionada con el supuesto intento de manipulación de una licitación a favor de una empresa a la que es próximo. Krah lo niega. En lo que todo el mundo está de acuerdo, empezando por él mismo, es en el gran número de enemigos que se ha granjeado en menos de cuatro años en Bruselas. Sus colegas franceses no le perdonan que apoyase, en la última elección presidencial, la candidatura de Eric Zemmour frente a la de Marine Le Pen.
Por no hablar de los que no le aguantan en su propio partido. El eurodiputado Nicolaus Fest, sin ir más lejos. Más allá de las cuestiones personales o ideológicas, el caso es que Krah lleva sin intervenir en sesión plenaria desde el pasado diciembre.
Pero le importa un rábano: su verbo florido y sus reiterados exabruptos le otorgan la tan ansiada proyección. Más incluso cuando uno de los medios más influyentes de Europa, The Times, le ofrece espacio para desplegar sus argumentos. En relación con la inmigración, Krah, partidario de una política de mano dura en la materia, declaró a la cabecera londinense que la permisividad migratoria del «establishment» germano –entiéndase los partidos que habitualmente se reparten el poder– podría facilitar el estallido de un «escándalo a la Rotherham», alusión explícita al caso de abusos que alrededor de 1.5000 menores británicos padecieron a manos de paquistaníes afincados en el Reino Unido.
Krah lo dice sin pelos en la lengua: una situación similar «no puede permitirse nunca que ocurra en Alemania, pero ocurrirá sin la AfD», añadiendo a continuación que «debemos tomar nota de que la inmigración, especialmente la proviene de fuera de Europa, nunca sustituirá nuestro déficit de niños autóctonos. Las naciones son diferentes, por lo que no es posible una inmigración incontrolada sin infligir daños duraderos e irreparables. Queremos que los inmigrantes se asimilen a nuestra cultura y sociedad alemanas para que se conviertan en 'alemanes' y no veamos surgir territorios [en suelo alemán] que ya no tienen nada que ver con Alemania».
Llegados a este punto, es fácil apercibirse que fue la política de refugiados seguida por Angela Merkel la que motivó que Krah abandonase la Unión Cristianodemócrata (Cdu) tras un cuarto de siglo de militancia para engrosar –era 2016– las filas de una Afd que aún se encontraba en fase embrionaria. Como muchos otros, por cierto. Incluso ilustres militantes dieron el paso antes de la llegada masiva de refugiados. Fue el caso, por ejemplo, de Anneliese Poppinga –hoy fallecida–, antigua jefa de la secretaría de Konrad Adenauer, a quien le costaba reconocer los principios defendidos por el fundador de la Alemania contemporánea dentro de la formación de Merkel.
Pero Krah ha ido mucho más allá. Una de dos: u ocultó durante años la verdadera naturaleza de su pensamiento o ha experimentado un giro doctrinal drástico. A día de hoy, el antiguo militante del partido de Helmut Kohl defiende una Unión Europea prácticamente vaciada de competencias, asume sin reservas el relato ruso sobre la guerra de Ucrania –«la expansión de la OTAN»–, aboga por estrechar lazos políticos y económicos con China y admira la estabilidad de regímenes como el de los Emiratos Árabes Unidos, incluso cuando encarcela a un bloguero, decisión condenada por el pleno del Parlamento Europeo.
Con todo, Krah, padre de ocho hijos habidos de tres uniones distintas –incluida una viudez– encuentra tiempo para acudir a la misa tridentina, en latín. De momento, las encuestas avalan esta peculiar estrategia.
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