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02 de mayo de 2024

Un periodista herido recibe ayuda después de haber sido alcanzado por un bote de gas lacrimógeno

Un periodista herido recibe ayuda después de haber sido alcanzado por un bote de gas lacrimógenoAFP

Haití se encamina hacia el colapso gobernado por la ley del terror de las bandas

En medio de esta escalada de violencia, el pasado fin de semana las pandillas ingresaron en las dos principales cárceles de la capital, permitiendo la fuga de más de 3.000 presos

Haití ha sucumbido a la violencia de las bandas y el país caribeño se ha vuelto inhabitable. Las zonas sin ley se multiplican. Algunas áreas y barrios han quedado completamente abandonados a las bandas armadas que controlan al menos el 80 % de la capital, Puerto Príncipe, obligando a la población a restringir sus movimientos.
El país caribeño registra más de 360.000 desplazados internos por la violencia, según datos de Naciones Unidas. La organización estima que en Haití operan 200 pandillas, grupos organizados que usan «armas de fuego sofisticadas» y se dedican al «tráfico de armas o drogas, extorsión, secuestro, asesinato, violencia sexual y desvío de camiones».
Unas 23 bandas operan tan solo en la capital. Están agrupadas en dos coaliciones principales involucradas en guerras territoriales: la «Familia G9», liderada por Jimmy Chérizier, alias «Barbecue», y el G-Pèp.
Pero varios de sus líderes se han aliado para los ataques de los últimos días contra lugares estratégicos del país, exigiendo la renuncia del primer ministro Ariel Henry, que finalmente, ayer, anunció que aceptaba retirarse.
«Los haitianos no pueden llevar una vida digna. Viven con miedo y cada día, cada hora que se prolonga esta situación, el trauma empeora», ha denunciad el jefe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas, Philippe Branchat, que recordó que la inseguridad va en aumento en todo el país y «la gente que vive en la capital está encerrada, no tiene adónde ir».
Branchat insistió: «Las personas que huyen no pueden llegar hasta sus familiares y amigos en el resto del país para encontrar refugio. La capital está rodeada de grupos armados y peligro. Es una ciudad sitiada».
En lo relativo a la salud, la OIM recordó que el sistema sanitario ha colapsado, con algunos hospitales atacados o arrasados por las pandillas, teniendo que evacuar al personal y los pacientes, lo que impide a los profesionales médicos prestar incluso servicios básicos como apoyo psicológico, entre una población que ha sido víctima de desplazamientos, violaciones o ataques, aumentando las tendencias suicidas.
Además, en todo Haití unas 362.000 personas se encuentran desplazadas internas, lo que supone un 15 % más desde principios de año, de los cuales alrededor de la mitad, unos 180.000, son niños, «un grupo particularmente vulnerable», señaló el organismo de la ONU, que remarcó que cada nuevo desplazamiento supone «nuevos desafíos de adaptación», generando gran «estrés y ansiedad».
La violencia en Puerto Príncipe ha aumentado significativamente desde que el 28 de febrero se conociera que el primer ministro Ariel Henry se había comprometido a celebrar elecciones en Haití antes de finales de agosto de 2025. Una fecha muy lejana si se tiene en cuenta que el mandatario debía haber abandonado el poder el pasado 7 de febrero, según un acuerdo de 2022.
En medio de esta escalada de violencia, el pasado fin de semana las bandas criminales ingresaron en las dos principales cárceles de la capital, permitiendo la fuga de más de 3.000 presos.
Henry, actualmente en Puerto Rico y la máxima autoridad del país tras el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moise, es ahora objeto de presiones dentro y fuera de Haití para favorecer una transición que ayude a frenar la aguda crisis y la extrema violencia en la nación isleña.
La inestabilidad en Haití es un problema para toda la comunidad caribeña, y también para Estados Unidos. La idea de que una nación de unos once millones de habitantes esté gobernada por bandas es motivo de gran preocupación, sobre todo por el posible impacto en la inmigración durante un año electoral en el país norteamericano.
Por su parte, el plan respaldado por la ONU de crear una fuerza de reacción rápida dirigida por Kenia para hacer frente a las bandas aún está lejos de convertirse en realidad. Todavía no se ha registrado ningún movimiento desde que Kenia y Haití firmaron, el pasado día 1, un acuerdo bilateral solicitado por los tribunales del país africano para permitir la movilización del contingente de agentes kenianos al frente de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS) en el país caribeño.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, viajó ayer a Jamaica, donde mantuvo una reunión de emergencia sobre la crisis de seguridad en Haití. Durante el fin de semana, el país norteamericano inició la evacuación de parte de su personal diplomático. La Unión Europea (UE) anunció ayer también que ya había evacuado a su personal en el país caribeño.
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