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Andrés Montero
Andrés Montero

Boric despliega el 'show de la memoria histórica' en su gira por Europa

Boric en Chile y también Sánchez en España, llaman ultraderecha a la derecha y derecha a la centroderecha

Actualizada 17:34

Gabriel Boric, presidente de Chile, junto al canciller alemán Olaf Scholz en Berlin

Gabriel Boric, presidente de Chile, junto al canciller alemán Olaf Scholz en BerlinRalf Hirschberger / AFP

El Presidente de Chile, Gabriel Boric, se encuentra en medio de una gira internacional en la que visita Alemania, Francia, Suecia y Suiza. Como siempre lo hace, ha invitado a sumarse a la delegación, a distintos actores de la sociedad chilena. En estos viajes, él intenta acercarse a líderes de la oposición y a buscar apoyos que le faciliten avanzar en las reformas que su gobierno, de izquierda dura, pretende aprobar.

En un intento por dividir a los empresarios, Boric no invitó a su periplo al presidente de la CPC, gremio que agrupa a las principales patronales del país. Normalmente Boric intenta dividir a las patronales, con gestos planificados para evitar interlocutores poderosos. Con actitudes pueriles, Boric no acepta críticas y se transforma en un un feroz defensor de sus propuestas, si alguien no está de acuerdo con sus ideas.

En Alemania la agenda de Boric, ha estado plagada de gestos hacia la izquierda dura, repitiendo el espectáculo que han realizado todos les ex presidentes que viajan a Europa. En efecto, el programa se llama: «pedir perdón a los supuestos perseguidos por el gobierno militar, de hace más de 50 años».

No pocos chilenos salieron del país, tras el golpe militar que derrocó al marxista Salvador Allende en 1973. Los destinos principales elegidos en su momento fueron Suecia, Alemania, Francia y también Cuba, Venezuela, la extinta RDA y la antigua Unión Soviética. Cómo era de esperar, la mayoría regresó a Chile en la década de los noventa, pero otros se quedaron disfrutando de las bondades de países desarrollados y por cierto abandonando a los países comunistas.

Boric ha atacado sistemáticamente a quien fuera su rival en las últimas elecciones presidenciales de hace algo más de dos años. El líder de la derecha chilena -llamada ultraderecha por el gobierno de Boric- José Antonio Kast, ha sido crítico, lo que genera permanentes descalificaciones del presidente chileno al llamar al Partido Republicano: «derecha no democrática».

Boric ha elegido suelos extranjeros para hacer llamados a «aislar» a la derecha chilena. Simultáneamente, los líderes del Partido Comunista chileno -aliado clave de Boric en su gobierno- siguen defendiendo a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Boric arribó a Alemania, justo después del fracaso eleccionario de la coalición gobernante y el alza sostenida de la derecha europea, en todos los países. Boric en Chile y también Sánchez en España, llaman ultraderecha a la derecha y derecha a la centroderecha. Lo mismo hace la prensa, que tiene un evidente sesgo «progresista». Paradójicamente para Boric y para Sánchez, no existe la ultraizquierda.

En Alemania también Boric ha ocupado parte de su agenda, para volver sobre un tema vinculado a una colonia alemana, que fuera liderada por un alemán ya fallecido, Paul Schaefer. Boric anunció la expropiación de sus propiedades para ir adelante con un memorial.

En Chile, está de moda proponer la construcción de memoriales, en que la historia de Chile se presenta de manera sesgada y así la izquierda va eliminando placas y nombres de calles que no le gustan y va repletando el territorio de plazas y calles con el nombre de Salvador Allende.

La agenda sigue en Suecia, en donde «el show de la memoria histórica», continuará. Boric busca aceleradamente aliados internacionales en gobiernos de izquierda, mientras Milei en Argentina, los ataca por ineficaces. Boric adula y se entrega a la ONU y sus filiales, mientras Milei los ignora.

Boric pretende transformarse en un líder internacional, llamando la atención con su irrespeto por las formas. No usa corbata en eventos oficiales y pasa revista a tropas que lo reciben, con las manos atrás. Sus cercanos son jóvenes revolucionarios y algunos más «viejos», a quienes ha recurrido en busca de la experiencia que él no tiene.

Al regresar a Chile, Boric se encontrará con su invariable 30 % de apoyo, aunque cuando fue elegido presidente alcanzó el 57 % de los votos. El presidente chileno seguirá tratando de ultras a sus opositores reales y de moderados a los comunistas de su gobierno. La historia se va repitiendo en muchos lugares y los «demócratas», seguirán creyendo que Cuba, Nicaragua y Venezuela cambiarán de signo en las urnas. Parecen olvidar que en Chile, por otra vía, los chilenos se salvaron hace 51 años de las garras de la ultraizquierda.

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