
Palestinos desplazados en Yabalia, en el norte de la franja de Gaza
Claves para entender el rechazo de los países árabes a acoger a los palestinos de Gaza
La propuesta de Donald Trump de asumir el control de la franja de Gaza y facilitar la reubicación de sus habitantes palestinos en países vecinos ha provocado un rechazo contundente en el mundo árabe, particularmente en Egipto y Jordania, aliados estratégicos dependientes de Washington.
Aunque a simple vista este rechazo podría interpretarse como hipocresía, ya que el mundo árabe defiende sin paliativos la causa palestina y una solución de dos estados desde la retórica, las razones detrás de la negativa son más complejas y tienen raíces históricas, políticas, sociales, pero también coyunturales.
Kobi Michaeli, investigador sénior en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv, sostuvo en un encuentro con periodistas facilitado por EIPA que la dependencia de Egipto y Jordania de EE. UU. juega un papel clave en su relación con Trump.
«Creo que Trump tiene un margen de maniobra muy significativo sobre los egipcios y los jordanos. Los jordanos dependen totalmente de Estados Unidos y están en una condición aún peor en relación a Egipto», manifestó el experto.
De hecho, mientras que Egipto podría recurrir a China o Rusia como aliados potenciales, Jordania –sostiene el experto– tiene pocas opciones fuera de su relación con Washington.
Jordania tiene pocas opciones fuera de su relación con Washington
Michaeli asume que el presidente estadounidense espera del egipcio Abdel Fatah Al-Sisi que permita el movimiento de palestinos a través de su territorio, pero, básicamente, cree que se trata de una estrategia para lograr contraprestaciones.
«Creo que el presidente Trump quiere que el presidente Al-Sisi y el Rey Abdalá II sean menos críticos con el plan, que bajen el tono o reduzcan sus críticas», añadió.
Más allá de la historia y el posible temor al aumento del islamismo radical de la mano de los Hermanos Musulmanes (de la que emanó Hamás) en sus respectivos países, señala que el principal obstáculo no es de índole estratégica, sino política. «La razón principal para ambos líderes es su propia base electoral. Temen que esto genere una ola de críticas que pueda sacudir su estabilidad, porque serán percibidos como los que vendieron a los palestinos».
Jordania: difícil equilibrio con EE.UU. y la causa palestina
El peso histórico del conflicto árabe-israelí también está presente en este rechazo. En Jordania, que alberga a 2,5 millones de refugiados palestinos registrados, representando casi la mitad de todos los refugiados palestinos, cualquier movimiento que se perciba como un abandono de la causa palestina –la Reina Rania es de ese origen– resulta altamente sensible.
En 1970, el conflicto conocido como Septiembre Negro, que enfrentó al régimen jordano con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), es un recordatorio del riesgo que representa para Jordania cualquier intento de imponer una solución que no sea consensuada por los palestinos.
Egipto y el temor fronterizo
Egipto, por su parte, mantiene un compromiso con la causa palestina, pero no quiere verse involucrado en un proceso que podría desencadenar un desplazamiento permanente de palestinos hacia su territorio. Además, el temor de que esto desemboque en una mayor inestabilidad en la región, con Gaza controlada por actores como Hamás, es otro factor que pesa en su decisión. Las autoridades egipcias no quieren arriesgarse a que el conflicto de Gaza se desborde hacia su propio territorio.
La estrategia geopolítica de Trump
El plan de Trump, sin embargo, no solo responde a una estrategia de gestión territorial de Gaza, sino que también tiene implicaciones geopolíticas. Michaeli sostiene que el presidente estadounidense está utilizando el plan como una táctica para presionar a los países árabes, especialmente a Arabia Saudí, para que normalicen sus relaciones con Israel.
«Trump ha tirado por los aires el tablero de ajedrez y ha cambiado el juego por el del Monopoly», indicando que busca establecer influencia y un nuevo concepto de proxies en la región que reporte no solo una nueva hegemonía, sino también beneficios económicos para EE. UU.
Quiere que Arabia Saudí forme parte de la nueva arquitectura regional y, por ello, plantea que la propuesta podría tratarse de una sonda o farol para luego presentar a Riad como «salvadores de los palestinos» y los que evitaron el desastre en Gaza o una anexión de Cisjordania, todo a cambio de que accedan a normalizar relaciones con Israel.
La postura de Arabia Saudí
La postura de Riad es clave para entender el panorama. En su comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores saudí reafirmó su «firme e inquebrantable» compromiso con la causa palestina, algo que no ha cambiado, a pesar de las presiones internacionales. En este sentido, los saudíes ven el plan de Trump como una amenaza a la estabilidad de la región y una posible justificación para el desplazamiento de los palestinos.
«Cualquier intento de forzar la reubicación de los palestinos podría desatar una crisis aún mayor», señaló el gobierno saudí en su comunicado.
El rechazo árabe y sus implicaciones internas
A lo largo de los años, Egipto y Jordania han sido mediadores en los intentos de paz entre Israel y los palestinos. El rechazo a la propuesta de Trump puede entenderse como una defensa de su propia estabilidad interna enmascarada de unidad árabe.
En opinión de Jason Shvili, colaborador en Facts and Logic About the Middle East (FLAME), pese a que el plan de Trump de «limpiar» la franja de Gaza mediante la reubicación de sus habitantes ha sido ridiculizada por los dirigentes palestinos y otros líderes árabes, al mismo tiempo estos actores han llevado durante décadas la solución de «dos estados» a la ruina.
Pero más allá de si la propuesta es un órdago para crear una posición de ventaja hegemónica de EE.UU. sobre qué se puede hacer respecto al futuro del enclave o una cortina de humo para desviar la atención de la tregua entre Israel y Hamás, hay que analizar lo que dice.
«Cualquier intento de reconstruir Gaza en las actuales circunstancias será cooptado por Hamás y no para reconstruir las ruinas, sino su aparato militar con el objetivo de destruir a Israel», refirió el observador.
El rechazo árabe al plan de Trump no responde únicamente a una falta de voluntad para resolver el conflicto, sino a una serie de razones profundamente arraigadas en la historia, la política interna y las dinámicas geopolíticas.
Hipocresía o defensa de principios, el plan de Trump sobre Gaza, lejos de ser una solución viable, refleja la complejidad de la política de la región y pone a prueba la capacidad de presión e influencia estadounidense sobre los países árabes.