La moción de confianza que perdió Scholz y cambió el rumbo político de Alemania
A tres semanas de las elecciones generales en Alemania y ya en plena campaña electoral, parece que los ciudadanos desean un cambio drástico en la política

Alice Weidel, Friedrich Merz y Olaf Scholz,
Una moción de confianza tiene por objetivo garantizar que un país tenga un gobierno eficaz y estable en todo momento. Recordemos que es una «cuestión de confianza» lo que ha impuesto el Junts de Puigdemont a Pedro Sánchez en una situación más anómala e insostenible que la que tenía el canciller Scholz hace muy poco tiempo. Sin embargo, dista mucho la realidad española de la alemana que se enfrenta ahora unas elecciones anticipadas el próximo 23 de febrero.
Una moción de confianza es un instrumento del sistema para ayudar a sanear una democracia de dos formas: bien para estabilizar un gobierno, o bien para abrir el camino a unas nuevas elecciones y devolver la voz al pueblo soberano. Esto ha ocurrido en Alemania.
Las cuestiones de confianza, en la República Federal de Alemania, están reguladas constitucionalmente, en su artículo 68 de la Ley Fundamental, y sólo las puede realizar el Canciller Federal. En Alemania Federal se han planteado en seis ocasiones: El 20 de septiembre de 1972 por Willy Brandt, el 3 de febrero de 1982 por Helmut Schmidt, el 17 de diciembre de 1982 por Helmut Kohl, el 16 de noviembre de 2001 por Gerhard Schröder, el 1 de julio de 2005 por Gerhard Schröder, el 16 de diciembre de 2024 por Olaf Scholz.
El Parlamento expresó su confianza en los casos de Schmidt (1982) y Schröder (2001) y en el resto hubo que convocar nuevos comicios como le ha ocurrido a Olaf Scholz, quien perdió el voto el pasado 16 de diciembre. Esto ha llevado a la disolución del Parlamento y a la convocatoria de nuevas elecciones legislativa en el Parlamento y dar a los ciudadanos la oportunidad de redefinir la dirección política del país.
Gobierno semáforo
La mala gestión del último gobierno tricolor-progresista, llamado semáforo (porque se componía por socialistas–rojo—, liberales–amarillo— y verdes–verde—, ha llevado a una situación insostenible y ha hundido a las izquierdas en cuanto intención de voto.
A tres semanas de las elecciones generales en Alemania y ya en plena campaña electoral parece que los ciudadanos desean un cambio drástico en la política. Para el 83 por ciento, la situación actual en el país es motivo de preocupación, fundamentalmente el asunto de la inmigración es el que ocupa el primer plano, en segundo lugar, la situación económica. Más de una cuarta parte de los encuestados, en este inicio de campaña, mencionan inmediatamente ambos temas.
Todo hace pronosticar una victoria del centro derecha CDU-CSU
A más de un 20 % les preocupan los conflictos armados en el mundo y, asociado esto, la necesidad a aumentar el presupuesto en defensa. A cerca de un 18 por ciento le inquieta un giro a la derecha de la sociedad.
Todo hace pronosticar una victoria del centro derecha CDU-CSU y en segunda posición, más a la derecha, Alternativa para Alemania (AfD) que podría quedar muy cerca o incluso sorprender.
Los conservadores de la CDU/CSU se estima que obtendrían el 30 % o algo más, la AfD alcanzaría más de un 20 % de apoyo del electorado. Mientras que los socialdemócratas (SPD) se hunden y no llegarían al 15 %, los Verdes se estima que quedarían en un porcentaje semejante y la Izquierda (die Linke) se reduce a apenas un 5 %. Los liberales (FDP) caen al 5% y la Alianza Sahra Wagenknecht, una nueva izquierda reciclada, no superarían el umbral del 5 %.
El cordón sanitario
Todo son pronósticos por el momento, pero se presenta una situación inédita en la Alemania Federal. Luego, ¿qué ocurrirá? Podría ser que las derechas se uniesen para lograr un gobierno fuerte siguiendo los dictámenes del voto y rompiendo el «cordón sanitario» a la AfD, un partido fuertemente nacionalista de nuevo cuño (que no nacional—socialista) y que busca revertir el problema de la inmigración. Podría ocurrir también que el centro-derecha (CDU/CSU) pactase con los socialdemócratas y otros grupos más a la izquierda, algo que ya le costó su castigo en votos en experiencias anteriores.
Todo está por ver. Lo cierto es que la historia de Alemania «pesa mucho» en el rumbo que vaya a tomar el próximo gobierno y, a su vez, lo que ocurra en Alemania será determinante para el futuro de la Unión Europa.