Trump y Musk sufren su primer varapalo electoral: la jueza Susan Crawford gana el puesto al Tribunal Supremo de Wisconsin

Los votantes de Wisconsin asestaron un duro golpe al segundo mandato de Donald Trump al elegir a la jueza Susan Crawford, respaldada por los demócratas, para integrar la Corte Suprema del estado. La derrota de su rival, Brad Schimel, pese al apoyo financiero y mediático del multimillonario Elon Musk, representa un revés significativo para el presidente.

Este resultado supone la primera gran prueba electoral adversa desde que Trump regresó a la Casa Blanca hace dos meses. Aunque los republicanos lograron conservar dos escaños en la Cámara de Representantes de Florida en comicios parciales, la derrota en Wisconsin empañó la jornada.

Trump había expresado su respaldo a Schimel en redes sociales, calificándolo de «patriota» y descalificando a Crawford como una «liberal de izquierda radical». Con su habitual retórica incendiaria, llegó a acusarla de «poner en libertad a pederastas y violadores», asegurando que su victoria sería un «DESASTRE» para el estado.

Elon Musk, una figura clave en la administración de Trump y principal impulsor de sus políticas de austeridad, se involucró activamente en la campaña de Schimel. Se desplazó personalmente a Wisconsin para promover su candidatura y llegar a los votantes indecisos. En un debate celebrado en su red social X, el magnate advirtió que «esta elección, que parece menor, podría determinar el destino de la civilización occidental».

La importancia de estos comicios radicaba en el equilibrio de la Corte Suprema estatal, que podría inclinarse hacia la derecha en caso de una victoria de Schimel. Uno de los principales temores de Musk era que el tribunal promoviera un rediseño de los distritos electorales favorable a los demócratas, lo que podría afectar futuras contiendas legislativas y presidenciales.

El impacto de la elección se reflejó en el gasto sin precedentes registrado en la campaña. De acuerdo con el Centro Brennan de la Universidad de Nueva York, Schimel y sus aliados invirtieron más de 53,3 millones de dólares, de los cuales 12,2 millones provinieron directamente del comité de acción política de Musk. En comparación, la candidatura de Crawford y sus partidarios desembolsaron aproximadamente 45,1 millones de dólares. Estas cifras consolidaron la contienda como la más costosa en la historia judicial de Estados Unidos.

Uno de los episodios más controvertidos de la campaña fue la acción de Musk durante un mitin en apoyo a Schimel, donde entregó cheques de un millón de dólares a dos votantes en el escenario. La iniciativa fue denunciada por los demócratas, quienes la consideraron ilegal y contraria a las normas electorales.

En contraste con la derrota en Wisconsin, Trump y los republicanos lograron retener dos escaños en Florida. El republicano Randy Fine se impuso en el sexto distrito, mientras que Jimmy Patronis, también respaldado por Trump, ganó en el primer distrito. El presidente no tardó en adjudicarse el triunfo, asegurando en redes sociales que «el respaldo de Trump, como siempre, demostró ser mucho más poderoso que las fuerzas malignas de los demócratas».

Desde su regreso a la presidencia, Trump ha impuesto un estilo de gobierno marcado por la desregulación y la eliminación de organismos federales. Con el apoyo de Musk, ha impulsado drásticos recortes en el gasto público y el despido de miles de funcionarios. En términos legislativos, ha firmado una cantidad considerable de decretos que abarcan temas clave como energía, migración y políticas ambientales.

Sin embargo, las encuestas recientes muestran una disminución en su popularidad. Hasta ahora, no había enfrentado un desafío electoral significativo, y la derrota en Wisconsin podría ser una advertencia sobre el futuro político de su administración. Mientras tanto, los demócratas continúan reorganizándose tras sus derrotas en las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre, en un intento por recuperar terreno en el escenario político estadounidense.