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El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente estadounidense, Donald TrumpMiddle East Images via AFP

La estrategia de Trump para cerrar un acuerdo con Irán aprovechando la guerra con Israel

Trump intenta vender la idea de que la crisis actual entre Israel e Irán también puede resolverse mediante su influencia, negociaciones y presión diplomática

Se dice que un gran negociador es aquel que sabe vislumbrar oportunidades cuando al resto del mundo se le cierran las puertas. La reciente escalada militar entre Israel e Irán ha dejado al mundo en vilo, no ya solo por el temor a una guerra total sino por aspectos más tangibles como lo que podría afectar económicamente si el estrecho de Ormuz se cierra. Para Donald Trump, esta crisis, en cambio representa una oportunidad política y estratégica que no está dispuesto a dejar pasar.

Desde su plataforma en Truth Social y en entrevistas públicas, el presidente ha dejado claro que, aunque Estados Unidos no está —todavía— oficialmente involucrado en el intercambio de ataques, él tuvo un papel fundamental en el desencadenamiento del conflicto y en la orientación de la política estadounidense hacia la negociación y la presión directa sobre Irán.

El mandatario republicano afirmó que otorgó a Irán un plazo de 60 días para llegar a un acuerdo nuclear, una negociación que, según él, estaba estancada. Cuando ese plazo expiró, dio luz verde a Israel para lanzar un ataque contra instalaciones nucleares iraníes y contra la cúpula militar del régimen. Según el presidente, Israel había planeado este operativo desde abril y simplemente esperaba el permiso para ejecutarlo.

Esta narrativa del mandatario norteamericano busca mostrar su, según él, capacidad para manejar la compleja geopolítica de Oriente Medio, en contraste con la Administración de su predecesor, Joe Biden, a la que acusa de debilidad y malas decisiones que han prolongado conflictos en la región y en otros frentes, como Ucrania. Trump llegó a la presidencia, hace ya seis meses, prometiendo acabar ese conflicto —algo que se le ha enquistado— y evitar que surjan nuevos —algo que ahora se le ha complicado—.

Más allá del respaldo militar, Trump intenta presentarse como un negociador eficaz y pragmático. En sus mensajes, destaca sus supuestos logros en la resolución de conflictos internacionales previos, como la paz entre India y Pakistán de hace escasas semanas, donde asegura haber utilizado el poder comercial de Estados Unidos para lograr un acuerdo entre dos históricos enemigos. También menciona la intervención para evitar una guerra abierta entre Serbia y Kosovo, y su papel en la disputa entre Egipto y Etiopía por la presa del Nilo, presentándose como un pacificador capaz de mediar en los conflictos más enconados.

Estelas de cohetes en el cielo sobre Jerusalén el 13 de junio de 2025AFP

Con esta estrategia, Trump intenta vender la idea de que la crisis actual entre Israel e Irán también puede resolverse mediante su influencia, negociaciones y presión diplomática. En declaraciones recientes, ha expresado su confianza en que «pronto habrá paz» en Oriente Medio, anticipando un posible acuerdo entre ambas potencias que él mismo estaría facilitando.

Con la República Islámica viendo como todos sus aliados regionales se han debilitado —Hamás, Hezbolá o Bashar al-Asad—, una guerra larga y a gran escala contra Israel parece dificilmente manejable para un régimen que también tiene sus propios problemas internos. Teniendo esto en cuenta, Trump cree que los últimos acontecimientos les forzarán a sentarse en la mesa de negociaciones. Algo que, por otra parte, Irán ha descartado a corto plazo, incluso cancelando la reunión que estaba prevista para este mismo domingo en Omán.

Aunque Trump asegura que Estados Unidos «no está involucrado en este momento» en el conflicto, ha dejado abierta la posibilidad de que el país se involucre si la situación lo requiere. En una entrevista con ABC News, afirmó que «es posible que nos involucremos». Este doble discurso, de respaldo total a Israel pero de reticencia a entrar en un nuevo conflicto, le permite mantener una posición de fuerza sin comprometerse públicamente a una guerra, al mismo tiempo que envía una señal clara a Irán y a sus aliados.

En un movimiento sorprendente, Trump también ha manifestado estar abierto a que el presidente ruso, Vladimir Putin, actúe como mediador en el conflicto entre Israel e Irán. Según explicó, Putin le llamó para ofrecer su ayuda y ambos mantuvieron «una larga conversación» al respecto.

En las últimas semanas, las conversaciones indirectas entre Estados Unidos e Irán habían avanzado con cautela en ciudades como Roma y Mascate, con el objetivo de avanzar hacia un posible acuerdo nuclear. Sin embargo, desde Irán no olvidaban la retirada unilateral de Trump en 2018 y un posible pacto seguía encontrándose lejos.

Ahora, con la República Islámica bajo fuego y el temor a una guerra a gran escala contra Israel, en Estados Unidos se recuerda la célebre frase que Trump le dijo al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, cuando visitó la Casa Blanca hace unos meses: «No tienes las cartas para negociar».