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François Bayrou, primer ministro francés

François Bayrou, primer ministro francésAFP

Las cuatro hipótesis para Francia tras el órdago de Bayrou

Ni siquiera una victoria en el voto de confianza devolvería la estabilidad política al país

El órdago lanzado el 25 de agosto por el primer ministro François Bayrou al anunciar que se someterá a una moción de confianza el próximo 8 de septiembre ha revolucionado aún más la rentrée política francesa, cuyos responsables se disponían a afrontar -sin saber muy bien cómo- el movimiento populista Bloquons-tout, que pretende bloquear el funcionamiento del país el día 10. De hecho, el anuncio de Bayrou no ha disuadido a sus promotores de seguir adelante con sus planes. Antes, al contrario.

Mas antes Bayrou ha de preocuparse por una aritmética parlamentaria muy adversa: al cierre de esta edición, la relación de fuerzas es muy desfavorable para el primer ministro en lo que respecta a la moción de confianza. Según las posiciones adoptadas por los distintos partidos, solo las cuatro formaciones que apoyan al Gobierno (la macronista Renacimiento, Los Republicanos, de centro derecha y las centristas MoDem -encabezada por el propio Bayrou- y Horizons) han anunciado que votarán a favor de la confianza: lo que supondría, en caso de movilización total, 210 votos, muy lejos de los 288 necesarios para obtener la mayoría absoluta si todos los diputados participan en la votación.

Entre las oposiciones, el deseo de ajustar cuentas con Bayrou es manifiesto. Se daba por descontado que La Francia Insumisa, de izquierda extrema y encabezada por Jean-Luc Mélenchon, votaría en contra de la permanencia del actual primer ministro. Desde las filas socialistas afloraban ciertas dudas, pero al final, salvo sorpresa mayúscula, unirán sus votos a los de sus rivales dentro de la izquierda. Lo mismo cabe decir de la Agrupación Nacional: tras los titubeos iniciales de su presidente, Jordan Bardella -siempre deseoso de distinguirse de sus adversarios ideológicos y partidario de sostener a Bayrou con la soga al cuello, pero sin apretarla- la líder natural del partido, Marine Le Pen, ha tocado el silbato y ha ordenado a sus tropas censurar sin contemplaciones al todavía inquilino del palacio de Matignon.

Así las cosas, estás serían las hipótesis tras el 8 de septiembre.

Macron nombra un nuevo primer ministro

Si, como parece probable, el 8 de septiembre, cae Bayrou, este tendrá que dimitir. Su destino, quiera o no, marcará la la historia de la V República: nunca un primer ministro había caído en una moción de confianza. Cuando no estaban seguros de imponerse, sus predecesores preferían no organizar una votación de este tipo y recurrían al famoso artículo 49.3, glosado en repetidas ocasiones en las páginas de El Debate, que permite la adopción de un texto sin votación si no prospera simultáneamente una moción de censura. Al optar por el 49.1, y si no le sale el órdago, Bayrou ofrece la posibilidad al presidente Emmanuel Macron de nombrar un primer ministro.

Los pretendientes abundan. De momento, solo uno ha presentado su candidatura de forma oficiosa: el influyente diputado Charles-Amédée de Courson. El jefe de Estado también podría nombrar a un primer ministro compatible con la izquierda, con el fin de ampliar su base parlamentaria y lograr una apariencia de estabilidad institucional. Pero en ese caso perdería el apoyo de Los Republicanos, liderados por el todopoderoso ministro del Interior Bruno Retaillau.

Bayrou supera la moción de confianza

Es la opción más improbable. Sin embargo, un bandazo de la Agrupación Nacional en el último momento, absteniéndose durante la votación podría salvar temporalmente el pellejo de Bayrou. Pero el precio a pagar sería elevado. Por ejemplo, una reducción de la contribución francesa al presupuesto de la Unión Europea. Sin embargo, en esa conjetura se privaría del núcleo de sus apoyos -macronistas y centristas- y, sobre todo, abriría una crisis grave con Bruselas. En todo caso, una improbable victoria no garantizaría la estabilidad política hasta las presidenciales de 2027, principal objetivo de Macron y Bayrou. La persistente tensión social en Francia -Bloquons-tout es solo una vertiente- hace imposible una continuidad de Bayrou sin cambios sustanciales.

Nueva convocatoria de elecciones legislativas

Sería la tercera desde 2022. La desean con fervor La Francia Insumisa y la Agrupación Nacional. Macron no quiere ni oía hablar de ella. Sin embargo, en el bando presidencial, el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, firme aliado de Macron desde 2017, considera que «no hay que descartar» esta hipótesis.

Dimisión de Macron

Sería un terremoto: el último presidente en dimitir fue el mismísimo Charles de Gaulle, fundador de la V República, en 1969. Macron, con más fuerza aún que sobre unas legislativas anticipadas, se cierra totalmente en banda. Mas empiezan a surgir voces dentro del bando moderado, como las de los exministros Hervé Morin y Jean-François Copé, que ya la evocan abiertamente.

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