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El Cartel de los Soles: patético y desesperado

Que Trump haya aparecido al pasado martes informando de la destrucción de la narco lancha que se dirigía a Trinidad y Tobago, cargada de drogas, ratifica su involucramiento estructural con la movilización militar

Recompensa de Estados Unidos por los dirigentes chavistas vinculados al Cartel de los Soles

Recompensa de Estados Unidos por los dirigentes chavistas vinculados al Cartel de los SolesGobierno de EE.UU.

Escribo este artículo la mañana del jueves 4 de septiembre, lo que significa que corro el riesgo de que en las horas que transcurran hasta la publicación del mismo, ocurran hechos que aceleren y modifiquen el escenario de la guerra iniciada por el gobierno de Donald Trump en contra del Cartel de los Soles / Narco Estado encabezado por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López. Aún así, esta advertencia no modifica mi propósito: detenerme en el entumecido repertorio de las reacciones del narco régimen, ante los anuncios y acciones del gobierno estadounidense. Veamos.

Una línea de acción de la dictadura consiste en proclamar la inocencia. Por ejemplo, Padrino López aparece rodeado de unos atontados en uniforme, a los que formula una pregunta absurda: si es cierto que en los cuarteles hay drogas. Los adoctrinados repiten: no mi general. Burda maniobra, porque nadie ha dicho que las Fuerzas Armadas almacenan drogas. El señalamiento es el contrario: el de operar una militarizada industria de recepción y despacho inmediato de cocaína y otras drogas hacia Estados Unidos y Europa, tras hacer un alto en países como Honduras, Belice y México, entre otros, y, a continuación, seguir rumbo a sus destinos.

Del segundo recurso al que ha apelado la desesperación del Cartel, poco sabe la opinión pública. Han intentado, infructuosamente, poner en funcionamiento las vías diplomáticas ante el gobierno de Trump, no solo las oficiales sino también las que manejan intermediarios y lobistas. ¿Y con qué se han encontrado? Con las puertas selladas. Canales clausurados a cualquier posible diálogo por orden de Trump. Esto es particularmente revelador: ratifica que, hasta nuevo aviso, el poder estadounidense no está dispuesto a modificar sus planes.

En medio de su exasperado terror, el Cartel también ha producido una carta-ruego dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, y decenas de otras correspondencias más dirigidas a gobiernos de otros países, en las que imploran, de rodillas como inofensivos corderos, que hagan diligencias destinadas a convencer a Trump para que detenga la ofensiva. En dichas cartas, como es previsible, se desvinculan del narcotráfico, sostienen que se trata no más que una «falsa narrativa», y aseguran mantener una férrea lucha contra los narco terroristas (es decir, contra sus socios).

Quizá nada sea tan revelador de la extrema desesperación del narco régimen, como el intento de propagar un argumento tan pusilánime, que ni siquiera cabe llamarlo «estrategia»: la de exonerar a Trump (lo que revela el pavor que les produce el Presidente de Estados Unidos), y acusar al Secretario de Estado, Marco Rubio, de ser el artífice y organizador del asedio militar a Venezuela. Nada menos: como si un alto funcionario pudiese, por sí mismo, poner en marcha una operación de tan vasta envergadura, sin que el mismísimo Trump la haya concebido y autorizado. Que Trump haya aparecido al pasado martes informando de la destrucción de la narco lancha que se dirigía a Trinidad y Tobago, cargada de drogas, ratifica su involucramiento estructural con la movilización militar.

Que la respuesta de la dictadura madurista sea negar lo ocurrido y sostenga que el vídeo del momento en que la mencionada narco lancha explota bombardeada por un dron, no es real sino un producto realizado con Inteligencia Artificial, hace todavía más patente el terror crispado, el arrinconamiento, la cagantina que padecen los jerarcas del Cartel.

Sin embargo, a pesar de todo lo dicho hasta aquí, todavía hay una reacción más elocuente y sinsentido: el llamado abierto a inscribirse en las milicias, convocatoria cuyos resultados no han sido otra cosa que un, otra vez, inocultable y sonoro fracaso.

Porque, ¿a quién ha convocado la narco dictadura? A una sociedad, cuya mayoría evidente repele y hasta odia al régimen y a sus principales figuras. Se trata de una sociedad atravesada por el hartazgo, tomada por el conocimiento de que el dictador, que perdió las elecciones el 28 de julio, ejerce el poder por la fuerza, carente de legitimidad. Es tan intenso y extendido el rechazo hacia Maduro, Cabello y Padrino López, que salta a la vista la gran cantidad de venezolanos que, en silencio o abiertamente, celebran o apoyan la iniciativa de Trump.

La dictadura viene de una cadena de reveses, cada vez más notorios: la asistencia el referéndum sobre el Esequibo no alcanzó ni al 10% de los electores; luego Maduro perdió rotundamente las elecciones con Edmundo González Urrutia; de seguidas, las elecciones regionales fueron un fiasco todavía mayor: estos son los categóricos antecedentes que explican que la convocatoria a sumarse a las milicias para enfrentar a Trump ha sido un fracaso sin atenuantes. Otro fracaso más.

En las últimas dos o tres semanas, las redes sociales han sido inundadas por breves videos y memes protagonizados por milicianos realizando ejercicios físicos, participando en entrenamientos, arrastrándose por campos con un trozo de madera en las manos, simulando que el objeto en cuestión es un fusil. Se trata de escenas de un insólito patetismo: adultos muy mayores, mujeres y hombres que no cuentan con las mínimas condiciones físicas necesarias, personas que caen desmayadas por la falta de alimentos o que no pueden agacharse a causa del sobrepeso, mal vestidos y, en el fondo, tratados con un profundo desprecio por parte de sus supuestos «entrenadores».

Esta masa de seres particularmente vulnerables, sin experiencia, sin verdadero entrenamiento, hambrientos y hasta enfermos, sin otra motivación que la ración de alimentos que reciben en cada jornada, esta escenificación del patetismo de la dictadura, sería uno de los componentes militares con que el Narco Estado pretende enfrentar a una estructura militar altamente profesional, dotada de las más sofisticadas tecnologías defensivas y ofensivas, las fuerzas militares de Estados Unidos.

¿Cabe añadir alguna palabra a estas patéticas, lastimosas escenificaciones? Sí cabe decir algo: son una prueba más de que la narco dictadura de Maduro debe acabar de inmediato.

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