Christian Bruckner, el principal sospechoso del caso de Madeleine McCann
La Policía, obligada a hacerle la compra al sospechoso del caso Madeleine McCann tras la indignación por su liberación
Brückner, de 48 años, salió de prisión hace apenas diez días tras cumplir una condena de más de siete años
La liberación de Christian Brückner, principal sospechoso de la desaparición de Madeleine McCann, ha desatado un estallido de indignación en Alemania y un escenario insólito donde hasta la Policía ha tenido que hacerle la compra para evitar que saliera a la calle.
Brückner, de 48 años, salió de prisión hace apenas diez días tras cumplir una condena de más de siete años por la violación de una mujer estadounidense de 72 años en Portugal. Fue absuelto en 2024 de otros cinco delitos sexuales, lo que permitió su excarcelación, aunque la fiscalía de Braunschweig y la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) siguen considerándolo el principal sospechoso en el caso de Maddie.
La pequeña Madeleine McCann desapareció en 2007, a los tres años de edad, mientras dormía en un apartamento turístico de Praia da Luz, en el Algarve portugués, donde estaba de vacaciones con su familia. Desde 2020, Brückner está bajo investigación formal después de que se conociera que vivía en la zona en esa época y tenía un historial de delitos sexuales contra menores y mujeres. Sin embargo, hasta ahora las pruebas no han sido suficientes para presentar cargos definitivos.
Tras su puesta en libertad, Brückner se instaló en una vivienda de Neumünster (Schleswig-Holstein). Sus vecinos descubrieron rápidamente quién era y comenzaron a increparlo con insultos y amenazas cada vez más violentas. La tensión se desató este sábado, cuando dos patrullas tuvieron que escoltarlo entre gritos de «¡Qué vergüenza!» y «¡Pedazo de basura!», según vídeos difundidos por la prensa alemana.
El sospechoso, Christian Bruckner, y Madeleine McCann, que desapareció en 2007
El diario Bild reveló además que, en los últimos días, la situación de hostigamiento fue tan extrema que los agentes incluso le realizaron compras básicas para que no tuviera que salir de casa. Solo se le vio una vez en público, cuando acudió a adquirir un teléfono móvil, hecho registrado en un vídeo difundido por la prensa británica.
Ante el riesgo de un linchamiento, la Policía decidió trasladarlo a un lugar secreto. «Respetamos los derechos personales de todos, por lo que no revelaremos el paradero de esta persona ni ningún otro dato sobre ella», explicó un portavoz policial.