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El candidato a la Presidencia de Chile por el Partido Republicano, Jose Antonio Kast, habla durante un evento de cierre de campaña este martes, en Santiago (Chile). EFE/ Ailen Díaz

El candidato a la Presidencia de Chile por el Partido Republicano, Jose Antonio Kast, durante un evento de cierre de campañaEFE

José Antonio Kast: con la amenaza de Kaiser en los talones de la victoria de las elecciones

Favorito indiscutible de la derecha chilena hasta hace unas semanas, en la recta final de la campaña, la amenaza de un sorpaso de Johannes Kaiser preocupa al candidato de la derecha tradicional

El líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, está más cerca que nunca de convertirse en el próximo presidente de Chile. Lo ha intentado y fracasado en dos ocasiones, aunque en la última se quedó a un paso de lograrlo. Era 2021 y perdió el balotaje contra el actual presidente Gabriel Boric.

En su entorno llegaron a pensar que alguna mano negra intervino a la hora del recuento para perjudicarle, pero nada se demostró y el candidato evitó hacer un escándalo.

Chile no es Estados Unidos, ni Brasil, es Chile. Tampoco Kast es Donald Trump ni se parece a Jair Bolsonaro, aunque compartan buena parte del programa ideológico.

José Antonio Kast encajó la derrota con deportividad, pero con dolor. El fracaso en política no tiene padre, pero en su caso asumió la paternidad de unos resultados que ahora confía en revertir. «A la tercera va la vencida», proclamó optimista en su cierre de campaña.

Las encuestas le colocaban como el favorito de la derecha en la primera vuelta, pero el repunte de Johannes Kaiser que ahora le pisa los talones, ha sacudido su estrategia. Aún así, la totalidad de los sondeos coinciden en que si pasa al balotaje será el triunfador indiscutible frente a Jeannette Jara, la exministra comunista de Gabriel Boric.

Kast evita temas comprometidos como mencionar la dictadura de Augusto Pinochet (1973-90), de la que ahora no habla, pero defendió a capa y espada hace cinco años.

Abogado de 59 años y diputado, -al que reprochan sus ausencias y escasa actividad en la Cámara-, insiste en que es un valor seguro en el que hay que confiar: «Hay que derrotar el miedo», repite en sus intervenciones.

Sabe que tiene ventaja con su colega la también abogada Jeanette Jara, dada su militancia comunista y la mediocre, por no hablar de pésima, gestión de Gabriel Boric.

Católico, padre de familia numerosa (tiene nueve hijos), amable en las formas y duro en el fondo, a José Antonio Kast le adjudican una campaña sucia contra Evelyn Matthei, víctima de un bombardeo de boots en las redes que aseguraban que padecía alzheimer o estaba senil.

Conservador y ex miembro de la UDI (Unión Demócrata Independiente) está en contra del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo. Optimista por naturaleza insiste: «Chile no está condenado al caos ni a la mediocridad, está destinado a la grandeza (...) No hablamos solo de ganar una elección, hablamos de recuperar nuestro país», proclamó en el cierre de campaña de Santiago.

En España su alter ego es Vox, formación a la que suele unirse y participar en los foros internacionales iberoamericanos. Su discurso es consistente y más calculado con las causas espinosas que en las elecciones de hace cuatro años porque busca pescar en el caladero de los nostálgicos de un Chile orgulloso, «Vamos a recuperar Chile» garantiza antes de recordar el actual paisaje del país: «Chile vive la peor crisis de las últimas décadas, una crisis de seguridad, económica y, sobre todo, social, que golpea cada día a miles de personas».

Kast aparece segundo en la mayoría de los sondeos, –como recoge Efe– pero en las últimas semanas habría perdido apoyos y estaría seguido muy de cerca, o incluso superado, por el libertario Johannes Kaiser. En política todo es posible, pero ese escenario no parece probable.

Esa sombra de la amenaza le ha forzado en los últimos días a matizar sus mensajes: «Somos nosotros y no otros los que tenemos la mejor opción para derrotar a esa izquierda [en alusión a Janet Jara] y llegar al poder el 11 de marzo», aseguró.

Kast garantiza que si llega al Palacio de la Moneda se centrará en lo importante, en las «urgencias» de Chile y formará un «Gobierno de emergencia nacional».

Como Kaiser, avisa que aplicará mano dura contra la inmigración ilegal y hasta anunció que expulsaría a 300.000 inmigrantes, una promesa difícil de cumplir y más si pretende, como dijo, que se paguen ellos la deportación. En materia económica propone un ambicioso recorte fiscal de 6.000 millones de dólares en 18 meses.

Para resumir cerró su campaña con este mensaje: «Queremos un país donde los delincuentes tengan miedo y los ciudadanos caminen tranquilos, un país donde la inmigración ilegal no tenga cabida». Miles de seguidores que agitaban banderas chilenas festejaban y le regalaban los oídos con un sueño que puede hacerse realidad:«Se siente, se siente, Kast presidente».

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