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Zoé Valdés
CrónicaZoé Valdés

Réquiem por Cuba: una tumba repleta de cadáveres

Los niños caen como moscas, asesinados por hambre y enfermedades; los ancianos quedan muertos sentados en las aceras, nadie se atreve ni a tocarlos por temor al contagio

Cubanos caminan por una calle durante un apagón general en La Habana el 14 de marzo de 2025

Cubanos caminan por una calle durante un apagón general en La HabanaAFP

No es un Estado fallido, Cuba dejó de ser un Estado hace mucho tiempo para convertirse con la complicidad de todos y ante los ojos del mundo en una de las peores tiranías comunistas.

Hace poco más de un año avisé de que Cuba agonizaba, moría; bien, han bastado pocos meses y una nueva presidencia en Estados Unidos, otras presidencias y movimientos conservadores en otras partes del mundo para asistir al crimen final segundo a segundo, sin que ninguno de estos nuevos proveedores de justicia, libertad y paz haga nada. Y Cuba sola no pudo.

Escribiré sobre la miseria, la desolación, que invade a mi país. Los niños caen como moscas, asesinados por hambre y enfermedades; los ancianos quedan muertos sentados en las aceras, nadie se atreve ni a tocarlos por temor al contagio. Cuba no existe más, es un hueco negro, una tumba repleta de cadáveres.

La isla cayó más bajo que Haití y que cualquier otro país donde la miseria hizo enormes estragos. Pero en Cuba no fue la miseria, aquí fue el comunismo y su miseria moral y real quien masacró a una isla entera. «El comunismo mata más que el cáncer», acertó Fernando Arrabal; porque «el comunismo es el cáncer de la humanidad», canta Frankie Marcos & Clouds en su Marcha Anticomunista.

Virus de laboratorio

Hablaremos de los virus, importados de las guerras en las que no debimos participar porque no eran nuestras, también de esos virus escapados del laboratorio mismo del comunismo creado por Fidel y Raúl Castro en el Instituto de Biotecnología («la ciudad del futuro», decían), y de sus cómplices: cubanos, chinos, rusos, y del resto del planeta, directa o indirectamente.

En los últimos años, Cuba ha enfrentado desafíos significativos por la presencia y diseminación de arbovirus, especialmente los virus del Chikungunya, Oropouche, Zika y Dengue. Estas enfermedades transmitidas por mosquitos han generado cero, ninguna preocupación, en el ámbito sanitario nacional e internacional.

Se ignoró su capacidad de provocar brotes epidémicos y el impacto en la salud pública, las complicaciones clínicas asociadas. La salud pública es inexistente en Cuba, la insalubridad campea, se ha adueñado de toda la isla: calles almacenan basureros, focos de infección (se pueden ver en los vídeos de YouTube). Cuba es el basurero mayor del mundo y de la historia.

El virus del Chikungunya es un arbovirus transmitido principalmente por los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus

El virus del Chikungunya es un arbovirus transmitido principalmente por los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. Se caracteriza por fiebre súbita, dolores articulares intensos, cefalea y, en algunos casos, erupciones cutáneas.

En Cuba, los primeros casos importados fueron reportados en la década pasada, lo que condujo tímidamente a la implementación de sistemas de vigilancia malamente reforzados para la detección temprana y el control vectorial. La transmisión autóctona se multiplicó, la constante movilidad de personas entre países del Caribe mantiene a la isla en estado de alerta.

Esa alerta es de boca para afuera. Los médicos prefieren largarse antes que protestar; se les entiende, prefieren Miami antes que la prisión de Agüica o cualquier otra prisión. Cuba es una isla que cuenta con más prisiones que playas, bañada por más sangre de presos políticos que por agua de mar.

El virus Oropouche

El virus Oropouche, menos conocido que los anteriores, es transmitido principalmente por mosquitos del género Culicoides y puede ocasionar cuadros de fiebre, dolor de cabeza, mialgias y meningitis viral benigna. Se han documentado brotes importantes en Cuba, la presencia de vectores competentes podrían favorecer la introducción y expansión de este virus en otras partes; ya arrasa en las cárceles donde mueren por decenas los presos políticos y los comunes.

Los enfermos se acumulan en los pasillos de insalubres clínicas y hospitales, los cadáveres se apilan y se les entierra en fosas comunes

Las autoridades sanitarias ni vigilan ni se les espera de cerca ni de lejos; la posible aparición de casos importados fortalecen el terror entre médicos capacitados –cada vez menos para enfrentar el horror–. No hay cama para tanto enfermo (diría la canción), ni ataúdes para tantos muertos. Los enfermos se acumulan en los pasillos de insalubres clínicas y hospitales, los cadáveres se apilan y se les entierra en fosas comunes.

El virus Zika

El virus Zika, también transmitido por Aedes, alcanzó notoriedad debido a su relación con malformaciones congénitas, especialmente la microcefalia en recién nacidos. No existe la vigilancia epidemiológica, las vacunas son mentiras como los medicamentos, no se permite detectar casos importados y algunos autóctonos porque se impide la publicación de cifras reales.

Se han impulsado campañas politizadas masivas de control del mosquito y una miserable educación comunitaria también politizada, en la que ya nadie cree. La amenaza persiste y se recrudece, especialmente en mujeres embarazadas y en niños, las malformaciones empiezan a notarse. La isla de los milagros convertida en la isla de los adefesios por culpa de una tiranía y sus cómplices.

El dengue

El dengue es, sin dudas, el arbovirus más frecuente y preocupante en Cuba. Con la circulación de los cuatro serotipos, el país ha experimentado brotes periódicos que ponen a prueba el sistema de salud, un sistema totalmente colapsado. El dengue puede presentarse en forma leve o evolucionar a dengue grave, con riesgo de hemorragias y shock paralizante. La vigilancia activa brilla por su ausencia, la participación comunitaria en la eliminación de criaderos y la respuesta rápida ante los casos dejaron de ser pilares fundamentales de la estrategia nacional, a nadie le importa.

Los responsables han adoptado la indiferencia, han renunciado a un enfoque integral del control de estos arbovirus, abandonaron la vigilancia epidemiológica, ningunearon el control vectorial, la educación sanitaria y la investigación científica. Ninguna colaboración intersectorial, cero involucramiento de la población, han agigantado la incidencia de estas enfermedades.

La resistencia de los mosquitos a los insecticidas, si es que de verdad son insecticidas y no agua con no sé qué constituyen otra barrera. La globalización de la mentira acerca de Cuba continúa generando muertes y destrozando el país, que no es más que nada baldía.

La presencia de los virus Chikungunya, Oropouche, Zika y Dengue en Cuba ha resultado en el fin de un proceso de vida natural. Lo único sobreviviente es una tiranía panzuda y corrupta, asesina, orgullosa de sus crímenes. La prevención, la detección temprana y la respuesta eficaz son esenciales para evitar brotes y minimizar el impacto en la población, aunque frente al comunismo todavía nadie ha curado la ceguera que provoca.

La cooperación internacional, la vigilancia científica y la participación ciudadana debieron haber sido fundamentales para enfrentar estos virus emergentes y reemergentes en la isla, pero para prevenir el comunismo y sus consecuencias no hay medidas que se puedan adoptar.

La traición de EE. UU. y MAGA

La traición de Estados Unidos, y de los políticos cubanoamericanos del Tea Party, de MAGA, y de lo que sea, o de lo «p’a lo que sea, Trump, p’a lo que sea», ha sido evidente en una conga cómplice. Les importa más cualquier otro país que Cuba.

Ni siquiera sé si les importa Estados Unidos y la tan cacareada paz mundial. Ahora el nuevo show se concentra en Premios Nobeles y en medallas entregadas al albur, sobre todo al último estafador escapado de la isla con la complicidad del régimen. Cuba murió, la mataron todos.

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