Juan Pablo II a lomos del infatigable Seat Panda papamóvil

Juan Pablo II a lomos del infatigable Seat Panda papamóvil

Nostalgia

El día que Seat fabricó un papamóvil para Juan Pablo II en cuestión de horas

Pocos recordarán que Seat tuvo el honor de fabricar por una vez el papamóvil del Papa en 1982, y lo hizo en un tiempo récord

Meses después del Mundial de España 82 el departamento de carrocerías de Seat recibió uno de los encargos más complicados y delicados que se recuerdan en la casa con sede en Martorell, Barcelona.
A falta de días para la visita Juan Pablo II a España la organización cayó en la cuenta de que el papamóvil que usaría su Santidad durante toda la estancia, un Range Rover, no cabía por la puerta de donde iban a celebrarse los dos mayores actos públicos del Pontífice; el estadio Camp Nou y el Bernabéu.

Una España convulsa

Por aquel entonces la situación era realmente tensa en España, salíamos de un golpe de estado en 23 de febrero, ETA atentaba con toda su crudeza y las circunstancias exigían las máximas precauciones para la seguridad del Sumo Pontífice Juan Pablo II.
Un año antes, en junio de 1981 el Papa Wojtyla había sufrido el famoso atentado que le dejaría muy tocado de salud y no le iba a permitir realizar grandes caminatas, por lo que debería llegar en vehículo al pie de sus actos.
El papamóvil oficial, realizado sobre un Range Rover, no cabía por la puerta del Bernabéu

El papamóvil oficial, realizado sobre un Range Rover, no cabía por la puerta del Bernabéu

Faltaban días para la cita cuando alguien desde el Vaticano llamó a la sede de la marca española en Martorell con un problema de difícil solución, necesitaban un papamóvil para poder entrar hasta la cocina de los dos estadios de fútbol. El inmenso Range Rover blindado no cabía por los accesos.
El departamento de I+D de la marca no se lo pensó dos veces, el modelo más versátil y adecuado de su gama para recibir al Pontífice era un humilde Seat Panda. Se trataba de un coche mecánicamente mucho más sensillo de transformar que otros modelos. Básicamente el objetivo era transformarlo en una especie de pick up con sujeciones.

Dicho y hecho

La transformación corrió del cargo del departamento de carrocerías, que también se encargó de pintarlo de blanco impoluto para la ocasión. El pequeño 'Pandita' cumplió con su cometido a la perfección, dejando a su santidad a los pies de la escalinata que le conducía hasta el púlpito. Los responsables de su desarrollo se permitiron el lujo de incluir dos soportes para que sobre el capo del coche ondearan banderines españoles y del Vaticano.
El modelo es hoy, 40 años después, una de las piezas más valiosas que tiene la marca dentro de la nave A-122 en Barcelona, un verdadero museo de la historia de la firma y con ello de España, en el que el Seat Panda papamóvil tiene un lugar de honor. Durante estos 40 años ha superado episodios muy delicados que podían haber acabado con él para siempre, como un incendio en la nave contigua en el que los operarios de la marca lo mantuvieron a salvo regando las paredes de la nave A-122 con una manguera.
Estado actual del Seat Panda Marbella de su Santidad

Estado actual del Seat Panda Marbella de su Santidad

Es cierto que el Panda no estaba blindado, ni mostraba el más mínimo elemento ornamental lujoso, pero fue el perfecto compañero de fatigas de Juan Pablo II durante sus traslados por la capital y la Ciudad Condal, donde lució orgulloso al embajador de Dios en la tierra.
En aquel entonces el Seat Panda tenía un motor de 40 caballos que no le permitía ‘alegrías’, y costaba unos humildes 2.800 euros de la época, unas 465.000 pesetas. Pero pocos coches en la tierra pueden estar tan orgullosos como este de haber cumplido con su cometido.
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