El Príncipe Guillermo, en el coche en el que fue a visitar a Kate Middleton y que ha sido objeto de críticas
Polémica
El coche del Príncipe Guillermo que ha indignado a los ingleses
El príncipe heredero ha vuelto a enfadar a los ingleses con un gesto que deja en segundo lugar a una de las joyas de la corona británicas en materia industrial
La Familia Real inglesa ha estado siempre unida al mundo del automóvil, tal y como reconocen los fabricantes, sus apariciones públicas a bordo de un determinado modelo eran motivo más que suficiente para que subieran las ventas de ese coche en concreto.
La Familia Real vende coches
La Reina Isabel II cuidó este detalle en extremo, hasta el punto de que no es fácil encontrar ninguna foto en la que aparezca con un coche que no sea británico... desde Jaguar hasta Land Rover, pasando por Bentley, MG o Aston Martin, siempre fue exquisita en estos detalles.
El cadáver de la Reina en un Mercedes, toda una afrenta
Eso sí, aún se recuerda la polémica vivida en el país cuando con motivo de su fallecimiento fue trasladada en un Mercedes fúnebre, una verdadera afrenta a la industria automovilística de un país que vive momentos de incertidumbre muy superada por otros mercados mundiales del sector.
Un desplante más
En este caso, la última polémica ha llegado de mano del Príncipe Guillermo, que recientemente se dejaba ver al volante de un espectacular coche eléctrico. El Príncipe de Gales iba seguido por su escolta, que en este caso sí iba en un Range Rover, una de las marcas preferidas de Isabel II.
El coche del Príncipe Guillermo
El inconveniente no ha sido que ese coche fuera eléctrico, sino que en los cuatro aros que luce en coche su frontal: el Príncipe de Gales y heredero al trono conducía un Audi E-Tron RS GT nuevecito.
El coche de la polémica en el que el príncipe Guillermo fue a visitar a Kate Middleton
Se trata de uno de los deportivos eléctricos más salvaje desarrollado por la firma alemana. Un coche que puede entregar hasta 645 caballos de potencia, lo que le permite pasar de 0 a 100 kilómetros/hora en solo 3,3 segundos, como un Ferrari, todo ello con una autonomía superior a los 470 kilómetros.
Un coche con un precio de unos 150.000 euros y con el que los británicos consideran que el heredero ha sido ‘infiel’ a la industria del automóvil local.
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