La noche es la hora en la que se producen la mayor parte de los atropellos

La noche es la hora en la que se producen la mayor parte de los atropellos

Accidente animales

Cuando ir a trabajar se convierte en un safari africano y tienes la mala suerte de atropellar un jabalí

La falta de una política cinegética racional y la mano de los ecologistas de despacho provocan que a diario se produzcan decenas de atropellos que ni el propio Félix Rodríguez de la Fuente podría evitar

Vivir en un pueblo a menos de una hora del trabajo es un privilegio que muy pocos se pueden permitir a día de hoy en las grandes ciudades. Atardeceres eternos, olor a monte de madrugada y el murmullo de los vencejos al amanecer en lugar del graznido del despertador de tu móvil… no hay comparación posible.
En el trayecto matinal hacia la oficina los autobuses escolares, los niños, sus madres y los atascos se sustituyen por la furgoneta del panadero que hace el reparto entre los pueblos de la zona, los vecinos madrugadores y la fauna y flora local que campa a sus anchas por el monte.

El peligro de los guarros

Algo que a veces se transforma en un peligro muy real para la seguridad vial, pues jabalíes, corzos y otras criaturas se muestran muy activos en primavera y tienen la malísima costumbre de cruzar las carreteras de madrugada en busca de su buffet favorito de setas y frutas silvestres.
Los jabalíes son los animales que más accidentes provocan

Los jabalíes son los animales que más accidentes provocan

A estas horas los verracos son habituales de los cubos de basura, guarros que no es difícil que ronden el centenar de kilos y acostumbran a lanzarse a la carretera sin mirar, un riesgo que provoca miles de accidentes cada año y al que ni la DGT, ni las aseguradoras, ni los propios conductores saben cómo hacer frente...

La prudencia no sirve

De acuerdo con datos del RACE sólo en 2022 hubo más de 36.000 accidentes en carretera provocados por animales, en su gran mayoría salvajes.
Más allá de la prudencia al volante, que se presupone cuando la noche es cerrada, el mayor aliado del conductor en estas circunstancias son las luces del coche.
Las marcas estudian las catastróficas consecuencias de atropellar un animal

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Pero los tocinos, así se les conoce en Guadalajara, suelen volverse invisibles ocultos en la maleza que se acumula a los lados de la carretera, desde donde se tiran a la calzada como alma que lleva el diablo en el momento menos pensado.

De repente, un extraño

Cuando la silueta pirenaica del lomo de un jabalí se dibuja un metro delante del coche iluminada por los faros, no existe manual de conducción que valga, el único consejo es agarrar el volante y tratar de frenar a fondo para reducir la violencia del impacto.
Aunque el instinto lo pida, no sirven de nada los volantazos que te pueden hacer perder el control y mandarte al carril contrario o a la cuneta, con unas consecuencias mucho peores.
Un Guardia Civil da paso a un grupo de jabalíes, no es ecología, es seguridad

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El golpe es seco, como atropellar una lavadora, y si tienes suerte el verraco saldrá despedido lateralmente a la cuneta. Pero si no es tu día de suerte puede que salga despedido hacia arriba y caiga sobre el capó o el parabrisas, que al ser laminado debería parar el impacto.

Como un elefante

De acuerdo con expertos, a 60 kilómetros por hora el choque contra un jabalí es equivalente a topar contra un elefante de cinco toneladas, así que es prioritario que el choque sea a la menor velocidad posible.
Los ecologistas de ciudad han convertido a los jabalíes en una especie 'mimada' que ha crecido tanto en número que se ve obligada a ‘patrullar’ ciudades y pueblos en busca de alimento, uno de los pocos animales sin depredadores, pues hasta los lobos les tienen respeto.
Así quedó un Audi A3 tras atropellar un grupo de jabalíes

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Tras el accidente, con el jabalí aún caliente en el suelo soltando pulgas y garrapatas, que son las primeras en abandonar un animal cuando muere, se abre una batalla legal con el dueño de la finca propietaria de la que salió el bicho para ver quién se hace cargo del siniestro, que en muchos caso debe asumir el dueño del coche.

¿Quién paga la fiesta?

En este caso se impone parar en un lugar seguro, nunca en la misma carretera si no está iluminada y hay arcén y llamar al 112 que se haga cargo de la situación para señalizar y recoger los restos del guarro de la carretera. Siempre con precaución, pues si el animal está herido puede atacar a las personas.
Frenar a muerte, la única forma de reducir daños... siempre que no venga nadie detrás

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De lo 35.000 siniestros por atropello de animales que se registran cada año en España la gran mayoría están relacionados con jabalíes o corzos, seguidos por perros y tejones a mucha distancia.

Atropellos

  • Jabalíes: 40 %
  • Corzos: 35 %
  • Tejones, zorros, linces...
Más allá del susto se abre una batalla legal para ver quién cubre los daños. En el caso del coche, desde 2014 el responsable es el conductor, que en este caso delegará en la póliza de seguros siempre que tenga cobertura cinegética.
Las señales que avisan de la presencia de animales cada vez son más habituales

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Posteriormente llegará el momento de denunciar al propietario de la finca desde la que salió el guarro en caso de que haya habido una cacería reciente, por lo que es muy importante determinar el lado de la carretera desde el que salió.
El responsable legal de la carretera (DGT o la comunidad autónoma si está transferida) debe ocuparse del vallado del terreno y de la señalización para evitar estos accidentes, por lo que también podría ser denunciado.

El paraíso de los atropellos

A día de hoy la SO-100 que conecta Soria con Berlanga de Duero es la carretera española en la que se registran mayor número de atropellos de animales. Todo ello pese al esfuerzo de la DGT por establecer señales de nueva generación que advierten de la presencia de animales y los ahuyenta con señales sonoras y luminosas, sin olvidar los pasos cinegéticos.
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