El agente de la Guardia Civil durante la inspección del vehículo
Sanciones
La Guardia Civil no da crédito de lo que encuentra en el maletero de un coche gallego: «No me levante la voz»
Registrar vehículos en carretera es una de las tareas cotidianas de la Guardia Civil, la mayor parte de los casos se trata de una tarea rutinaria que en ocasiones da sus frutos con un botín inesperado
La Guardia Civil lleva a cabo cada año en torno a siete millones de controles de carretera, muchos de ellos son aleatorios, pero otros muchos tienen lugar en zonas calientes en las que es probable que vayan a encontrarse con algún tipo de delito.
Es habitual, por ejemplo, que en la zona de Cádiz se busque material relacionado con el trapicheo de drogas, mientras que en Galicia cada vez son más normales los controles contra el 'furtiveo' de marisco, un producto caro y escaso una vez que llega a comercios y restaurantes.
El 'furtiveo' crece
En este caso, la Guardia Civil, es probable que se trate de una unidad rural, registra un coche con más de 30 años, en concreto un Rover 25, y descubre en su interior un cargamento de lo más llamativo.
La imagen del vehículo antes del control
Se trata de un vehículo en el que viajan tres mariscadores furtivos que llevan en el maletero del coche las capturas del día, los ocupantes viajan con varios capazos en los que descubren más de 50 kilos de erizos…
Un botín espectacular si tenemos en cuenta que en tienda pueden llegar a pagarse a 40 euros el kilo, aunque en el mercado negro los furtivos no reciben por ellos ni un cuarto de su valor.
Al mercado negro
En una inspección más minuciosa, la Guardia Civil descubre también que el cargamento incluye otros frutos del mar como varios pulpos, centollos e incluso percebes, todo capturado ilegalmente.
Una mariscada en toda regla que va subiendo de precio si tenemos en cuenta que el kilo de pulpo puede pagarse por encima de los 50 euros, mientras que el de percebe puede superar los 300 si es de calidad, mientras que las centollas gallegas se pagan en torno a los 50 euros el kilo.
En el maletero no faltaban los percebes y los centollos
El responsable del grupo es un viejo conocido de la Guardia Civil por 'furtiveo' al que acompaña su primo, que es el segundo de a bordo y un tercer acompañante más desconocido para las fuerzas de seguridad.
Los agentes abren una denuncia por marisqueo ilegal, lo que puede traducirse en una infracción grave o muy grave en función de lo que determine la autoridad. Hablamos de un delito que suele saldarse con multas de entre 60 y 12.000 euros e incluso con penas de prisión en caso de ser reincidentes.
En un momento dado del registro, los furtivos se vienen arriba, explicando a voces que se dedican a la actividad ilegalmente porque «no dan licencias», momento en el que el agente de la Guardia Civil se ve obligado a poner orden con un sonoro «no me levante la voz».
El responsable del grupo en un momento dado levanta la voz a la autoridad
Posteriormente, los furtivos reconocen a una periodista allí presente que posteriormente revenden la mercancía, con lo que consiguen unos beneficios en torno a los 50 euros para cada uno de ellos, aunque se niegan a revelar quién es el «comprador», dando a entender que podría ser conocido en la zona.